15. Vainilla, bosque y café

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Yoon Gi empieza a revolverse en la cama, ¿qué hora es? Se siente completamente desubicado ahora mismo. Además de que tiene la nariz inundada en vainilla, apenas ve un poco por el clareo del cielo oscuro, aún no ha amanecido, ¿qué hora es? No lo sabe, no tiene el móvil cerca para poderlo mirar, qué desastre. Intenta que sus ojos se acostumbren a la falta de luz hasta que puede distinguir bultos en la habitación. Se queda un ratito más abrazado a Jung Kook mientras empieza a pensar en todo lo ocurrido ayer. No puede parecerle todo más irreal porque es imposible, repasa cada instante mientras los primeros rayos del sol empiezan a entrar por la ventana. Yoon Gi ve ahí la espalda de Jung Kook con detenimiento. Se fija en el tatuaje del gato con el girasol, ya está completamente curado, es precioso... Sin pensárselo mucho lleva sus labios a la piel del pequeño dejando pequeños besos sobre él con cuidado de no despertarle.

Decide ir a darse una ducha y con cuidado se levanta de la cama y sale de la habitación. Se va al baño y deja que el agua de la ducha limpie los restos del encuentro más maravilloso que ha podido vivir. Quiere pensarlo todo fríamente, pero no puede. No sabe como su vida ha cobrado forma de una manera tan perfecta, como un rompecabezas resuelto, ni siquiera sabe en que momento empezó a sentir algo por Jung Kook. De hecho... no cree sentir nada diferente hacia él, ¿es que siempre le ha atraído? ¿Siempre le ha gustado? Sus sentimientos por Ho Seok siempre los ha tenido tan claros... ¿Es posible que todo esto esté relacionado con el estar predestinado o algo de eso?

—Olvídate Yoon Gi, —se dice a sí mismo centrándose en la ducha otra vez—, esas cosas no son para ti.

En la habitación de Ho Seok, Jung Kook se despierta con su querido alfa entre sus brazo, se voltea un poco y se da cuenta de que no tiene a su gatito dormido en su espalda, un pequeño puchero se instala en sus labios y se le pasa en cuando Ho Seok se revuelve en la cama abrazándole con fuerza.

—Buenos días, —susurra Jung Kook dejando un beso en el hombro del otro.

—Más que buenos, —le corrige Ho Seok, buscando sus labios para dejar un beso en ellos.

Los corazones de ambos vibran con ese beso matutino. ¿Será que a partir de ahora va a ser así siempre? Bueno, al menos cuando Jung Kook se quede a dormir con ellos.

—¿Y Yoon Gi? —pregunta Ho Seok mirando por encima del pequeño.

—No sé, cuando me desperté ya no estaba aquí, —explica Jung Kook sacando un suspira del alfa.

—¿Cómo estás? —pregunta ignorando todo lo demás por un instante.

Jung Kook intenta hacer un chequeo rápido en especial de su culo, pero parece estar bien, cuando se sienta cree sentir una molestia, pero nada importante.

—Perfectamente, —confirma con una sonrisa.

—¿Seguro? —quiere asegurarse acordándose del quejido de anoche.

—Sí... —responde dándole otro beso mientras se recuesta sobre su pecho.

—Vale, —acepta Ho Seok mientras le acaricia el pelo.

Se quedan en silencio disfrutando del aroma ajeno, dejando correr los frames de lo vivido.

—Quiero devolverle a Yoon Gi hyung lo de anoche, —dice repentinamente Jung Kook acordándose de como el mayor les estuvo guiando en todo momento.

—Yo también... —coincide Ho Seok prefiriendo no imaginarse nada de todo lo que le gustaría hacerle.

—Me pregunto cómo lo hará Yoon Gi hyung... —comenta Jung Kook mirando al infinito.

—¿Cómo hará el qué? —En el fondo no está seguro de querer saber en qué está pensando.

—El mayor porcentaje de desgarros y fisuras anales en hombres beta es por mantener relaciones sexuales con alfas, —explica el pequeño provocando que Ho Seok se quiera meter en un agujero—. Hyung nunca ha tenido pinta de ir con el culo roto.

☘️TARDE DE OTOÑO☘️ -SOPEKOOK-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora