47. Vainilla y pino

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Jung Kook ha terminado la jornada de prácticas en el hospital y está de camino a casa. Hoy tiene que ir a boxeo y necesita ir a buscar sus cosas para entrenar. Mientras camina por las calles a paso ligero, siente como el aire fresco le golpea en la cara. El otoño ya empieza a hacer de las suyas.

Tarda un poco en llegar a casa, pero en cuanto llega, siente el fuerte olor a bosque en toda la casa. No ve a Ho Seok en el salón por lo que supone que estará en la habitación. Efectivamente, siente como algo se le estruja en el pecho cuando lo ve durmiendo. Todo su ser parece estar en paz. No se resiste a dejar en sus labios un beso, pero en cuanto se va a levantar de la cama un brazo le abraza por la cintura, arrastrándolo a la cama de nuevo. Jung Kook se carcajea.

—¿A dónde te crees que vas? —gruñe Ho Seok aún más dormido que despierto.

—Me tengo que ir a boxeo, —le responde Jung Kook, pero Ho Seok se limita a gruñir en respuesta. El omega se ríe con más ganas—. Puedes seguir durmiendo, no te preocupes.

El alfa ha tenido turno de noche, por lo que lleva durmiendo toda la mañana, pero entiende que si tiene sueño, puede continuar durmiendo.

—No quiero dormir, quiero que te quedes conmigo, —continúa Ho Seok somnoliento.

—Mi alfa caprichoso, —dice Jung Kook acomodándose en la cama—. No puedo faltar al entreno, es el primer día que voy después del celo. Llevo ya mucho sin ir.

—¿Es seguro que vayas? —pregunta abriendo los ojos con dificultad.

—Sí, además, que con el inhibidor de olor no hay ningún problema, —explica Jung Kook—, en el hospital no he tenido ningún problema.

—No es lo mismo, —suspira Ho Seok.

Y es cierto, que no es igual el trabajo en el hospital que el estar entrenando sudando sin parar. Como sea, Ho Seok tampoco le va a retener en contra de su voluntad, por lo que le acaba soltando para que vaya a recoger sus cosas.

—¿Por qué no vienes conmigo? —pregunta Jung Kook repentinamente. Ho Seok se le queda mirando desconcertado. ¿Es buena idea? La verdad es que Jung Kook no se siente muy seguro pero algo en él ha hecho que le proponga ese plan.

—¿Estás seguro? —pregunta Ho Seok sin salir de su perplejidad.

—¿Por qué no lo estaría? —continúa Jung Kook, en el fondo no lo está, pero tampoco sabe por qué no está seguro del todo.

—El gimnasio es como tu lugar... —deja en el aire la frase pues no sabe como terminarla.

—Bueno, no pasa nada, porque vengas un día no se va a morir nadie, —dice Jung Kook razonando su propuesta—. Además así sabes como es el sitio y conoces a los entrenadores, seguro que te caen bien.

—No sé yo... —dice Ho Seok más para sus adentros que para el omega.

—¿Cuánto falta para que Yoon Gi termine las clases? —pregunta Jung Kook ahora. Puestos a que le acompañe uno, ¿por qué no los dos?

—¿De verdad que tú estás seguro de lo que estás diciendo? —Ho Seok no entiende nada.

Ante la respuesta segura de Jung Kook, decide irse a la ducha mientras él se dispone a recoger sus cosas para el gimnasio. Ninguno de los dos está seguro de esto, pero hay algo en ellos que les grita: adelante con ello. ¿Querrá Yoon Gi acompañarlos? Porque han dado por hecho que va a querer ir, pero ¿y si no? Bueno, si no quiere le dejan en casa y listo.

Los nervios en Jung Kook comienzan a aflorar que da gusto. No tarda Ho Seok en aparecer en la habitación con una toalla envuelta en la cintura, esto no ayuda nada a que el omega se tranquilice.

☘️TARDE DE OTOÑO☘️ -SOPEKOOK-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora