15: El beso verdadero

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Frente a mí, una hermosa pradera llena de innumerables rosas, en el medio de esta hay un pequeño estanque  en forma de corazón, el agua que hay en el estanque es cristalina. Es realmente lo más hermoso que he visto.

Aún no puedo creer lo que Bod está diciendo, así que vuelvo a preguntar:

-¿Mío? -Hago una pequeña pausa -No entiendo nada.

-Es simple... -Su voz es tenue -te estoy regalando todo esto. -Señala la pradera.

-¿Cómo puedes regalarme esta pradera? -Pregunto un poco confundida.

-Esta pradera la heredé de mi padre y ahora te la estoy regalando. -Dice tímidamente.

-Pues, no la quiero, -Mi voz es suave -no puedo aceptar este regalo.

-¿Por qué no? Sé que quizás sea muy apresurado y apenas llevo poco tiempo conociéndote, pero créeme que contigo desearía pasar el resto de mi vida. -Se oye muy sincero.

-Lo que creo es que estás confundido. Tal vez te estás equivocando conmigo. -Respondo fríamente.

-No creo estar equivocado. Tú me gustas mucho. -Hace una pausa y se acerca un poco más hacia mí -No me importa si tú no sientes nada por mí, yo quiero que esta hermosa pradera sea tuya.

-¿Y si luego conoces a la mujer con la que en realidad quieres pasar el resto de tu vida? O sea ¿No te vas a arrepentir de haberme regalado esta hermosa pradera a mí y no a ella?

-Jamás me arrepentiré de esto. -Mira al suelo -Lo que siento por ti, no creo sentirlo por nadie más. -Me mira nuevamente y noto que sus ojos brillan.

-Es mejor que me vaya, no dejaré que cometas este error.

Doy media vuelta y cuando me dispongo a caminar Bod me toma por el brazo, me jala con fuerza hacia él y planta sus labios sobre los míos, comienza a apretar mis labios suavemente. Me quedo paralizada por un momento, intento empujarlo pero él coloca su brazo detrás de mi cabeza, mientras que su otro brazo se posiciona sobre mi espalda. Me doy por vencida y me dejo llevar. Nos besamos por unos minutos, hasta que logro separarme de él.

-¿Por qué hiciste eso? -Le pregunto frunciendo el ceño.

-Tenía que hacerlo. -Se encoge de hombros -Te pido que me perdones. -Su voz es suplicante.

-Simplemente hagamos como que si esto nunca pasó. -Contesto con voz tenue.

-No me pidas que lo olvide, te estaría mintiendo si te digo que lo haré. -Introduce sus manos en los bolsillos de su pantalón.

-Por mi parte, si lo olvidaré. -No muestro ninguna expresión en mi rostro -Ya debo irme. -Doy media vuelta y camino en dirección a mi auto.

-No me daré por vencido. -Dice levantando su voz para que yo lo escuche -Seguiré insistiendo hasta que me des una oportunidad.

Subo a mi auto y volteo para verlo, está de pie en el mismo lugar observando la pradera. Me da un poco de lástima verlo así, sin haberle dicho que yo también siento algo por él y que ese beso jamás lo podré olvidar porque para mí es un beso verdadero, un beso que hizo que mi corazón saltara de emoción. ¿Cómo podría olvidar ese beso?

Enciendo mi auto y comienzo a conducir en dirección a la casa del abuelo. 

En el camino empiezo a recordar aquella pradera tan hermosa que Bod decidió regalarme y recuerdo el beso que nos dimos, algo tan especial, ¡algo tan magnífico! 

Por fin llego a casa del abuelo, luego de casi tres horas de recorrido. Bajo del auto y abro el maletero, saco las cosas que compré y me dirijo hasta la cueva. Será difícil concentrarme mientras que mi mente esté ocupada con pensamientos tontos con Bod.

"Debes concentrarte en la venganza" Me repito esto varias veces hasta que por fin libro mi mente de aquellos pensamientos, aunque estos siguen luchando por abarcar mi mente.

Busco una silla en la cocina y la coloco en el centro de la cueva, desato la soga y la coloco al lado de la silla. Arrastro la mesa y la acomodo a un metro de la silla, haciendo que quede enfrente de esta. Saco el martillo, los cinceles y la tenaza, acomodo los instrumentos en la mesa, todo en perfecto orden. 

Salgo de la cueva y antes de salir de la casa me aseguro de acomodar bien el frasco de cloroformo debajo de la mesita que está en la sala y coloco unas gasas sobre la mesita. 

Como todo ya preparado, salgo de la casa, me subo a mi auto y conduzco hasta mi casa.

Ya en mi casa tomo el teléfono y ordeno una pizza, el hambre me estaba matando. 

Luego de comer me doy una ducha y me acuesto en la cama. Empiezo a recordar nuevamente a Bod, una ligera sonrisa se dibuja en mi rostro, sin verme en el espejo sé que estoy ruborizada. 

Después de más de una hora de pensar, pensar y más pensar, logro quedarme completamente dormida.



Disculpen si hay faltas ortográficas.
¡Gracias por leer!

La Venganza de Samantha ✅🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora