NOEUL
Me acosté sobre la cama, Pensando en todo lo que había estado ocurriendo últimamente. Mi corazón ya no podía ocultar mis sentimientos; mi cuerpo ya no podía esconder lo mucho que quería acercarse a tocar el cuerpo de Fort y mis ojos ya no podían mentir más. Lo amaba más que a nada, pero no podía decirle mis sentimientos.
Primero: La mamá de Fort me consideraba un hijo más en su familia.
Segundo: Me acogieron en su casa cuando quede huérfano.
Tercero: Ambos éramos dos chicos ¿Pueden dos hombres amarse? ¿Cuán decepcionada estaría la madre de Fort si se enterara de esto?
Sobre todo ¿Fort sentía lo mismo? ¿O solo me veía como un hermano mayor?
Lo pensé muchas veces, pero solo podía recordar cómo me miró esta noche en el bar.
Mis manos habían estado sujetando la guitarra con fuerza, mientras movía mi cabeza al compás de la música y cantaba una canción que sacaba a flote mis sentimientos. Él se detuvo a verme, con una sonrisa brillante, logrando que mi corazón se acelerará, tanto qué podría jurar que, si no estaría preso en mi cuerpo, talvez hubiera salido para acomodarse en sus manos. Y eso no había sido todo, porque apoyé mi cabeza en uno de sus hombros mientras volvíamos a casa en el transporte público.
Luché por dormir.
Un sonido suave se escuchó en mi puerta, seguido de una voz.
- ¿P', estas durmiendo? ¿Puedes escucharme?
Me levanté descalzo, caminando lentamente para no hacer ningún sonido y abrir la puerta.
- ¿Qué haces aquí? – dije apenas lo vi. – Es muy tarde. Agregué mirándolo a los ojos , porque incluso ahora mis manos temblaban con la duda de querer tomar las suyas.
- No puedo dormir – susurró. — ¿Quieres ver las estrellas?
Me negué, meneando la cabeza y abrazándome los brazos.
- Hoy está haciendo mucho frio. – aclaré, al ver la decepción en sus ojos. – ¿Quieres entrar?
Fort alzó la mirada con sorpresa.
- Bueno ... podemos conversar hasta que tengas sueño – dije algo avergonzado.
Fui yo quien le había sugerido entrar en mi habitación. No es que nunca haya entrado en mi habitación, porque cuando éramos pequeños y yo aún vivía con mi madre, lo invité incontables veces a quedarse a dormir en mi casa. Ahora todo era diferente. Desde que comencé a vivir con su familia, nunca más Fort había entrado en mi habitación. Talvez porque ahora yo tenía sentimientos de por medio.
- ¿Puedo quedarme a dormir contigo?
- Ummm ¿Qué? – pregunté.
No es que no haya escuchado su pregunta, pero creí haber escuchado mal. Tartamudeé por un segundo, antes de que Fort volviera a hacerme la misma pregunta.
- ¿Puedo quedarme a dormir contigo, P'?
Me mordí los labios. Agaché la cabeza y aunque la razón trató de luchar con mi corazón, fui lo suficientemente impulsivo para aceptar e invitarlo a ingresar una vez más.
Fort entró a pasos lentos, antes de lanzarse sobre mi cama y hundir la cara sobre la almohada.
- Umm, el aroma de tu shampoo se quedó en la almohada. ¡Esta almohada, huele a ti! – dijo Fort abrazando mi almohada y oliéndola repetidas veces.
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NUNCA DEJES DE SONREIR
FanfictionDos mejores amigos amándose en secreto por más de cinco años, con el miedo constante de sacar a flote sus sentimientos y romper lo único que los une. Su única e inigualable amistad. Un joven hombre llegando a su país, después de siete años estudian...