Capítulo 27

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- Vaya, en verdad eres una mujer muy valiente, estoy seguro de que muy poca gente es capaz de salir al mundo real como tú lo hiciste - Le reconocí con total honestidad.
- No lo dudes, tenía amigas que pensaban igual que yo pero que jamás se atrevieron a dejarlo ver, sus papás no me querían cerca porque decían que era un muy mal ejemplo, cuando se enteraron de que me había ido, te juro que fui el tema de conversación de todo el mundo ahí, casi casi le daban el pésame a mis papás como si yo me hubiera muerto - Puso los ojos en blanco y después frunció el ceño mientras negaba con la cabeza.

De verdad no entiendo cómo es que existe gente como esa.

- Mientras tú gozas de las maravillas de este mundo, ellos se esclavizan, quizá por eso no tienen más remedio que hablar de una bonita ojiazul que sí supo luchar y defender lo que quería - Dije.

___ me miró risueña.

- Yo lo único que quiero es no volver ahí jamás, es que entras a la zona y te juro es como si se tratara de una película, se siente una vibra tan pesada porque debes ser y actuar como ellos lo dicen, vestir y dirigirte a los demás según su jerarquía, da miedo estar ahí -
- Te creo, en serio lo hago, pero ¿Te digo una cosa? - Mencioné.
- Claro -.
- Estoy completamente agradecido con el universo porque tus papás hicieron bien a la única princesa que gracias al cielo no pudieron retener, me alegra tanto que seas tan inteligente y tan tú para crecer y no dejar que nadie te detenga, muñeca, mi respeto entero es para ti - Le dije con sinceridad.

Ese brillo, esa alegría volvió a su rostro, esa es la ___ que yo prefiero ver.

- Gracias Chris, en serio es muy lindo lo que dices, no había hablado de ésto mas que con Lisa y agradezco demasiado lo que dices, a veces necesito quién me recuerde que no estoy mal por alejarme y buscar algo mejor para mí - Admitió.
- Jamás va a estar mal querer ser mejor y salir de un ambiente donde solo te dañan, así que sigue estando orgullosa de ti porque cualquiera que supiera lo que pasaste, te diría lo mismo - Aseguré.
- ¿Ahora entiendes por qué mi cabeza está llena de deseos muy variados? - Preguntó divertida.
- Oye muñeca, pero es que viendo esa carita nadie se lo imagina, eres muy impresionante - Confesé.
- Solo actúo como una persona libre que sabe lo que quiere, y ahora mismo quiero - Su frase no pudo ser terminada ya que el timbre fue tocado, nos miramos confundidos unos minutos - ¿Esperas a alguien? - Preguntó.
- No, para nada, ¿Tú? - Cuestione.
- Tampoco, veamos quién es -.

Ella se puso de pie y camino hacia la puerta conmigo detrás, cuando abrió estoy seguro de que sintió la necesidad de cerrar otra vez.

- ¿___ Rivera? - Preguntó el chico que traía flores y una caja de chocolates en sus manos.
- Sí, soy yo - Aceptó entre dientes.
- ¿Puede regalarme una firma por favor? -.

Escuché como soltó un suspiro y sin más lo hizo.

- Aquí tiene, disfrútelo -.
- Claro, gracias -.

Tomó las cosas y cerró la puerta una vez que el chico se fue.
Me miró con el ceño fruncido y se dirigió a la mesa para poder dejar las cosas ahí.

- Tan dulce y bella como el aroma de estas flores, quiero verte, sentirte y olerte hasta que tu aroma no salga jamás de mi mente, te pienso y solo deseo que las horas pasen para tenerte de frente, pronto lo lograré - Leyó con pesadez pues su semblante no dejaba ver esa emoción que uno espera ver en las chicas con detalles como este - No, ésto no puede seguir así, deben parar de enviar estas cosas -.

Se tomó el puente de la nariz y negó con la cabeza.

- Da miedo, puede ser cualquiera diciendo estas cosas tan intensas, es que ni siquiera hay una persona que pueda decirte, estoy saliendo con él o me gusta o ya me dio una pista de que puede ser él -.

Definitivamente se está fastidiando, que un extraño te envié algo que no quieres claro que molesta a cualquiera.

- ¿Quieres qué pongamos un alto a ésto? - Pregunté.
- Sí claro, es lo que más deseo - Se apresuró a decir - ¿Pero cómo lo haremos? No sé nada del tipo -.
- Bueno, ¿Ya te diste cuenta de que las flores vienen de la misma florería? - Mencioné señalándole la tarjeta con la marca de la florería detrás.
- Tienes razón, ¿Y qué pasa con eso? - Me miró confundida.
- Supongo que quién viene a dejarlas las recoge ahí, así que podemos mandar un mensaje de vuelta, para que la próxima vez que el sujeto quiera enviar algo, reciba el contundente no de tu parte -.

Ella me miró unos segundos y finalmente sonrió.

- Eres un genio, hagamos eso, espero que sea pronto porque ya no soporto vivir con esta incertidumbre, me pone incómoda, mucho - Afirmó.
- Tranquila muñeca, cuando ésto pare las próximas flores que recibirás serán mías - Dije divertido.
- Ay, no me digas - Comentó sarcástica.
- Claro, ¿No me crees capaz? - Pregunté haciéndome el ofendido.
- Ni un poco, antes te envías flores a ti mismo - Respondió segura.
- No, no, eso ya fue un reto para mí, así que atente a las consecuencias - Advertí.
- Eso quiero verlo, Christopher Vélez -.

(...)

La noche había caído, ___ y yo íbamos en camino a the night, ambos completamente dispuestos a olvidar que hay una persona que insiste con flores y cosas que la incomodan, yo haré que se le olvide por un momento.

- ¿Qué te parece si mañana temprano te invito a desayunar fuera de casa? A veces necesitamos planes sanos - Sugirió.

Yo comencé a reír.

- Tienes razón, necesitamos planes sanos, mañana haremos todo lo sano que quieras - Aseguré.
- Y vamos a concluir con cardio en la noche, ¿Verdad? - Preguntó divertida.
- Pero también vamos a despertar con cardio, el ejercicio en las mañanas oxigena el cuerpo -.
- Bien dicho, estás muy bien informado, me voy a juntar más contigo - Me guiñó un ojo.
- Que buena decisión has tomado muñeca, definitivamente -.

|Sacrificio Sexual| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora