YAYA
Dos días después de la noche en la que Khun Peat y Tin habían aparecido en casa de P'Fort. P'Peat apareció muy cerca de casa por uno de los callejones. Al verlo asomarse con mucho cuidado, sonreí.
Parecía un delincuente sospechoso, como si temiera ser descubierto.
Corrí hasta donde se encontraba, lo abracé por detrás de la cintura y sentí como daba un brinco debido al susto. Apenas se giró, dio un respiró muy grande y exhaló todo el aire que tenía en los pulmones, antes de relajarse.
— ¡Yaya! ¡Me asustaste! – exclamó algo asustado.
— ¿A quién estabas vigilando? – dije con una mirada picara y en tono de broma.
Negó con la cabeza, antes de contestar.
— No estoy vigilando a nadie, solo...
— ¿Entonces?
— Solo estoy escondiéndome de Tin. –
— ¿Por qué?
Me miró con duda, divisando con la mirada detrás mío y a nuestro alrededor.
— Quería visitarlos, pero Tin insiste en que no los viste por un tiempo.
— ¿Y porque no puedes visitarnos? – pregunté con duda y con una extraña tristeza al saber que Tin no vendría y que al parecer tampoco quería que P'Peat nos visitara.
P'Peat se mostró pensativo por un instante, tomó de mi mano y acomodó uno de los mechones de cabello que caían sobre mi rostro.
— No lo sé, pero al parecer quieren esclavizarme en el trabajo. – dijo sonriendo con ternura.
Sonreí una vez más, observando la ternura de su mirada y el brillo en sus ojos que podrían enamorar a cualquiera.
Si no estuviera enamorada de P'Tin, talvez podría enamorarme de P'Peat.
Si Tin fuera un poco más tierno, un poco más cariñoso ...
Después de unos minutos hablando de Tin, P'Peat preguntó por P'Fort. Sonreí. Podía ver los nervios y la timidez reflejada en su rostro.
— P'Fort estará aquí en una hora – dije mirando el reloj frente al sofá.
P'Peat asintió.
— ¿Quieres algo de cenar? – pregunté al verlo agachar la cabeza con un poco de tristeza.
Negó.
— No puedo quedarme a cenar. – menciono tomando su chaqueta, para salir de casa.
— ¿No puedes quedarte un poco más? – dije al instante, tratando de que se quedara un poco más. – Si esperas un poco, podrás ver a P'Fort. Estoy segura que el también quiere verte.
Creí que no lo haría, pero luego volvió a sentarse en el sofá.
Me moví por la cocina, cortando los vegetales que necesitaba para cocinar el curry que le gustaba a P'Fort, cuando de pronto P'Peat me hizo la pregunta mas extraña que pude escuchar. No porque me parecía tonta, sino porque sabía porque me hacía aquella pregunta.
— Yaya. ¿Te gusta Fort?
— Si. – dije, girándome para ver el rostro de P'Peat. Sabia lo que sus hermosos ojos transmitían, incluso cuando intentó sonreír. Sonreí al comprobar que no estaba equivocada. – Si me gusta, pero no como tú crees. – agregué.
— ¿Qué?
Dejé el cuchillo sobre la mesa del comedor y me acerqué hasta sentarme a su lado.
— Me gusta como un hermano. Y si hablamos de gustos, creo que serias tú quien me gusta.
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NUNCA DEJES DE SONREIR
FanfictionDos mejores amigos amándose en secreto por más de cinco años, con el miedo constante de sacar a flote sus sentimientos y romper lo único que los une. Su única e inigualable amistad. Un joven hombre llegando a su país, después de siete años estudian...