Verano

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Para Harry no era cosa inusual que los Dursley buscaran razones para castigarlo, pero jamas un desconocido se había presentado y mentido tan vilmente sobre Harry, según aquel sujeto Harry había dañado su propiedad y huido. No importaba que declarara su inocencia, sus tíos solo parecían más convencidos del criminal que era mientra un sonriente Dudley le miraba satisfecho porque sabia que su primo no podía salirse con la suya, estaba prohibido que otros supieran de la magia, aunque para Dudley era más por regla familiar que por verdaderamente saber que era ilegal revelarse ante los muggle.

—Solo una disculpa no basta para mi —declaro tajantemente— ese muchacho requiere disciplina, pienso ver que trabaje cada centavo que cueste arreglar mi coche.

—Oh, pero por supuesto que el muchacho lo hará —proclamo Vernon— puedo checar con algunos conocidos, alguien debe tener algún trabajo.

Harry solo pudo observar impotente.

—No es necesario, tengo establos siempre listos para que alguien mueva la paja de mis caballos y limpie el estiércol, por supuesto tendrá que pagar por la gasolina que cueste transportarlo —siseo.

Harry odiaba a ese anciano con su estúpido cabello platino que le recordaba tanto a Malfoy.

—Tía Petunia...

—¡No quiero oír más! Vas a trabajar y pagar por el desastre que hiciste —finalizo sin pie a protesta.

Y para sus tíos fue un placer acordar echarlo de ocho de la mañana a cinco de la tarde, si significaba no tener que escuchar parloteos de magia, y que Harry no se divirtiera mientras era esclavizado a un trabajo terrible. La única "gentileza" que había tenido Tía Petunia era darle una tostada en el desayuno.

Tragando pesado, Harry camino con paso de plomo hasta el coche que lo esperaba. Sin levantar la vista subió y tomo asiento en silencio, preparándose mentalmente para el verano de infierno que le aguardaba.

—¿No piensas decir buenos días?

—Buen...—su malhumor se desvaneció— ¡¿Adha?!

—¿Por que gritas? solo llevamos tres días sin vernos —se burlo— pero supongo que debo decir que lo lamento por meterte en problemas.

—Espera ¿Qué? —frunció el ceño Harry.

—Lord Hyssa —señalo al frente— mi socio.

La cabeza de Harry giro tan rápido que sufrió un breve vértigo. El automóvil no era normal, el espacio era tan amplio que parecían ir en una limusina, en el centro había una mesa llena de bocadillos y té, y al otro lado el anciano que lo había metido en problemas. Este se mostraba sereno mientras sostenía su taza con elegancia, una imagen muy alejada del demente lleno de ira que lo había acusado con los Dursley.

—Lamento lo de ayer, señor Potter —inclino brevemente su cabeza— no esta en problemas, solo era una coartada.

Harry parpadeo.

—Oh vamos, Harry —hablo Adha— ¿No creerías que iba a dejarte con los Dursley? son horribles —declaro con una mueca— pero come, hay bastante cosas para desayunar ¿No estas hambriento?

Antes de que pudiera contestar puso un panecillo relleno de crema en sus manos, Harry dio un mordisco mientras trataba de ocultar detrás de su cabello el ardor en sus ojos y las lagrimas que amenazaban por caer.

Si Adha o Lord Hyssa lo notaron no comentaron nada.

Después de comer un par de emparedados y un pastelito, Harry se sintió confiado de servirse un enorme vaso de jugo de naranja sin ser reprendido. Se mantuvo en silencio y observo a Adha mientras conversaba con Lord Hyssa sobre grandes números que lo aburrían, pero después solo intercambiaron papeles antes de girar su completa atención a Harry.

Adhara BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora