35: Las notas

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"Nuevo día, nueva víctima". Son las primeras palabras que se cruzan por mi mente al despertar. 

Me levanto de mi cama y busco la hojita donde están anotados los nombres y la información de los cinco bastardos. Ya están tres nombres tachados, el que sigue se llama Julio Molina, es policía, se divorció de su esposa hace 2 años, no tiene hijos y vive en un apartamento con su mejor amigo Max, que también es policía. Al parecer debo ser muy cuidadosa con este asesinato, el cual no será nada fácil.

Me coloco mis guantes y tomo varias hojas blancas y un marcador negro, que nunca he usado. Escribo con letras firmes pero extrañas, cosas como estas: "Vete de esta ciudad o morirás", "Te estoy vigilando", "Que placer sentiré al asesinarte", "Sé que vives sola", entre muchas cosas similares a esas. Doblo un poco las hojas y las coloco dentro de un maletín.

Luego de una larga ducha y de un rápido desayuno, subo a mi auto y conduzco en dirección a la estación de policías de la ciudad. Al entrar en la estación observo que este lugar está lleno de policías, pero no debo ponerme nerviosa, estos idiotas no saben nada con respecto a los asesinatos que he realizado.

-¡Buenos días! -Dice la voz de un hombre a mi espalda, volteo y veo que es un hombre bajo, un poco obeso y calvo... en pocas palabras, feo.

-Buenos días. -Contesto, sin mucho interés.

-¿Te puedo ayudar en algo?

-No, bueno sí. -Tomo un poco de aire y juego un poco con mis manos para fingir nervios. -Vengo por ayuda.

-¿Ayuda? -Pregunta y se ve confundido.

-Sí. -Miro a mi alrededor como si me fijara que nadie oyera nuestra conversación. -Tengo miedo...miedo de que me pueda pasar algo.

-¿Algo como qué, señorita?

-Me mudé hace un mes a este lugar y desde entonces he recibido notas anónimas, todas son amenazas.

-¿Trajo esas notas con usted?

-Sí. -Respondo y señalo mi maletín.

-Bien... entonces sígueme hasta mi oficina.

El señor bajito me dirige hacia una oficina en el primer piso. Antes de entrar leo que en la puerta dice: "Comisario". Eso quiere decir que él es el encargado de esta estación.

-Tome asiento. -Señala una silla que está de frente al escritorio. Él se sienta en otra silla al otro lado del escritorio. -Ya puedes mostrarme las notas.

Tomo asiento, saco las notas de mi maletín y las coloco sobre el escritorio. El comisario se coloca unos guantes de látex y va leyendo cada una de las notas.

-Vaya... -Exclama después de terminar -¿conoce de alguien que pueda estar enviando estas notas?

-No, señor. Como le dije, hace un mes me mudé a este lugar, las únicas personas con las que tengo trato son con personas muy cercanas a mí.

-En ese caso, tendríamos que iniciar una investigación de inmediato. -Toma el teléfono y llama a un tal Oficial Camero. En pocos minutos entra un joven a la oficina.

-A sus órdenes comisario. ¿Para qué soy bueno?

-Necesito que lleves estas notas al área de investigaciones, quiero que encuentren cualquier huella dactilar u otra cosa que nos sirva para encontrar al autor de estas notas. -Coloca las notas dentro de un sobre y se las entrega al joven. El chico toma el sobre y sale de la oficina. -En poco tiempo sabremos si hay algo que nos pueda ayudar a conseguir al autor.

-Gracias comisario. -Le brindo una ligera sonrisa -Me gustaría saber si puedo contar con el apoyo de alguno de los policías de esta estación, es decir, para que vigile mi casa mientras se hace la investigación.

-Bueno, sí puede. El problema es que a ninguno le gusta hacer ese tipo de trabajo.

-No se preocupe, le pagaré muy bien. Solo que quisiera escogerlo yo misma.

-En ese caso voy a revisar la lista de los oficiales que están desocupados y que vivan en la zona.

-Muy bien. -Hago una suave afirmación con mi cabeza.

-Por ahora necesito que llenes estos papeles con tu información personal. -Me pasa unos papeles y un lapicero.

Lleno los papeles y se los entrego al comisario, él les da unos vistazos y luego dice:

-Bien, señorita Wanda. -Guarda los papeles en un estante que está detrás de su asiento. Se pone de pie. -Acompáñeme, le presentaré a los oficiales que pueden servirle de vigilante hasta que se descubra quién la está acosando.

Me pongo de pie y lo sigo hasta el centro de la estación. Un oficial se acerca e intercambia algunas palabras con el comisario.

-¡Atención! -Dice el oficial, dirigiéndose a otros. -¡Formación! -Todos forman una fila delante de él.

-Puedes elegir al que quieras, ellos están de acuerdo con tu oferta. -Me susurra el comisario.

Camino lentamente observando a cada uno de los oficiales, pero me fijo de lo más importante, su nombre en la camisa. Al sexto que observo su rostro me parece familiar, y leo su nombre: J. Molina. Sigo observando a los oficiales, en total son 10. Al terminar me paro al lado del comisario y le digo en voz baja:

-Me parece que elegiré al sexto de ellos. Creo que se apellida Molina.

-Claro, él será entonces. Es un buen oficial, le aseguro que hará muy bien su trabajo.

-Bueno, desde mañana puede empezar, no se sabe cuando el acosador decida aparecer y no quiero que me vaya a pasar algo.

-Señorita, desde mañana el oficial Molina estará frente de su casa las 24 horas del día y no se asuste si decide seguirla, porque es su deber cuidarla.

-Okey. -Le brindo una sonrisa al comisario -Gracias por sus servicios, ahora me siento un poco más segura. Espero saber quién envía esas estúpidas notas.

-Estaremos en contacto con usted. Que tenga un buen día. -Me extiende su mano derecha.

-Gracias, igual para usted. -Le estrecho la mano.

Salgo de la estación de policías y conduzco hasta la cafetería del centro de la ciudad, quedé de verme allí con Bod. Al llegar a la cafetería, bajo de mi auto y entro al establecimiento. Bod se encuentra sentado en una de las mesas que están al lado de la ventana. Al verme me saluda alegremente con su mano. Camino hasta la mesa y él se pone de pie.

-Me alegra verte. -Dice y me planta un beso en los labios.

-A mí también me alegra verte. -Sonrío.


Disculpen si hay faltas ortográficas.
¡Gracias por leer!

La Venganza de Samantha ✅🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora