CAPITULO 23: ADIÓS

62 11 6
                                    

PEAT

Al llegar a la casa de Fort; acosté a Yaya en su habitación, para luego reunirme con ellos en la sala, donde se encontraban sentados con un extraño gesto en la cara. Podía adivinar lo que habían estado hablando en mi ausencia, pero Fort fue completamente directo al preguntar por lo que deseaba saber.

— ¿Qué le paso a Yaya? ¿Por qué estaba en casa de tu padre?

Agaché la cabeza porque no sabía por dónde debía comenzar y aunque quisiera explicar la situación, ni yo mismo entendía las acciones de mi padre.

— Todo es debido a mí. En realidad, es culpa mía. Mi familia es difícil de comprender, mi padre es difícil de manejar y en realidad todo este tiempo he estado haciendo cosas a escondidas de él.

No sé cómo explicarte todo lo que ha estado sucediendo, porque ni yo mismo comprendo porque mi padre esta tan obsesionado con que mi hermano y yo sigamos sus ordenes al pie de la letra.

Cuando llegué a Tailandia, pensé que mi vida seria mucho mejor al estar con mi familia, pero en realidad creo que era mucho más feliz en Italia. Allí podía tener todos los amigos que quisiera e ir donde yo quisiera sin que dos o tres guardaespaldas estén detrás mío para informarle a mi padre cada mínimo detalle de mi vida. No tengo en quien confiar en casa. Por eso, no me arrepiento de haberlos conocido, pero me arrepiento por ponerlos en peligro.

— Eso no hubiera sucedido si no hubieras hecho nada a mis espaldas. ¡Nos traicionaste! – dijo Tin interrumpiéndome.

Me giré para verlo, con los puños apretados y el corazón adolorido.

— ¡Fuiste tú, quien me traicionó!

— ¡¿Qué?!

— Te escuché. Escuché tus tratos con mi padre. — dije muy alto para ver como suspiraba y sonreía con decepción.

— Ya entiendo. Para ti soy solo un simple empleado en quien no puedes confiar. Fui tonto. Creí que confiabas en mí, por eso traté de protegerte ... traté de protegerte incluso con mi propia vida. Nunca te traicioné, solo negocié con tu padre, pero todo fue para protegerte.

— ¡Como ibas a protegerme! ¿Como?

— P'Peat, cálmate. – intervino Fort, al escucharnos pelear. — Debemos dejar que Tin aclaré este malentendido.

Asentí. Volviendo a agachar la cabeza, tratando de reprimir mis lágrimas.

— Cuando empecé a trabajar con su padre, fui testigo de muchas cosas. Y se que usted no sabe absolutamente nada de su familia, de su padre y mucho menos de sus negocios.

— ¿Qué estas tratando de decir Tin?

— Yo solo quería que usted tuviera una viva normal. Sabia lo mucho que usted quería su libertad, por eso intenté que su padre dejara que usted saliera de casa conmigo como su guardaespaldas. Pero a cambio yo debía informarle a donde iba y con quien iba a encontrarse. ¿Usted cree que yo le diría algo sobre Yaya o Khun Fort?

En realidad, no pensaba hacerlo.

— ¿Qué es lo que sabes sobre mi padre?

— No puedo decírselo. Mi vida correría peligro y ahora no puedo arriesgar mi vida por usted. Ahora debo de proteger a Yaya. Su padre no descansara hasta destruirla.

— Tin...

Tin negó. Negándose a escucharme.

— Ahora entiendo todo. Terminemos con esto. – mencioné afligido.

NUNCA DEJES DE SONREIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora