Grito, grito con todas sus fuerzas ¿Que demonios era esa cosa azul con alas que la seguía? No sé paro averiguarlo, siguió corriendo con el cabello mojado y los pies descalzos.
La extraña criatura que la había traído ahí la había obligado a darse un baño. Le había puesto un camisón y en menos de un segundo ya estaba tallandole la cabeza con excesiva fuerza, protestó por la rudeza ¿Pero la escucho? Claro que no. El elfo había estado murmurando enojadamente mientras trataba de arreglar su cabello, pero sus únicas palabras coherentes habían sido para ordenarle que no se moviera, al parecer necesita el desengrasante de Madam Hildy que guardaba en la cocina, 'Algo podrá hacer por tu horroroso cabello' había dicho sin importarle la mezquina mirada que había recibido de Adhara.
Pero cuando desapareció comenzó a escuchar un aleteo constante y molesto, fue cuestión de minutos para encontrar una asquerosa criatura acercándose a ella, hizo lo que cualquier otra niña de ocho años haría... huyó.
—¡Mocosa! —escucho que gritaba molesto el elfo— ¡Te dije que no te movieras!
Adhara ni siquiera se inmutó de su enojo, en cuanto lo vio se escondió detrás de su espalda sin dejar de gritar.
—¡¿Qué es esa cosa?! —exclamó mientras señalaba la criatura que venía persiguiéndola desde el baño— ¡No dejes que se acerque!
Kreacher chasqueo los dedos, la criatura cayó inmóvil al suelo.
—¿Un doxy? —bufo el viejo elfo— hay cosas más terroríficas en esta casa y de entre todas corres de un doxy —desdeñó sin compasión— ¡Lapróxima vez pégale en la cabeza! Eso las aturde
—¡Hazlo tú! —protestó Adhara en un chillido— ¿Por qué siempre me estás gritando? ¡Fuiste tú quien me dejó sola! ¡como iba a saber que era inofensiva!
—No dije que fuera inofensiva —respondió con expresión agria— tiene veneno en su mordida, así que al menos hiciste algo bien no dejando que te pusiera los dientes encima —soltó más como un gruñido que como un elogio— aun no tienes tu varita ¡pero al menos defiéndete! ¡los Black no son cobardes chillones!
—¿Pero de qué diantres hablas? —le reclamó la pequeña— ¡La mitad de las cosas que dices no tienen sentido!
El viejo elfo gruño con molestia, la niña sabía tan poco del mundo mágico que era molesto, y además tenía que explicarle que era ser un Black. Sin duda preguntaría sobre su padre, resopló, le iba a decir la verdad, no le veía sentido mentir.
—Después —gruño exasperado— hay que terminar de bañarte ¿Ya viste cómo ensuciaste tus pies?
—¿Quien fue quien no limpio sus pisos? —contesto a la defensiva.
Con un último gruñido la llevo a la bañera, y gracias a Merlin el desengrasante funcionó como una maravilla, le había dejado el cabello algo áspero, pero al menos ya no parecía un enjambre grumoso.
Busco algo que le quedará entre toda la ropa de los viejos habitantes de la casa, al final se decidió a ponerle una camisa que el amo Regulus había usado en su juventud, le quedaba grande, pero enrollo una cinta en su cintura para que la tela no se moviera tanto. La observó por un minuto, era obvio que aún tenía frío, asintió para sí mismo mientras buscaba un abrigo corto que había pertenecido a la ama. La arropo inmediatamente al encontrarlo, le llegaba hasta los tobillos y se acomodaba de forma extraña sobre sus hombros, pero al menos la abrigaba adecuadamente.
—Teniendo toda esa ropa ¿Por qué sigues vistiendo una sabana? —pregunto con curiosidad Adhara mientras la guiaba a otra habitación.
—No es mía para vestir —contesto con dureza— no preguntes más.
Se sintió avergonzada, parecía que había tocado un tema sensible.
—Perdón —musitó.
Kreacher refunfuñó incomodo, nunca nadie se había disculpado con el viejo elfo, era algo innecesario, no le agradaba que lo hiciera.
La llevo a la cocina sin más palabra, hubiera deseado acomodarla en el comedor, pero habría tardado horas arreglándolo, lo más rápido y sencillo era sentarla junto a la barra. No había mucho que el viejo elfo pudiera hacer con las reservas con las que contaban, hirvió unos garbanzos que aún servían, y preparo un té que en otro tiempo hubiera hecho para el amo Regulus. Adhara había caído rendida contra la superficie de la mesa, así que aprovecho para escabullirse a la casa de alado para tomar un par de huevos y un trozo de queso, esos Muggles jamás lo notarían.
Con su reciente adquisición mezclo los huevos con un poco de hierbas para acentuar el sabor, agregó el queso cuando comenzó a cocerse, y con cuidado dobló el huevo sobre el queso para que este quedara envuelto en medio. Se apresuró a servir todo y llevarlo frente a la mocosa, el olor fue suficiente para despertarla.
Adhara parpadeó con cansancio, observó los objetos frente a ella con ojos pesados ¿era comida? Realmente olía bien. Giró a ver a la extraña criatura que la había traído aquel lugar ¿la comida era suya o de ella? Se sentó contemplando la posibilidad de que fuera para ella, quería probar bocado, pero no se sentía confiada en hacerlo.
—¿Que estás esperando para comer?— le gruño molesto Kreacher.
El elfo era absurdamente amargado, y era rudo al hablar, pero Adhara solo pudo conmoverse por su gentileza. Aun si la regresaba al callejón donde vivía no iba a olvidar que estaba ofreciéndole comida, un platillo entero para ella ¡y té! El más deliciosos que jamás hubiera probado.
—Gracias —le dijo con los ojos vidriosos— realmente se ve delicioso.
Comenzó a comer sin notar que el viejo elfo inclinaba las orejas en gesto retraído, ni por un instante había esperado que alabara la modesta comida, pero le enorgullecía que lo hubiera hecho, a todo elfo le gustaba que elogiaran su trabajo.
Frunció el ceño cuando notó algo que particularmente lo molesto, Adhara no había tocado los cubiertos, en su lugar usaba sus manos para comer y a su paso dejaba un desastre.
—¿Por qué no usas el tenedor?— reprochó.
Casi se sintió avergonzado de preguntar cuando la observó dejar de comer. Apenada Adhara agacho la mirada mientras ponía sus manos sobre su regazo, no le miro a los ojos, pero le respondió a pesar de la vergüenza.
—No...no se usarlos— confesó en voz baja.
Estuvo a punto de lanzar un cruel comentario, pero se resistió. Resopló con incredulidad, parecía que enseñarle etiqueta era otra cosa que se añadía a la lista.
—Puedes seguir comiendo —le dijo permisivo— pero la próxima vez vas aprender a usar los cubiertos ¿De acuerdo?
Adhara asintió entusiasmada mientras volvía a devorar su comida, era un elfo gruñón, pero no estaba tan mal después de todo.
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Adhara Black
FanfictionLa pequeña hija de Sirius Black ha desaparecido durante el ajetreo de la muerte de los Potter, ni el ministerio ni los Aurores han encontrado pista de su paradero. Sucesos inesperados y de lo más fortuitos guiarán Adhara al camino de un guardián inu...