CAPITULO 44: CAÍDA LIBRE

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BOSS

Mis ojos se iluminaron cuando vi a un joven delgado sobre el escenario. Su cuerpo logró que mis ojos no se despegaran de él, mientras se balanceaba al sonido de la música. Su sensualidad me cegó por un momento y su piel pálida brilló ante las luces rojas del bar.

Una gran cantidad de hombres y mujeres gritaban con billetes en manos, intentando acercarse lo más cerca posible, depositando así grandes cantidades de billetes dentro de su ropa sensual y un tanto reveladora.

Era tan sensual, con un aura misteriosa poco particular.

Me moví entre las personas, con poco éxito. El bar se encontraba repleto y llegar hasta los escalones por donde bajaba, fue imposible. Lo busqué con la mirada por varios minutos, pero cuando quise darme por vencido, lo vi correr en dirección hacia la salida. Me moví entre la multitud, tratando de alcanzarlo y cuando por fin lo logré, terminamos chocándonos. Logrando que lo tomará en mis brazos para evitar que cayera de espaldas sobre el piso.

Me sentía tímido como nunca antes me había sentido. Algo que no era común en mí y que causo que tontamente solo pudiera mencionar lo que más me había impresionado a parte de su inigualable belleza.

— Tu show fue genial.

El joven me miró con algo de timidez, me agradeció y salió del bar. Agaché la cabeza algo decepcionado, pero cuando vi el teléfono en el piso, sonreí, lo tomé y corrí en busca de aquella hermosura. Fue ahí donde le dije mi nombre y cuando me dijo el suyo, caí en cuenta de que había logrado mi objetivo, sin ni un solo esfuerzo.

Después verlo bailar por semanas y hablar con él poco a poco durante varios días, empecé a enamorarme de su ternura y sencillez. Me sentía como un cuerpo cayendo con mayor velocidad a cada segundo y todo debido a la atracción de su gravedad. Estaba en caída libre y solo por él.

¿Así se sentía el amor?

Esa era una de las preguntas que constantemente me había hecho durante tantos años y nunca había encontrado la respuesta.

Noeul había logrado envolverme en sus labios. La adición que sentía cada vez que lo besaba me estaba consumiendo. Era inexplicable como un joven tímido y algo evasivo me había confesado sus sentimientos. Y yo por un instante creí estar soñando.

Eran tantos los sentimientos dentro de mí que después de casi cuatro meses de conocernos le ofrecí que fuera mi musa.

"MI MUSA"

Obviamente algo que no podía decir tan a la ligera y más porque para un pintor como yo eso era imposible. Una musa era lo más importante en la vida de un pintor. Era su inspiración, el motivo del porque sus pinceles necesitaban colorear y sobre todo la parte esencial de sus mejores memorias. Eran una exposición completa. Una obra de arte. Una fantasía hecha realidad.

Al principio me sentí algo decepcionado cuando se negó, pero al recibir un mensaje donde aceptaba ser pintado por mí, hizo que mi corazón revoloteara.

Lo esperé por varias horas fuera de mi departamento y cuando llegó cubierto de sudor sonreí. Lo primero que escuché fue una disculpa y cuando entramos a la pequeña habitación donde me encantaba pintar, lo vi correr de un lugar a otro observando las pinturas ya terminadas.

— Wauuww ¡hay muchas! ¿Cuantas más piensas pintar?

— No lo sé — aclaré acomodando el lienzo en uno de los soportes que tenia junto a la mesita con pinceles, trapos y pinturas.

— ¿Que se supone que debo hacer? — dijo con algo de timidez.

— ¿Trajiste el traje que te pedí?

NUNCA DEJES DE SONREIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora