Capitulo 36

6.3K 823 288
                                    

En la crudeza de la noche Adhara chisto rápidamente a los tres hipogrifos que la acompañaban. Nadie negaba que eran sin duda inteligentes criaturas, pero su juventud era mas que evidente ante su falta de prudencia mientras soltaban picotazos uno al otro.

—Quédense aquí —ordeno en voz baja.

Ya era bastante que hubiera robado a los hipogrifos del Archimago; sus preciosos nietos, no quería agregar a la lista provocar que resultaran heridos. Pero Livius la ignoro y la jalo por la manga del suéter, decidido a no dejarla marcharse. Sin embargo Adhara ya estaba preparada, sin mayor contemplación lanzo tres piezas de carne suficientemente voluminosas para entretenerlos unos minutos.

No podía arriesgar a lanzar un Lumus, así que con la Luna como única luz siguió su paso, podía ver una hoguera a la distancia y escuchar el murmullo de voces lejanas. Tenia que ser discreta, tomar a Kreacher y marcharse antes de que notaran la ausencia del elfo.

No era un plan muy complicado, pero sentía su corazón agitarse y sus manos sudar por la tensión de ser descubierta. Pero su determinación era más fuerte, no pensaba dar media vuelta y huir, no dejaría jamas atrás a Kreacher.

Decidiendo que la mejor manera de no ser vista era arrastrarse por el suelo, Adhara tomo su varita en mano y comenzó a moverse a rastras. No podía tornar sentido alguno al campamento que vislumbraba, solo unos cuantos guardias rondaban el perímetro, el resto seguramente dormía en las casas de campaña que se desplegaban ¿Pero donde podría estar Kreacher? Antes de que pudiera dar paso a territorio enemigo, sitio un tirón que la dejó colgando tres metros sobre el suelo.

Su corazón palpitó cuando se vio contemplada por docenas de piratas.

Un improperio que hubiera hecho gritar a Walburga por días enteros salió de su boca.

—¡Desmaius!

Todo un verano con el Archimago no había sido en vano. Cortando la soga con un rapido encantamiento de su varita, Adhara cayo al suelo, su talón hizo un extraño crujido, pero su convalecencia no le impidió tomar la espada que portaba a espaldas.

—¡QUIERO A MI ELFO! —grito furiosa.

—¡Ahora ese maldito entrena niños! —lanzó una voz desconocida.

Era poco el rumano que manejaba, el Archimago y todos los demás en el,castillo siempre hablaban inglés en su presencia, así que desconcertada solo pudo estrechar su espada.

—¡¿DONDE ESTA?!—exigió nuevamente.

Entrenar niños sobrepasa un límite ¡Ahora tendremos que borrarle la memoria! —expresó alzando su varita.

— ¡Tomaron a Kreacher! ¡LO QUIERO DE VUELTA!

Es repugnante que tan joven les enseñan sus asquerosas costumbres.

—¡EXPE...!

—¡VAN A RECORDAR EL DÍA QUE DE DECIDIERON TOMAR A MI FAMILIA! —gritó histérica.

Un sujeto mayor que el promedio que la rodeaba lanzó a un lado su espada con un movimiento de su varita. Ya sabía que estaba vencida con tantos magos y brujas rodeándola, pero se sentía humillante no poder ni siquiera causar un revuelo.

—¿Fadmilia? —preguntó con pesado acento— ¿Noh Esclado?

—¡NO VOY A DEJAR QUE VENDAN A KREACHER!

El anciano le lanzo una mirada desconcertada.

—No vender, defendet —negó como si fuera bastante aclaración— Archimago poderoso, formar ejército det Creaduras matgicas, contlola cont hechidzo

Adhara BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora