CAPÍTULO 7: UNA PROMESA

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NOEUL

- ¡Fort!

Lo regañe.

No importaba cuanto tiempo habíamos pasado juntos en el pasado, porque ahora se habían convertido en momentos únicos y especiales.

Fort no había dejado de abrazarme todo el tiempo y constantemente tenía miedo de que su madre pudiera vernos.

- Noeul. Mi niño – dijo la madre de Fort, acercándose a mí para darme un fuerte abrazo en forma de consuelo.

El aniversario número cinco de la muerte de mi madre, había llegado y con eso también una hermosa sorpresa. Fort y su madre habían armado un gran altar con la foto de mi madre y muchas ofrendas.

Fort me sonrió varias veces en secreto. Su sonrisa no era la misma de siempre el día de hoy, había una tristeza camuflada en ella. No quería verme triste y miserable ante sus ojos, pero no podía dejar de recordar la mirada triste de mi madre antes de dejarme completamente solo. Aunque al principio no había sido fácil seguir con mi vida, esta familia me había dado todo lo que necesitaba. Fort y yo trabajábamos muy duro para estudiar en la universidad y la madre de Fort trabajaba vendiendo ropa en las calles de la ciudad.

En solo un mes más por fin nos graduaríamos. Buscaríamos un buen trabajo y nos prepararíamos para hablar con la madre de Fort. Estaba decidido a ser sincero con su madre y estaba seguro de todas mis decisiones.

No podía olvidar las palabras de mi maestra la última vez que habíamos hablado, pero tampoco había podido olvidar la promesa que le hice a Fort meses atrás.

Dejar la beca y no ir al extranjero era la mejor decisión que había tomado.

Estar con Fort era lo único que quería y si hacerlo me iba costar, estaba listo para trabajar duro.

- ¿Noeul?

Dejé de mirar mi teléfono para alzar la vista y encontrarme con un hombre de mediana edad, frente mío.

- Disculpe. — respondí con cautela.

- ¿Eres Nuttarat Tangwai?

Me hice a un lado, rodeándolo para seguir con mi camino. ¿Quién era ese hombre?

El hombre volvió a interponerse en mi camino y decidí enfrentarlo.

- ¿No sé quién es usted? ¿Por qué conoce mi nombre? – pregunté al ver como el hombre se detenía a verme con cautela. Mirando de un lugar a otro para luego volver a mirarme.

- Noeul...

*

*

Cuando llegué a casa vi a Fort frente a la puerta, jugando con sus pies, apoyado en la pared y con la mirada en sus zapatos. Me acerqué a pasos lentos, tratando de hacer el menor ruido posible.

- ¿Qué haces? – mencioné cerca de sus oídos.

Fort volteó al instante, jalándome de la cintura, para darme un abrazo y esconder su rostro en mi cuello.

- Estaba esperándote. Sentía que me moría. Es tan aburrido, triste y desolado cuando no estás aquí conmigo.

Fort podía ser la persona más exagerada que conocería en toda mi vida. Pero sabía que cada una de sus palabras eran dichas con mucha sinceridad.

- Te extrañe mucho. – agregó.

Sonreí. Fort podía ser un niño cuando quería.

- También te extrañe. Exactamente unas cinco horas con veinte minutos y treinta segundos – dije mirando mi reloj de pulsera.

NUNCA DEJES DE SONREIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora