Capitulo 23

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Miro el rostro de los gemelos. George la miraba como si se tratara de un fantasma, pero Fred... el la miraba con el ceño fruncido y un más que evidente enojo.

—¡¿Black?! —volvió a repetir Fred— ¡No te llamas Adha Kreach! ¡ERES LA HIJA DE SIRIUS BLACK!



No podía negarlo, el mapa la había delatado.  Pero no quería afirmarlo, no quería decir que lo era, Sirius Black  solo era un nombre amargo que le traía problemas.

—¡Calla! —espetó George a su gemelo— No queremos llamar a Filch.

—Tal vez deberíamos —gruñó Fred— ¿Quién dejaría que la hija de un asesino continuará en Hogwarts?

Adhara jadeo herida.

—¡Fred! —regaño George con sorpresa.

—No soy su hija... —soltó entre dientes.

—¡Ha! —espeto furioso Fred— ¡¿No lo eres?! ¡¿Entonces que es esto?! —exclamó señalando al mapa.

—Soy Adhara Black —confirmó levantando la cabeza—, lo soy —repitió antes de que Fred pudiera protestar— pero eso no me hace su hija, el no me crió, lo único que me dejo en esta vida fue su reputación ¿Eso me hace un monstruo? —le cuestionó— a donde vaya siempre voy a ser la hija de un asesino ¿Quién en su sano juicio revelaría que su progenitor es Sirius Black? Todos ya piensan lo peor de mí sin a ver cometido un solo crimen —se limpio la fina lágrima que caí por su mejilla— y ambos no son la excepción... lo siento por haber mentido, pero quería una oportunidad.

—¿Oportunidad? —repitió desconcertado George.

—De elegir mi propio camino —musitó— puedo ser una Black, pero no significa que siga el mismo camino —los tres se quedaron en silencio por un momento—. No tienen que ser mis amigos si no quieren, pero al menos guarden el secreto, el director y el ministerio saben quién soy, no estoy aquí de fugitiva.

Dio media vuelta sin decir más palabra, aguantando un sollozo hasta alejarse unos pasillos más. Tenía la vista tan nublada por el llanto que no podía ver qué rumbo seguía, lo único que quería era estar sola.

Pero no era la hora apropiada para vagar sin rumbo por el castillo, y lo recordó solo hasta que escucho un grito que le puso los pelos de punta.

—¡SEÑORITA KREACH! —escuchó la voz indignada de la profesora McGonagall— ¿QUE HACE A ESTAS HORAS FUERA DE LOS DORMITORIOS?

Había perdido a sus amigos, que más daba que la castigaran. Con eso en mente, no pudo evitar lanzar otro sollozo.

—L-lo s-siento —fue lo único que logró balbucear antes de continuar llorando.

—¿Qué...? —le tocó la frente— No tienes fiebre ¿Estás lastimada? —Adhara negó — ¿Entonces por qué lloras? —pidió saber preocupada.

—P-perdí a m-mis am-migos.

Sus palabras no tenía sentido para la profesora McGonagall, pero quería desahogar su tristeza. Fred y George, sus primeros y más preciados amigos, jamás volverían a quererla, para ellos se había vuelto la encarnación de un hombre al que Adhara se negaba a querer.

Sirius Black... sus crímenes jamás dejarían de perseguirla, y por ello no podía más que maldecirlo.

—Venga conmigo señorita Kreach —ordenó con calma la profesora.

Termino sentada en la oficina de la profesora, con una taza de té y un plato de galletas frente de ella. La profesora Mcgonagall lanzó un hechizo silencioso a la puerta antes de hablar.

Adhara BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora