PEAT
Cuando estuve frente a la puerta de la mansión en la que vivía, un gran peso se posó sobre mis hombros. Respiré con fuerza y planté los pies muy bien en el piso antes de caminar hacia mi destino.
Tin se encontraba atado frente a la puerta de la oficina de mi padre, con los labios ensangrentados y los ojos rojos.
— ¡Tin! – dije corriendo hasta llegar a él, arrodillarme para poder mirarlo a los ojos. Me miró con mucho enojo en la mirada y esquivó cualquier toque mío, cuando intente tocar su rostro.
— Tin... – volví a mencionar con la voz entrecortada.
Sus ojos inyectados de sangre me miraron con más rabia, antes que las lágrimas acumuladas cayeran por su rostro.
— Tin ... vamos háblame—
— Eres como tu padre ... solo piensas en ti. ¡Me traicionaste! No – Negó. ¡Nos traicionaste!
— Tin.
Negó con la cabeza. Como si se negara a escucharme.
Una punzada de dolor estalló en mi pecho y me mordí los labios al verlo así. Delante mío.
— ¡Tú me traicionaste ... fuiste tú, Tin! – dije con dolor, levantándome y alejándome de su lado.
Negó.
Negó varias veces.
— Win tenía razón ... al final me dejarías después de usarme. Yo incluso era capaz de dar mi vida por usted, pero dejo a Yaya. Dejo a Yaya en manos de su padre y eso no puedo perdonárselo.
— Tin...
Mi voz se entrecorto y mis ojos se llenaron de lágrimas.
Negué. Aunque cada palabra me había dolido.
— ¿Dónde está Yaya?
— Pregúntaselo a su padre.
Me giré, le di un último vistazo y entré en la oficina.
Un batallón de hombres se presentó ante mí, cubriendo a mi padre.
— ¡Estoy aquí! Los quiero a todos fuera. Esto es algo que debemos resolver entre nosotros. ¿No lo crees, PADRE? – Mencioné enfatizando el "padre" con mofa.
Escuché su risa entre la multitud.
Y una sola palabra suya fue suficiente para que sus hombres formaran dos filas y salieran de la habitación. Logrando así centrar mi visión en mi padre junto al gran escritorio.
— ¿Dónde está la joven que secuestraste?
— Aquí – dijo girando la silla y mostrándome a Yaya amarrada y totalmente inconsciente.
— ¿Qué es lo que quieres? ¡¿PORQUE SIGUES HACIENDO ESTO?! –Grité. Mostrando mi frustración.
¿Qué era lo que en realidad quería?
Muchas preguntas invadieron mi cerebro y me fue imposible seguir caminando.
— ¡¿Qué le hiciste?!
Volví a preguntar entre gritos, pero no obtuve respuesta. Él solo me observó con una media sonrisa y jugo con un palo de billar en las manos.
— ¡Déjala ir ahora! ¡Estoy aquí! Es conmigo con quien tienes que resolver estos problemas.
— ¿Quién es ella para ti? ¿Por qué te importa tanto?
Esta vez iba a ser más fuerte. Así que caminé a pasos seguros hasta estar frente suyo, con solo el escritorio interponiéndose entre nosotros antes de hacer mis propias preguntas.
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NUNCA DEJES DE SONREIR
FanfictionDos mejores amigos amándose en secreto por más de cinco años, con el miedo constante de sacar a flote sus sentimientos y romper lo único que los une. Su única e inigualable amistad. Un joven hombre llegando a su país, después de siete años estudian...