CAPÍTULO 6: UN CORAZÓN ROTO

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PEAT

Apenas había entrado en la habitación, corrí a detener el golpe que Fort. Sus ojos estaban inyectados por el enojo y mi padre los miraba fijamente con la intención de defender a su amigo.

- ¡Detente! – grité tratando de mostrar autoridad. No importaba cuanto mis piernas temblaran al ver tal situación, debía seguir aparentando poder ya que mi padre está ahí observándome como siempre.

Fort me miró con frustración, pero solo se detuvo cuando la voz suave y temblorosa de el joven cantante murmulló:

- No lo hagas Fort...

No me había fijado como el joven cantante se aferraba a las caderas de Fort, pero pude ser testigo de como el rostro de Fort se relajaba lentamente. No dijo nada, solo se libró de mi agarré y tomó de la mano del otro chico para salir de la habitación.

Grité.

- ¡¡Espera!!

Quería salir detrás suyo. Deseaba detenerlo.

Mis pies avanzaron dos pasos antes de detenerse bruscamente cuando mi padre gritó:

- Peat, ¡despídelos!

- ¡¡No voy a olvidar estos tratos!! ¡Como manejas a tus sucios empleados! – agregó el otro hombre con mucho enojo. Reclamándome entre gritos.

Dos días después ya no podía soportar un segundo más. Debía buscar la manera de que Fort me escuchara darle al menos una explicación, odiaba la sola idea de que él pensara que yo era igual o peor que mi padre.

Solo me importaba él. Solo me importaba como me veía ante sus ojos.

Me escabullí en secreto en la facultad donde Fort estudiaba. Las universidades tailandesas eran igual de grandes que la universidad extranjera donde yo había estudiado durante muchos años. Había un montón de jardines al lado de los pasillos y muchos estudiantes salían en parejas tomados de la mano.

Pregunté por Fort más de cinco veces, tratando de localizarlo entre tanta multitud estudiantil. Al principio había creído que encontrarlo sería fácil, pero al parecer casi nadie lo conocía. Durante una hora deambulé por el campus, hasta que vi un grupo de jóvenes hablando en circulo.

- ¿Disculpen, conocen a Fort Thitipong Sengngai?

Algunos de ellos negaron con la cabeza, mientras uno de ellos me miro con curiosidad, antes de mencionar:

- ¿Por qué lo busca?

- Lo conoces

- Si. Es amigo mío. – Mencionó mirándome con sospecha.

- Soy su jefe.

El joven abrió la boca y apenado agregó:

- Disculpe señor. Fort fue a ver a P'Noeul. Debe encontrase en la facultad de Artes liberales.

Le agradecí con una sonrisa y caminé hasta la facultad de Artes liberales. Recordé aquel nombre.

"Noeul"

Repetí el nombre mil veces en mi cabeza. Hasta darme cuenta de que ya había escuchado ese nombre mucho antes. El joven guitarrista era Noeul. Al parecer eran muy unidos, ya que la última vez solo había bastado unas palabras para que Fort se detuviera y saliera del bar sin mirar atrás.

Cuando iba llegando a la facultad, vi de lejos como Fort caminaba hacia atrás con una sonrisa en los labios. Se veía tan radiante como siempre se veía cada vez que sonría.

NUNCA DEJES DE SONREIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora