CAPÍTULO 12 : TIN

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PEAT

Cuando regresé a casa la mañana siguiente mi madre se mostraba algo asustada. Los ojos marrones claros que tanto me gustaban tenían la angustia grabada en ellos. Al verme corrió lo más rápido que pudo y me abrazo con fuerza.

- ¿Dónde has estado? Tu padre estaba completamente loco.

- ¿Qué? – dije ante la sorpresa, separándome de ella para verla detenidamente, tratando de buscar algún golpe o rastro de cualquier tipo de maltrato. – ¿Te lastimó? ¡¿Qué fue lo que te hizo?! – grité aún más fuerte, logrando que mi madre se alejara de mi con mucho miedo.

- No me hizo nada ... ¿Por qué dices eso? Tu padre nunca me lastimaría.

No sabia que decir, solo me limite a agachar la cabeza con cobardía. No me atrevía a decirle a mi madre, quien en realidad era mi padre. No me atrevía a decirle que le había sido infiel innumerables veces con mujeres en bar , no me atrevía a decirle que era culpa suya que mi hermano huyera de casa , no me atrevía decirle de las estúpidas reglas con las que mi padre me había amenazado durante toda mi vida y sobre todo me atrevía a decirle que mi padre me había golpeado hace días atrás y que la noche anterior aquella acción había estado por repetirse y si no hubiera sido porque Tin se había humillado ante mi padre solo para protegerme , ahora mismo tendría el rostro magullado por el golpe.

- Solo lo pensé. Dijiste que estaba como un loco, así que pensé que... – tartamudeé con duda, deteniéndome en seco, cuando vi a mi padre salir de casa.

Traía un saco de cuero que le llegaba a los pies y cuando creí que se lanzaría sobre mi como un perro endemoniado, no lo hizo. En su lugar me abrazó con mucha fuerza, como si en realidad le importara, como si aún fuera el padre que yo había creído que era antes de volver a Tailandia. Antes de ver su verdadera cara.

- Esto lo hablaremos después – me susurró muy despacio al oído.

Sabía que no podía confiarme. Y más cuando fingió delante de mi madre, con un tono de voz de lo más preocupado.

- Pensé que algo malo te había ocurrido. ¿Dónde has estado toda la noche Peat? ¿Tu madre y yo no hemos podido dormir con el miedo de que huyeras de casa como lo hizo tu hermano? ¿Sabemos que no nos decepcionarías de esa manera, pero sabes cuantos peligros hay ahí afuera?

- No soy un niño. Se como cuidarme. – respondí a la defensiva.

Y acercándome a mi madre, tomé una de sus manos para acariciarla con mucho cariño y hablarle suavemente como siempre lo hacía.

- Siento mucho haberte preocupado Mamá, pero no soy un niño, ahora soy un hombre y si no paso la noche en casa, sabré exactamente como cuidarme. Aún así prometo llamar y avisarte cuando no vuelva. ¿Está bien?

Ella asintió sin preguntarme nada más. Algo que me pareció muy extraño, pero que comprendí cuando mi padre subió a su auto y desapareció del lugar.

- ¿Estas saliendo con alguien? ¿Pasaste la noche con ella?

Sonreí con pena, porque haber dormido en el hombro de Fort toda la noche, sentados en el sofá se podía considerar pasar la noche con alguien y yo lo había hecho con la persona que me gustaba. Y me gustaba demasiado.

- No me respondas, esa sonrisa me lo dice todo. – agregó mi madre mirándome con dulzura, una dulzura que nunca quería que desaparecía de su rostro.

**

Llamé miles de veces, pero Tin no contestó.

Cosa que llamó mucho mi atención y algo dentro de mi tuvo miedo, mucho miedo. ¿Sería mi padre capaz de dañar aún más a Tin? ¿Por qué había sido tan cobarde de dejarlo solo? Si algo en realidad le había pasado a Tin, nunca podría perdonármelo. No seria capaz de soportar el peso del remordimiento.

NUNCA DEJES DE SONREIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora