CAPÍTULO 13: ¿QUIÉN ERES?

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FORT

- ¿Quién eres tú? ¿Por qué dijiste que te mandaron para cuidar de mí? ¿Por qué estas mintiendo?

Ella solo sonrió. Causándome miedo.

- No estoy mintiendo. Yo, solo dije que alguien me mando aquí, pero jamás dije que fuera este hombre guapo, alto y con clase.

- ¿Entonces quién te mando?

- P'Tin – aclaró.

- ¿Tin? – preguntó Khun Peat con un extraño brillo en los ojos.

Ella asintió. Girándose para mirar a Peat frente a frente.

- ¿Dónde está ahora?, la última vez que hablamos me dijo que necesitaba de mi ayuda.

- ¿Quién eres tú? ¿De dónde conoces a Tin? – le cuestionó Peat, como si no le creyera nada de lo que le estuviera diciendo.

- Nos hemos conocido toda una vida. P'Tin era el mejor amigo de mi hermano. – aclaró.

- ¿Cuándo te pidió que vinieras aquí?

- Antes de ayer. Al principio no pensé en venir a Bangkok, pero lo he extrañado mucho y además creo de ser de mucha ayuda.

Peat la miró con sospecha.

Algo no cuadraba y todo eso porque aquella jovencita estaba apenas estaba iniciando sus veinte, no más que eso.

- ¿Qué puedes hacer?

- Todo. Puedo ser desde una enfermera personal, hasta la ama de casa soñada.

Peat volvió fijar su mirada sobre ella y yo pegué la mía sobre él. No se veía del todo cómodo y su rostro intentaba disimular su desagrado.

- No necesito a nadie – mencioné, poco convencido de que me estuvieran escuchando.

Ambos se giraron a verme. Odiaba esa mirada en sus ojos. Había alguna mirada extraña en la Joven cada vez que me miraba, por lo que me di cuenta de que parecía estar al tanto de todo lo que me había sucedido, mientras que la mirada de Peat era un tanto más distinto. Era como si me martillara por dentro, como si quisiera penetrar cada parte de mi ser y eso me incomodaba.

- No necesito a nadie. Quiero estar a solas. – Mencioné. Dando media vuelta hacia mi habitación.

Peat corrió hasta estar a solo medio metro delante de mí. Impidiendo que me encerrara en la habitación.

- ¿Has comido?

- Estoy bien. No tienes que preocuparte por mí, Khun.

- Te pregunté si comiste ¿has comido? – insistió.

Cualquier alimento en este momento solo me causaba náuseas.

- No tengo hambre. — volví a mencionar, con la esperanza de que por fin me dejara en paz.

Pero no lo hizo. Khun Peat me siguió hasta la habitación y apoyo una de sus manos en el marco de la puerta.

- Al menos debes de comer alguna fruta o beber algo – mencionó con la preocupación evidente en su tono de voz.

- Gracias, pero ...

- Aún no he comido nada, ¿Podríamos comer juntos?, tengo mucha hambre— agregó, cuando me disponía a negarme una vez más.

Lo vi agachar la mirada. Este hombre no era el mismo hombre que yo había conocido en el bar la primera vez, mucho menos era el mismo hombre que me detuvo cuando quise golpear a uno de esos hombres con dinero y poder que tocó a P'Noeul, este hombre se veía indefenso, triste y sobre todo extrañamente cansado.

NUNCA DEJES DE SONREIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora