Prologo

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—¿Vas a cuidar de ella? —pregunto débilmente.

—Con mi vida —le juro con finas lágrimas en los ojos.

Los jóvenes padres miraron con ternura a su milagro. La noche tronaba, la tormenta arreciaba, pero para ellos aquel momento era el más especial de sus vidas, y tal vez sería el único instante en el que estuvieran los tres reunidos como una familia.

—Adhara —susurro la madre— Adhara Black.

—Es un nombre hermoso —concedió con una débil sonrisa—. Te amo Loraine —le dijo con un beso en la sien— y también a nuestra princesa.

El padre primerizo acaricio con ternura a la recién nacida que dormía cómodamente entre ambos, sin titubeos podía decir que sus chicas eran hermosas, se sentía como el hombre más feliz de la tierra tan solo teniéndolas entre sus brazos.

—Lo lamento tanto Sirius —susurro su esposa con un sollozo contenido— quisiera ser más fuerte, quisiera quedarme para cuidar de ambos.

Aquel dulce momento se veía amargado por el inevitable final. Loraine padecía de un problema cardíaco, constantes chequeos y medicina rutinaria habían hecho el truco por un tiempo, pero su cuerpo solo había ignorado que su corazón se deterioraba cada vez más rápido.

Todavía podía recordar al doctor diciéndoles que era posible que no logrará llegar siquiera al sexto mes de gestación, les había aconsejado abortar para ahorrarle el dolor a Sirius de perder al bebé y a su esposa al mismo tiempo, por un segundo se había quedado helado en su lugar hasta que su valiente, y absurdamente decidida esposa, callo al médico diciéndole que no pensaba hacerlo, estaba decidida a resistir hasta el final... y así lo había hecho. Luchando diariamente con su cuerpo Loraine se había mantenido en pie lo suficiente para dar a luz a su hija y escuchar su primer llanto.

—No te disculpes, no hay nada que perdonar —murmuró con inmenso amor en sus ojos— me haz dado más de lo que puedes imaginar, nuestro tiempo es corto, y al igual que tu desearía más días —limpio la escurridiza lagrima de su mejilla— por ello disfrutemos de este momento, esté preciado instante donde estamos los tres juntos.

—Eres lo mejor que me ha pasado Sirius Black —confesó honestamente— te amo, y cuando mi tiempo llegue puedes estar seguro que a donde sea que vaya seguiré amándote.

—Volveremos a vernos —prometió a su esposa.

Se aferró aquella esperanza, de que se reunirían en la vida después de la muerte

Adhara BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora