CAPÍTULO 15: NUESTROS SECRETOS

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FORT

Durante el primer mes, los oficiales no habían logrado dar con el paradero de P'Noeul. Y al igual que yo se encontraban bastante cansados, pero eso no había logrado que dejara de ir a la comisaria todos los días en busca de buenas noticias, sin éxito.

Yaya había logrado alegrar mi vida. Pasábamos gran parte del día juntos, solos, dentro de las paredes del que alguna vez fue mi hogar. Ahora se sentía más como un refugio donde pasar las noches frías, tristes y solitarias, pero acobijado.

La joven de cabello negro como la noche, solía reír todo el tiempo, mientras hablaba de su vida. Talvez por eso había logrado ganarse algo de mi confianza en tan poco tiempo. Solíamos hablar durante varias horas antes de irnos a dormir, sacando lo más privado de nuestros corazones. Solo podía ser yo mismo cuando lloraba por las noches sin miedo a que alguien me mirara con lastima.

Unos días ante por la noche le había confesado a Yaya que mi corazón no solo sufría por la partida de mi madre, sino que también debía de cargar con el dolor de perder a la persona que amaba.

Al principio se mostró muy sorprendida, pero después de escucharme hablar sobre mi historia con P'Noeul, me aclaró porque había estado tan confundida y me aseguró que siempre me apoyaría y juntos buscaríamos encontrar alguna pista sobre Noeul.

*Flash back*

Esa noche escuché la puerta de mi habitación abriéndose, para después observar como la silueta de Yaya se acercaba hasta el borde de mi cama.

- P'Fort ¿Estás bien?

Negué

Yaya buscó una de mis manos y la apretó con cariño.

- Todo está bien – susurró muy despacio. – estaré aquí hasta que te duermas. – agregó con la voz suave y amable, haciendo que recordara todas las veces que mi madre me abrazó de niño hasta quedarme dormido.

Luego suspiró un segundo antes de contarme gran parte de su vida.

- Cuando tenía cinco años mi madre murió supuestamente por una fiebre.

- ¿Qué? ¿Qué le sucedió? – susurré, sin moverme.

- No lo sé. Mi hermano nunca quiso decirme que era lo que en realidad pasó, pero estoy segura que mi padre mató a mi madre.

- ¿¡QUE!? ¿¡POR QUÉ CREES ESO!? – mencioné levantándome instantáneamente para apoyarme en el cabecero de la cama.

Observé como Yaya abría los ojos, para luego regalarme una sonrisa triste.

- Mi padre golpeaba a mi madre y a mi hermano cada vez que llegaba a casa. – Suspiró una vez más antes de continuar – Mi hermano creía que yo no lo recordaba porque era muy pequeña, por eso siempre me lo ocultó, pero lo que él no sabe es que yo lo sé todo. También se que no esta de viaje como me hacen creer P'Tin y mi hermano.

- ¿Tu hermano? ¿Entonces, dónde está?

- Esta en la cárcel.

- ¿Qué? – mencioné con sorpresa. – ¿Por qué crees que está en la cárcel?

Ella volvió a mirarme un segundo con tanto detenimiento que creí que estaba preguntando demasiado.

- Lo sé, porque vi cuando la policía se lo llevó. Aún recuerdo ese día como si fuera ayer. Estábamos almorzando cuando una llamaba de P'Tin, hizo que saliera de casa.

NUNCA DEJES DE SONREIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora