CAPITULO 32: UN ÚLTIMO REGALO

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PEAT

Apenas mi padre había llegado a la puerta de salida de emergencias, cuando Win apareció, con un hilo de sangre recorriendo su rostro, desde la cabeza hasta la parte baja de la barbilla. Agachó la cabeza, se inclinó ante mi padre y cuando levantó la mirada, la dirigió hacia la camilla en donde me encontraba. Lo observé con algo de alivio, antes de intentar levantarme de la cama y correr hacia él, cuando mi padre le lanzó una bofetada que hizo que sus labios sangraran y sus mejillas se pintaran de rojo.

— ¡Detente, Papá! — grité desde donde me encontraba. Mientras el hombre que mi padre había dejado a mi lado apenas hace unos minutos, intentaba mantenerme sobre la camilla.

Win me observó de reojo. Dijo algo en voz baja y ante la mirada del personal del hospital, los pacientes e incluso los familiares de estos. Win se arrodillo frente a mi padre.

¿Por qué estaba sucediendo esto?

Ver a Win humillándose delante de mi padre, me recordaba a quien alguna vez aceptó todo con tal de protegerme. Al igual que Tin lo había hecho en el pasado, Win parecía dejar todo, solo para protegerme.

Mi padre volvió a abofetearlo, descargando su ira y advirtiéndole que esta sería la última vez que le pasaría este error por alto.

Win asintió.

Me quité al guardia de mi padre de encima y caminé con un poco de dificultad. Cuando Win alzó la mirada y me observó, corrió hasta llegar a mí y tomó de uno de mis brazos para ayudarme a regresar de vuelta a la cama.

Mi padre solo nos observó con la misma expresión en cara con la que siempre desaprobaba las cosas y haciéndole una señal al guardia que aún estaba parado al lado de mi cama se marchó, seguido de aquel hombre detrás suyo.

— ¿Dónde estabas? ¿Estás herido? Estaba muy preocupado por ti. — dije sin para en ningún momento de hablar, evitando que me respondiera, antes de que continuar: — Doctor! ¡Doctor!

— Khun, detente. Estoy bien — dijo Win tomando de mis brazos, para evitar que siguiera llamando al médico de turno.

— pero...

— Pero nada. Hay cosas más importantes de las que debemos hablar. — Habló con la voz dura.

Callé. No podía seguir contradiciéndolo, incluso cuando no podía concentrarme en nada de lo que me estuviera diciendo, porque solo veía el rastro de sangre sobre su rostro y eso me desesperaba.

— Los documentos muestran muchas pruebas que hemos estado buscando. Khun ...

— ¿Qué? — dije volviendo a la realidad y prestando atención a sus últimas palabras.

— Los robé mientras estabas aquí.

— ¿Cómo?

— Señor, porque no me dijo que su hermano esta de regreso en Tailandia.

— No lo sabía. Acabo de encontrarme con él. No hablamos mucho. Solo me trajo al hospital y desapareció.

Win desvió la mirada, se mordió los labios y luego suspiró un segundo, antes de volver a mirarme.

— Eso significa, que su hermano esta huyendo otra vez.

Asentí.

— Entonces debe de saber también que esto podría ser el fin para mi hermano, ¿verdad?

Volví a asentir. Con la culpa calándome hasta los huesos.

La última vez que habíamos hablado de su hermano, había prometido ir a buscarlo. Pero con mi hermano corriendo peligro en Tailandia me era imposible pensar en volar hasta Norte América en busca de White.

NUNCA DEJES DE SONREIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora