Capitulo 28

9.6K 979 161
                                        

Kreacher no contestó a su carta informándole que permanecería unos días con Lord Hyssa antes de partir a Rumania. Adhara decidió no informarle de su regreso exacto a Grimmauld Place, aún no se sentía lista para confrontarlo, la idea de escuchar lo avergonzado y decepcionado que estaba de ella, incluso cuando no había recibido indicios de Kreacher más allá de sus propias conjeturas, la aterraban.

Así que los días siguientes a su llegada a la mansión de Lord Hyssa, la paso entre trabajo y asuntos personales. Diseños y proyectos que había anotado durante sus ratos libres en Hogwarts por fin comenzaban a dejar las desgastadas páginas de su libreta para materializarse en las primeras pruebas.

Tomando solo medio día para trabajar, utilizaba las horas restantes de la tarde para ir a la casa donde había vivido su madre, Lord Hyssa había sido lo bastante amable de reactivar la red Flu de la chimenea. Así que por unas cuantas horas se encontraba inspeccionando cada objeto que encontrará antes de ubicarlo en el lugar que más le convenciera, era así como las fotografías de su madre habían perdurado, pero las de Sirius y otros extraños habían desaparecido de la sala.

—¿Que pasa por tu mente, mi pequeña asistente?

Adhara salió de sus pensamientos y guió sus ojos hasta Charles sin dejar de beber su té.

—Es solo que... —suspiro— encontré el diario de mi mamá, y habla demasiado de... —su cara se transformó en incomodidad— mi progenitor —lanzó entre dientes— el caso es que, también habla de alguien más —junto las cejas en claro gesto de frustración— de su padre —reveló— y por la forma en que lo menciona estaba vivo, asi que tal vez... bueno escribió el diario hace más de una década, pero tal vez hay posibilidades que aun sea así—se alentó a sí misma— el problema es que nunca dice su nombre —se quejó— así que no sé donde encontrarlo.

Charles sabía un concepto demasiado ligero de su vida, su madre había fallecido, su padre estaba en prision, y ella estaba bajo la custodia del cuidador de su abuela, porque básicamente para Adhara, Walburga calificaba como una persona con demencia -o delirios de grandeza- demasiado atormentada para ser capaz de llamarse su tutora legal.

—Es complicado sin el nombre —asintió de acuerdo Charles— pero dudo que eso te detenga, tienes una gran fuerza de voluntad.

Adhara sonrío tímidamente.

—Si —admitió— solo necesito ser un poco mas creativa —contemplo ligeramente perdida entre pensamientos— tal vez... buscar por el apellido de soltera de mi mama —musito— eso podría ser.

—No todo esta perdido, después de todo —brindo Charles.

Volviendo a una platica mas amena, paso la tarde recolectado mas canciones entre los vinilos de la tienda, grabando todo en nuevos casetes que Charles habia comprado exclusivamente pensando en darle un regalo de Navidad, personalizado a algo que apasionaba ambos, la música.

—¿Que es eso? —inquirió Adhara desconcertada— es... ¿música clásica?

—No todo podía ser riffs de guitarras, querida —respondió tranquilamente con una sonrisa.

.
.
.

Ridiculo.

Era la primera palabra que venía a su mente al ver todo el panorama a su alrededor. No solo había tenido que soportar toda una mañana de brujas desconocidas frotando pociones sobre su cabello y perfumadas lociones sobre su piel, sino además una docena de brochas, tijeras y pinzas que habían despuntado su cabello, extraído dolorosamente el vello de sus cejas, he intentado aplicar colores extravagantes sobre su rostro.

—No voy a pintar mis uñas —expresó con molestia contenida.

—¡Es un color precioso! —había tratado de alentar una— ¡Muy a la moda!

Adhara BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora