3. Vainilla y lavanda

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Jung Kook se levanta con más ánimos que el día anterior, la comida de Seok Jin hyung y dormir con el olor de Ho Seok es lo mejor para recuperar fuerzas. La mañana parece hacerse menos pesada, lo cual agradece. En el descanso hoy está sólo con Ji Min, no coinciden con Tae Hyung los martes y Ji Min le habla de algo que no le hace especial ilusión.

—¿Ya sabes dónde vas a hacer las prácticas? —pregunta Ji Min haciendo que el otro bufe para sus adentros.

—Me da igual, que me envíen a donde sea, no me voy a poner exquisito, lo único que quiero es terminar con esto, —responde seguro Jung Kook.

—¿Te piensas tirar toda la vida haciendo tatuajes o qué? —objeta Ji Min haciendo que el otro resople.

—Pues mira, no lo sé, pero ahora mismo es lo único que tengo claro en mi vida, —se limita a responder Jung Kook.

Ji Min es consciente de que su amigo tiene la cabeza echa un lío, no es algo de ahora, sino de hace mucho más tiempo, pero ha debido pasar algo que le hace estar más disperso, aunque él no se dé cuenta.

—Luego hablamos más tranquilamente, —dice Ji Min haciendo que Jung Kook asienta.

El resto de las clases pasan igual que las anteriores, ya les empiezan a avisar de los exámenes, Jung Kook se siente frustrado, entre los exámenes, las prácticas... Se agobia con todo lo que se le viene, realmente necesita esa conversación con Ji Min, sobre todo para tratar un punto, uno con el que no sabe qué hacer.

Cuando termina, se pone de camino a sus clases de pintura, lo maravilloso de estas clases es que le relajan como pocas cosas en el mundo, quizás por encima de esto sólo esté Ho Seok. Sabe que esto es lo que le gusta de verdad, y si no se metió a bellas artes es por esa estupidez de que para ser tatuador tienes que estar licenciado en medicina.

A diferencia de cuando está en la universidad, estas clases se pasan sin que se dé cuenta, antes de sentir que las ha disfrutado ya llegan a su fin, es por este motivo que después suele ir a boxeo, así termina con la frustración que le produce no poderle dedicar más tiempo. Aunque hoy no hay boxeo que valga, hoy toca poner su cabeza un poco en orden y sabe que Ji Min es la mejor persona para hacerlo.

Cuando sale, el chico ya le está esperando, se saludan con un abrazo, Jung Kook no se corta en respirar profundo, Ji Min se ríe, pero a Jung Kook le da igual, oler su aroma a lavanda le gusta mucho. Jung Kook y los olores.

—Me alegro de que estés aquí ya, —dice Jung Kook animado a pesar de los nervios por la conversación que deben tener.

—No quería hacerte esperar, —dice con una sonrisa—. ¿A dónde quieres ir?

—Pues... Me gustaría ir al centro comercial que queda aquí cerca, quiero tener un detalle con Ho Seok y Yoon Gi hyung después de lo que tuvieron que aguantar este fin de semana, —dice haciendo una mueca.

—Pues vamos, miramos un par de tiendas y luego hablamos mientras tomamos algo, ¿qué te parece? —le anima su amigo, Jung Kook sonríe inevitablemente y asiente.

Tienen un paseo hasta el centro comercial, pero van hablando de cosas de clase, Jung Kook aún no se ve con ánimos de atajar ningún tema de conversación sobre su situación.

Una vez llegan miran en algunas tiendas, pero tampoco saben qué buscan, entonces Jung Kook ve algo en un escaparate que llama su atención.

—Eso parece suave... —susurra Jung Kook más para sí mismo que para su amigo.

—Eh... ¿sí? —dice Ji Min sin entender muy bien qué le pasa a su amigo mientras mira el jersey que lleva puesto el maniquí.

—Pasemos a mirarlo, —dice muy seguro, Ji Min no sabe qué mosca le ha picado.

☘️TARDE DE OTOÑO☘️ -SOPEKOOK-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora