Capítulo 24

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- Vaya, realmente no sé que decirte - Dije sincero.
- Lo que piensas realmente, Lisa y tú parecen tener total libertad, y digo, crecieron con unos papás que no se dejan llevar por lo que un señor que cree saberlo todo dice -.
- Realmente me alegra que hayas salido de ahí, jamás te habría conocido de lo contrario y no estaría tan de buenas cada día que pasa -.

Ella dejó salir un risita.

- No me quiero imaginar que tanto has tenido que reprimir, pero en serio admiro que no te hayas quedado con esas ideas cuando te has dado cuenta de que el mundo es más de lo que una persona pueda decir, así que espero que no dejes de ser esa mujer que no teme a experimentar y disfrutar como le de la gana -.

Tome sus manos entre las mías.

- Además, me encanta saber que soy yo con quién te has abierto de tal manera que me aceptarías en ese trio que tu cabecita imagina - Mencioné divertido y coqueto.
- ¿Entonces ya me dirás qué el, acepto su propuesta, de la pelirroja, no es más que invento tuyo? - Inquirió.

Sus manos se pasearon por mi pecho mientras ella se pegaba más a mí.

- ¿Siempre supiste que fue invento mío? - Reí.
- No, al inicio creí que hablabas en serio, pero cuando me di cuenta de tu mirada de incredulidad cuando dije que sí supe que de ninguna manera ella había aceptado, parece que me odia, seguro me arranca el cabello cuando te vea entrar en mí -.

Tan alejada de la realidad no está, Hana no quiere un trio, y menos con ___ involucrada.

- Bueno, debo admitir que seguramente eso es lo que pasaría en el acto, pero yo te habría defendido, aunque después de lo que ví me queda claro que no necesitas quien te defienda - Aseguré.
- Vaya, el efecto Christopher Vélez deja mucho deseo en las mujeres -.
- Me gusta ser sincero desde el inicio, cuando no lo entienden y mezclan sentimientos ya no es culpa mía pero aún así asumo que soy yo quien debe alejarse para darles paz -.
- Que fácil es para ustedes los hombres hablar - Dijo poniendo los ojos en blanco - Yo no soy de enamorarme del chico que conocí en una fiesta y me comí esa misma noche o las que sean, pero soy muy consciente de que a veces, aunque sepamos que no podemos mezclar sentimientos, las cosas pasan, uno no elige de quién va a enamorarse, no es como elegir el tipo de zapatos que vas a comprar o la ropa que vas a usar, porque al final uno es quien dice ésto sí y ésto no, en el corazón no hay reglas, y lamento en serio que la pelirroja haya tenido que comprender que no eres el hombre de su vida -.
- Te juro que yo sé que no es fácil, debo confesar que eres la única mujer que conozco que a pesar de los días que pasamos juntos cogiendo como conejos, no me ha dicho que ya se imagina una vida conmigo, por eso me gusta estar contigo, porque sé que no vas a hablarme de matrimonio o el nombre de los niños, y sé que a Hana le duele lo que está pasando, por eso voy a alejarme, pero tampoco puedo detener mi vida por ella - Le expliqué.
- No voy a decir lo contrario porque tienes razón, no puedes detener tu vida, y hasta que tú encuentres a esa mujer que te haga ser hombre de una sola chica, y yo encuentre a ese hombre con el que quiera hablar de hijos, hasta ese entonces tú y yo podemos estar juntos porque no vamos a hablar de sentimientos, no vamos a arruinar ésto tan jodidamente delicioso por amor - Mencionó.
- Ya me lo has dicho muñeca, y yo te lo reitero, en este punto de mi vida estoy dispuesto a cualquier cosa con tal de no pasar el resto de mis días amargado por no aprovechar lo que puedo hacer en mi juventud, así que, tómame como quieras, porque sin lugar a dudas seré ese sacrificio sexual que te va a llevar muy lejos hasta que sea posible - Afirmé.

(...)

Llegamos a casa con el propósito de irnos directo a la cama, sin embargo un nuevo regalo estaba esperando en la puerta.
Una caja y un ramo de flores, ___ y yo nos miramos pero sin más entramos con las cosas en mano, tuve que ayudarla ya que no iba a poder con ambas cosas.

- Otra vez - Dijo confundida, tomó la nota y comenzó a leerla en voz alta - Llegaste, se acabó la larga espera, llegaste cuando no creía en nada, vas haciéndome sentir mejor, haces que me entregue con cada latido y no quiera un segundo sin estar contigo, haces que te quiera más de lo que ya te quiero -.

Se mordió el labio inferior en cuanto terminó de leer la tarjeta, la guardó en el pequeño sobre y la dejo de lado.

- Ya ni siquiera me acordaba del primero que habían enviado, estuve bien hasta que llegó uno nuevo - Puso los ojos en blanco y se acercó a la caja para abrirla.

De repente sacó una pequeña cajita de madera que abrió y entonces una melodía comenzó a sonar aunado a una pequeña bailarina que giraba lentamente con elegancia.

- ¿Quién demonios eres? - Pregunto más para sí misma mirando la bailarina.
- Los regalos son lindos - Fue lo único que atiné a decir.
- Claro que lo son, muy lindos, pero no lo que quiero recibir, no así -.

Ella giró y me miró a los ojos.

- No quiero un admirador secreto - Dijo segura.
- ¿Te sientes incómoda? -.
- Sí, muy incómoda, es que aunque fuera alguien que conozco, nadie me gusta para decirte que me siento super contenta como para hacerme ilusiones y sentirme lo máximo por estos detalles tan bonitos, que obviamente aprecio, pero que no puedo disfrutar porque no sé quién es el responsable, podría ser más fácil decirle que no a un extraño, pero no a alguien con el que quizá ya convivo mucho tiempo -.

|Sacrificio Sexual| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora