FORT
Aún tenía la extraña sensación de estar volando en un globo aerostático que subía más y más, hasta dejarme sin respiración. La noche fue inmensamente larga y los rayos del sol cuando por fin amaneció, parecían más intensos que el día anterior.
Me senté con frustración, dejando mis pesados pies sobre la alfombra. Evitando levantarme, porque estaba seguro que en momento en que lo hiciera, caería sobre el suelo.
— ¿P'Fort? — escuché la voz de Yaya muy bajito. Como si evitará molestar, aunque ya la había visto rondando por varios minutos frente a mi puerta.
— Si.
— ¿Irás a trabajar hoy? —
— No. Me tomaré el día libre. — respondí con sinceridad. No deseaba darle explicaciones, aunque estaba seguro de que ya lo había deducido la noche anterior, al ver que P'Noeul se iba, cuando llegó a casa.
— Entonces... — dudó. — P'...- P'Fort...— volvió a dudar.
— ¿Qué sucede? ¿Hay algo que quieres decirme? No te preocupes, puedes preguntarme lo que ...
— No es eso— me cortó. — Hay alguien esperándote en la sala.
Escuchar aquello aceleró mi corazón e inevitablemente la imagen de P'Peat y la de P'Noeul recorrieron por mi cabeza.
¿Qué debía hacer ahora?
— Dile que estaré ahí en unos minutos.
— Está bien — agregó Yaya, antes de irse.
Ver a P'Noeul sentado sobre el sofá, trajo recuerdos del pasado que creí haber borrado de mi mente por completo. Su rostro no mostraba su habitual sonrisa angelical, ahora solo había un hombre mucho más maduro, con los ojos tristes y algo anhelantes al verme frente a él.
No importaba todo lo que me había preparado para poder enfrentarlo. Porque cuando intentó tomar de una de mis manos, no pude alejarme.
— ¿Por qué estás aquí? — pregunté como si no supiera la respuesta.
Al principio no respondió, solo me observó con pequeñas lágrimas formándose en sus ojos.
— Estoy aquí por ti. Y... — dudó, observando de un lado a otro, como si contemplara este lugar. — Y estoy aquí, porque esta también es mi casa. No lo recuerdas. Te prometí que viviríamos aquí... "juntos".
No sabia como responder y mucho menos cómo reaccionar ante sus palabras. Una parte de mí no quería lastimarlo y la otra, solo pensaba en P'Peat y todo lo que habíamos vivido juntos.
Desvié la mirada, encontrándome con Yaya y Tin frente a la puerta de la cocina con unas bandejas en las manos, mientras nos miraban estáticos sin moverse y mucho menos hablar.
— Lo sentimos. No queríamos escuchar su conversación — dijo Tin, dejando la bandeja de Yaya sobre la mesa, antes de tomar de su mano y salir de casa.
Suspiré con dificultad.
— P'Noeul, creo que ya habíamos hablado de esto. Ayer fui... — comenté.
Para luego moverme nervioso cuando me interrumpió y caminó por la sala, mirando lentamente cada cuadro que adornaba la pared.
— Este no estaba aquí cuando me fui. ¿Quién lo puso ahí? ¿Lo compraste tú? Por qué en verdad no creo que sea el tipo de cuadro que te llame la atención.
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NUNCA DEJES DE SONREIR
أدب الهواةDos mejores amigos amándose en secreto por más de cinco años, con el miedo constante de sacar a flote sus sentimientos y romper lo único que los une. Su única e inigualable amistad. Un joven hombre llegando a su país, después de siete años estudian...