CAPITULO XIII

492 48 0
                                    

Una vez en la habitación, me recosté y comencé a dar vueltas sin poder dormir quizás tenía que ver con aquella charla que había compartido en el jardín, pero luego de que él hiciera esa confesión, me estaba confundiendo demasiado, tal vez estaba exagerando un poco, lo que si podía asegurar es que, desde que habíamos empezado a tener cierta cercanía, deseaba cada vez mas su compañía. Le dije a Alice que me sentía un poco indispuesta, para bajar a almorzar, así es que ella subió algo liviano para que coma.
-¿De verdad estas bien mi niña?-se oía preocupada.
-Claro, es sólo el cansancio y  mi espalda me duele un poco, pero nada que una siesta no pueda componer.
-Bueno, bajaré a almorzar y te disculparé,  descansa… ¿pasó algo allá afuera?...puedes confiar en mi, lo sabes.
-Claro, pero todo está bien.
Cuando desperté, me desconcertó por completo, estaba oscuro y el silencio reinante en la casa, me daba la impresión de que estaba sola en ella, bajé lentamente las escaleras buscando a Alice, al oírme la Señora Claus vino a mi encuentro.
-Milady y la Señora Alice, fueron hasta su casa a buscar algunas cosas que usted necesitaba.- me informó la Señora Claus
-Entonces- no me atrevía a preguntar- Su Excelencia,...¿también se retiró?- pregunté finalmente.
-Así es, pero el está en los campos, supervisando los trabajos personalmente. Pero usted está en su casa Señorita, cualquier cosa que se le ofrezca me llama.
-Solo me sentaré a leer un poco, esa biblioteca se ve maravillosa.- dije sonriendo.
-Es bueno que alguien la aproveche, le traeré un té.-
-Gracias Señora Claus.-
Elegí una novela de romance, me senté y comencé a leer mientras disfrutaba del té, el silencio ayudaba a la concentración y estaba tan sumergida en aquella apasionante historia, que no oí cuando alguien entró, pero al ponerse frente a mi me asusté y di un salto seguido de un pequeño grito.
-¡Me vas a matar de un susto! ¡Uno de estos días lo harás!-dije con el libro en mi pecho, respirando agitada.
-No era mi intención… solo que al verla ahí, con esa luz tenue parecía ser mi imaginación y debía asegurarme que esa imagen tan angelical era real.- dijo William
-¿Y no podía tan sólo emitir una palabra? No le oí entrar.-dije
-Lo siento, creí que si hablaba… saldría corriendo para evitarme…como lo ha hecho todo el día.
-¿Evitarte? -dije asombrada- Tu te encerraste en tu despacho, sin siquiera explicarme que fue todo eso allí en el jardín.- le reclamé
-Si le falte al respeto…si la incomode Señorita, me disculpo- dijo mientras se retiraba pero no podía dejarme así, lo detuve tomando su brazo.
-¡No! No me ha faltado al respeto… sólo estaba confundida.- dije sin pensar.
-¿Confundida? No era mi intención. Pero cuando estoy contigo me resulta muy difícil poder contener los sentimientos que despiertas en mi… los deseos…no puedo estar hablando de esto contigo-dijo apoyándose en un pequeño mueble un poco perturbado- Eres casi una niña, y yo… un hombre, no debería estar aquí.- dijo inquieto.
-No soy una niña, y porque ya no lo soy es que me atrevo a decir, que no soy indiferente a sus atenciones hacia mi. -dije acercándome consciente de lo que podía suceder al acercarme a él, rocé su mano sobre el escritorio, sintiendo ese cosquilleo en mi.
-Por favor Helena...-suplicó en un susurro mirando mis ojos, acarició mi mejilla y sus ojos azules se posaron en mis labios, los cuales yo estaba mordiendo por los nervios, - ¡No hagas eso, por favor! - suplicó
Se acercó tanto que sentía su pecho agitado sin dejar de mirarme, mi rostro estaba tan cercano al suyo que deseaba, probar sus labios, cuando por fin su boca tomó la mía en un beso deseado por los dos, mis manos se aferraron a su cuello empujándolo hacia mi, sus manos recorrían mi espalda y sus caricias quemaban mi piel, mientras su lengua jugaba y exploraba mi boca al punto de perder la conciencia de lo que estábamos haciendo, entregándome  a su pasión, el sobresalto de un ruido nos separó inmediatamente, dejándonos con el pecho agitado de deseo, cuando Lady Amalia entró y observando la escena miró a su hijo seriamente, reparando en mi inevitable sonrojo.
-¿Espero que todo este bien William? Señorita Helena, Alice fue por algunas de sus cosas y la espera arriba, pensando que aún estaba…indispuesta, aunque me alegra verla en excelente estado.- dijo con ironía.
-Solo bajé para leer un poco, pero estoy mejor, con su permiso Milady.- salí un poco avergonzada, porque aunque no había visto la escena, seguramente podía suponer lo que había ocurrido

LA SOMBRA DE UN AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora