CAPITULO 30: ME GUSTAS

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FORT

La luz radiante que se infiltraba en mi habitación, me acarició, brindándome el calor que necesitaba. Después de haberme escapado como un auténtico patán, necesitaba sentirme cálido y acogido. Recordar la mirada en sus ojos aún me atormentaba y más cuando recordaba cómo había escapado de su departamento cuando Peat había intentado acercarse a mí después de nuestro beso.

No tenía la intención de lastimarlo, pero los nervios y la imagen que había creado de la escena por la que íbamos en camino habían logrado espantarme.

¿Qué es lo que había intentado hacer?

No podíamos hacer algo así sin antes prepararnos ...

Tal vez la lujuria estaba tomando posesión de mí y no me dejaba razonar con claridad...

Una batalla interna iba formándose dentro de mí cuando leí sus mensajes.

Peat:

"No vengas hoy" "Estaré ocupado"

Fort:

¿Qué sucede? ¿Estás enojado?... "Estaré esperándote en casa"

Incluso después de varias horas. No hubo respuesta.

No importaba cuantas horas esperé, porque tal y como me había dicho en el mensaje. Estaba ocupado. Pero eso no me impidió que me quedará esperando a que regresará.

No me importaba lo tarde que era para volver a casa o las llamadas constantes de Yaya y Tin, que en un principio ignore, para luego contestar arto de tantas insistencias.

— ¿Hola?

— ¿Dónde estás? ¿Por qué aún no regresas a casa? — cuestionó Tin algo preocupado.

— No regresaré a casa.

— Como que no. ¿Dónde piensas quedarte?

— Tengo demasiado trabajo, así que me quedaré en la oficina.

— ¿Está permitido? ¿Estás seguro de que puedes quedarte en la oficina?

— Claro. — respondí al instante, sin dudarlo.

— Esta bien. — mencionó. Aunque no parecía del todo convencido. — cuídate. Si sucede algo, no dudes en llamarme.

— Entiendo. Dile a Yaya que no volveré a casa y deséale las buenas noches por mí. — agregué, sabiendo que las cosas entre ellos eran cada vez peor. No sabia si era porque Yaya estaba en una etapa de su vida en la que no aceptaba un no como respuesta o porque aún tenía las esperanzas de que Tin correspondiera a su amor. Un amor que yo creía imposible, ya que después de vivir con ellos por mucho tiempo, podía comprender el amor de Tin hacia Yaya. Era un amor familiar, un amor de hermano que nunca se convertiría en un amor romántico.

— Ok. — susurró, colgando la llamada.

Tal vez no tenia el derecho de calificar el amor de Tin por Yaya. Tal vez estaba equivocado. No lo sabía, pero solo deseaba que Yaya fuera muy feliz y no sufriera por amor.

**

Unas horas después, el sonido de la puerta me despertó. Me levanté descalzo, corriendo hasta la puerta para ver a Win sangrando y con Peat en uno de sus brazos, mientras luchaba para que este caminará correctamente.

— ¿Qué sucedió? — mencioné, totalmente aterrorizado.

No respondió. Me hizo una seña y me lo entregó antes de caer de rodillas, para luego tocarse la cabeza y gemir de dolor.

NUNCA DEJES DE SONREIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora