CAPITULO 43: TÚ ERES

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NOEUL

De nada servía llorar. Fort parecía haberse vuelto inmune a mis lágrimas. Como cada mañana fui a buscarlo, llamé a su puerta por varios minutos, pero nadie contesto. Al igual que todos los días, solo dejé una nota bajo la puerta y me fui.

"Puedes pensar que no estoy siendo racional, pero si pensaras un poco en cómo me siento, talvez lo comprenderías"

No voy a presionarte, pero te demostraré que estoy listo para luchar...

Bailé entre una multitud de hombres y mujeres que se acercaban hasta el escenario para tocar mis manos u otra parte de mi cuerpo mientras depositaban billetes de dinero en compensación. Aunque este era el primer show que abría como uno de los nuevos bailarines, sabía muy bien el limite de lo que podía permitir.

Unirme a un bar gay había sido la salida más fácil que había encontrado después de pensarlo muchas veces.

Ahh!!! Waaa!

"Aplausos"

Lo único que podía ver era gente gritando, aplaudiendo y bebiendo mientras bailaban u otras se besaban con gran pasión. El traje rojo en mi cuerpo se sentía cada más caliente cuando al acabar la presentación, el sudor recorrió mi frente. Bajé a pasos lentos por los escalones directo al camerino, para luego cambiarme de ropa y meter el dinero en uno de mis bolsillos, busqué el servicio higiénico. Los grandes espejos permitieron que me observara nuevamente. Aun habían quedado rastros del maquillaje que quité con agua del lavamanos.

Un hombre se para al lado mío, se lavó las manos y me observó a través del espejo. Su mirada penetrante, llena de lujuria me causó un escalofrió que, recorrió mi cuerpo, erizando mi piel. Salí a pasos acelerados de ahí. Aunque quisiera negarlo, este lugar aun me daba miedo.

— Hey, mira por dónde caminas — mencionó un hombre cuando choque con el mientras huía.

— Lo siento

No sé cuántas veces mencioné las mismas palabras tras chocar con casi todo el mundo. No podía creer que fueran tantas personas las que se encontraba dentro del bar sin ahogarse. En el escenario todo se veía tan diferente, ya que aquí abajo, apenas y se podía caminar.

A solo unos metros por fin pude ver la puerta de la salida. Un golpe más hizo que casi cayera al piso y todos pasaran sobre mí. Pero unos brazos me sostuvieron de la cintura.

— ¿Estas bien? — dijo aquel joven mientras me miraba. — TÚ... eres

— Lo siento, disculpé — agregué. Soltándome de su agarre, para mirarlo correctamente desde unos pasos lejos de él.

— Eres el bailarín de hace un momento ¿Verdad? Tu Show fue genial. — agregó tocándose la parte superior del cuello.

Sonreí con timidez.

— Gracias. — mencioné para seguir con mi camino.

Cuando estuve fuera del bar, el aire pareció volver a invadir mis pulmones. El viento corrió con fuerza y tirité en busca de calor. Rebusqué entre mis pertenencias, entre los bolsillos y maldije al darme cuenta que había perdido el celular.

"maldita sea"

— ¡Espera! ¡Espera!

Unos gritos llamaron mi atención. El joven desconocido con quien había chocado hace apenas unos minutos, corría en mi dirección.

— ¡Tu teléfono! ¡Tu teléfono! – gritó varias veces.

Me acerqué hasta él. Lo vi respirar con dificultad y esperé a que su respiración se calmara, antes de hablar.

NUNCA DEJES DE SONREIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora