Capitulo 26

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Pastel de chocolate.

Fue el primer deseo que tuvo aquel once de noviembre, su cumpleaños. Se alistó con cierta pereza, le parecía increíblemente desafortunado tener que ir a clases en aquella fecha, pero dedujo que de cualquier otra forma no hubiera tenido nada especial que hacer. Así que bajo a la sala común sin esperar mucho.

Aunque no se sorprendió del todo cuando confeti fue esparcido sobre su rostro, y un vibrante "¡Feliz cumpleaños!" resonó en sus oídos.

Lee y los gemelos la envolvieron en un abrazo grupal, mientras Charlie aplaudía y lanzaba virotes, incluso Percy daba aplausos más compuestos y elegantes. El sentimiento que se esparció en su pecho no fue la sensación de tener buenos amigos, sino una familia maravillosa.

—Gracias —musito.

—¿No creerás que un abrazo es nuestro regalo? —cuestionó Fred sonriente.

—No somos tan avaros —afirmó George.

—Pero tan poco tan ricos —recordó Lee entre risas.

Charlie, soltando una corta risa, se acercó con un paquete marrón.

—Espero que te guste.

Rasgó el papel con un frenesí que le pasó desapercibido. Era un libro, de superficie de cuero, con hermosas letras plateadas inscritas en la portada.

—Tanto como el tiempo perdure, las memorias perdurarán —recito.

—El grabado es de parte de Percy —reveló Fred— Charlie consiguió el libro, y nosotros nos encargamos del contenido.

—Mira aquí —pidió George abriendo la primera página.

Una foto de su primera navidad con los Weasleys, la familia completa y ella bebiendo chocolate al rededor de la chimenea, con expresiones indudables de risas.

—Un libro completo para que llenes con tus más alegres momentos —informó Jordan.

Adhara abrazo el libro contra su pecho.

—Es fantástico, gracias —expresó conmovida.

Y tras dejar su regalo asegurado en su baúl, Lee, los Weasleys, y ella se dirigieron al gran comedor.

—No estes muy sorprendida si mamá te envía un paquete —le dijo George.

—Ni tampoco si son un par de calcetines tejidos a mano —le dijo Fred— ama bordar.

Pero aún con sus advertencias, Adhara terminó soltando un jadeo de sorpresa al ver el paquete caer enfrente de ella. Era una caja cuadrada, con el espacio suficiente para meter su cabeza si decidía vaciarla.

—¡Vaya! —resopló Fred— esta vez se superó a sí misma.

Adhara comenzó a desenredar los cordones.

—¿Que pudo haber mandado? —inquirio Charlie.

Adhara soltó una risa al ver su regalo. No podía creerlo, era una muñeca de trapo, vistiendo la ropa que solía usar cuando no llevaba el uniforme escolar, incluso su usual gorra descansaba sobre la cabeza de su copia de tela. La toma y la estrujo, nunca había tenido una muñeca a la cual sostener. Nunca había pasado por su mente lo mucho que quería una, jamas fue una posibilidad cuando vivía con Mike, y con el tiempo la envidia de ver a otras niñas con juguetes se convirtió en indiferencia.

Pero el regalo de la señora Weasleys inundaba de un tierno sentimiento su pecho. Aquel día estaba siendo maravilloso. Un Álbum y una muñeca, se sentía la bruja más afortunada.

Adhara BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora