Capitulo 20

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Adhara se paro sobre el asiento del vagón en el que estaba. No había podido encontrar a los gemelos, y en cuanto había visto las miradas curiosas de más de uno estudiantes, había decidido entrar a un compartimiento vacío.

Sintiendo el tirón del tren al empezar su marcha, Adhara asomó la cabeza levemente. Ahí, entre la gente sonriente y manos efusivas, estaba la figura encapuchada y encorvada de Kreacher. No estaba haciendo movimiento, pero el hecho que esperará el tren marcharse, era su propia forma de despedirse. Adhara movio su mano desde la ventanilla, con una lagrima escapándose por su mejilla, iba a extrañarlo. Sería la primera vez que se separarían desde que lo había conocido.

Pronto el tren se alejó del andén, y Kreacher se volvió diminuto hasta desaparecer completamente. Miro con ojos curiosos las colinas, y los árboles verdes que se alzaban ante sus ojos. Se alejaba de Londres, donde los parques habían sido las extensiones verdes más grandes alrededor.

No había comparación alguna, el parque había sido una broma mal contada comparada con los pastizales que se extendías más allá del horizonte. Entonces recordó el consejo de Charles "Un buen momento, es mejor con una buena canción". Rebuscó en los bolsillos de su suéter, su Walkman forrado en piel de Dragon no había tardado en aparecer.

Había escuchado bastante sobre cómo los objetos eléctricos podían averiarse en un lugar demasiado concurrido de Magia, y sin la intención de dañar su reproductor, Adhara había decidido que la piel de Dragon podía servir como repelente para mantener el aparato a salvo.

Hasta el momento estaba funcionando.

Se puso los auriculares, y colgando el Walkman a la cintura de su falda, dio play a la cinta. Sonrío ante los ritmos de una de las mejores banda de aquella década, Queen. Las voces de Freddie Mercury y David Bowie palpitaron contra sus oídos, y bajo la influencia de Under Pressure, Adhara comenzó tararear la letra, adentrada en su propio mundo se balanceó sobre sus pies con cada acorde, mientras chasqueaba los dedos sintiendo cada nota en la piel.Bailaba con los ojos cerrados, disfrutando la canción con una risa burbujeando desde su garganta.

El sonido de la puerta cerrándose fuertemente y la vibración de la ventana del compartimiento la hicieron detenerse y mirar a la entrada. Se sonrojó, alguien la había visto, pero había salido corriendo por el pasillo, lo único que había logrado ver de su inesperado espectador fue el borde de su túnica negra con el cuello de color amarillo.

Habiendo perdido su anterior humor, detuvo la cinta. Tomo un largo respiro, abrió la puerta y miro al pasillo, no había nadie. Quien fuera quien la había visto, había desaparecido. Ajustando su gorro, y sacando de su otro bolsillo el emparedado que Kreacher le había envuelto, Adhara salió de su compartimiento. Parecía buen momento para buscar a los gemelos con el resto de los alumnos metidos en sus propias conversaciones.

—Este año parece haber pocos de primer año... —escucho la lejana conversación mientras cruzaba el pasillo

—¿Te parece?

—Va a ser un año aburrido. Pero ¡Hey! Al menos podremos ver a Harry Potter el año que viene.

—Si se aparece —recordó con cierta incredulidad la otra voz.

Harry Potter. Si, el nombre le sonaba, y con justificada razón. Aunque le molestaba recordar a su progenitor, Adhara sabía perfectamente porque estaba en Azkaban, muchos podrían ignorarlo, pero Kreacher sabía la historia, los Aurores que habían registrado su casa hacía diez años habían sido descuidados y habían hablado de los sucesos no pensando que importará que un elfo domestico los escuchara.

Adhara BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora