Capitulo 35

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Fue al menos dos semanas antes de que terminara sus vacaciones, que el Archimago por fin estuvo satisfecho con su desempeño y envío una carta al colegio corroborando que en efecto, Adhara era acreedora a cursar el segundo año. Así que desde ese punto, sus verdaderas vacaciones comenzaban...

Al menos ese era su plan.

Kreacher, que había hecho su deber preparar cada comida para ella, no solo se encontró consternado por los "liberales" y "Sin vergüenza" elfos que recibían una paga, sino por la desenfada postura del Archimago, que califico a Kreacher de amargado.

No es que se equivocara, pero jamas vio a Kreacher mas listo de lanzar una tarta alguien que aquella vez

—Un inmoral, sin vergüenza depravado —regreso gruñendo una mañana Kreacher.

Adhara se limito arquear una ceja.

—¿Sucede algo? —pregunto sin molestarse en cambiar su pijama mientras iba a desayunar.

Las grandes pantuflas de garra sin duda eran una ilustración controvertida en los pasillos del castillo, pero Atkhal debió lanzar la risa mas feroz cuando la vio con ellas. Debía mandar una carta a Charles contándole que su regalo había sido una acertada selección de moda.

Siendo ignorada completamente, llego a la cocina principal y se sentó en una de las sillas de madera, sin dejar de maldecir y lanzar comentarios desdeñosos, Kreacher le sirvió su desayuno. Ni siquiera hizo intento de preguntar si iba a sentarse con ella, ya conocía la respuesta, tal vez hiciera excepciones en la ancestral y noble casa Black, pero ahí, en un lugar ajeno, miraba tal acción como una irreverencia a los Black.

—Delicioso elixir —fue el saludo del Archimago mientras robaba la taza de chocolate de Adhara— nunca entenderé como un ser tan amargo es capaz de crear las mas dulces cosas, pero fantástico trabajo como siempre Kreacher.

El elfo se limito a verlo con repudio mientras servia otra taza de chocolate para Adhara, si por el fuera estaría mandando al otro extremo de la mesa, no necesitaba que sus tontas ideas se le pegaran a la mocosa.

Dejando una charola repleta de de diversas comidas, desapareció para no tener que ver más al Archimago.

—¿Que fue lo que vio para alterarse mas que de costumbre?

El Archimago contemplo la pregunta por unos segundos.

—Creo que no tomo muy bien saber que mis gustos no se limitan solo a mujeres.

Adhara le miro confundida.

—¿Y? —pregunto esperando una explicación mas elaborada.

—A tu elfo no le agradan los afectos entre hombres, querida Adha.

Su única respuesta fue encogerse de hombros.

—Tampoco le gusta mi casa, pero a aprendido a tolerarlo, se le va a pasar.

El Archimago la miro.

—¿Así que no te opones a mi gusto por los hombre?

—¿Necesita mi aprobación? —pregunto extrañada mientras untaba mantequilla en su pan.

—Claro que no —rió mientras bebía de su chocolate— pero no es usual tu indiferencia.

—No es indiferencia —replico Adhara— es más como, si dos personas se quieren bien por ellos, realmente no me es relevante el genero —explico.

Para su molestia y sorpresa el Archimago desordeno su cabello con afecto.

—Tienes un buen corazón —alabó.

Adhara BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora