En cualquier otra circunstancia, me habría sentido muy incómoda hablando de temas tan delicados con alguien, pero con él me sentía en una confianza plena, entonces entendí que quizás a eso se refería mi madre al decir, que cuando existe la confianza y el amor entre los esposos, todo es más fácil. Creo que llegado el momento él sabrá como guiarme, y con sólo observar su comportamiento me hace sentir tan segura y tan afortunada de que él sea el hombre de mi vida. Todas las atenciones que recibía de su parte, me hacían sentir en las nubes, éste hombre me trataba con tanta delicadeza con tanto amor, que cualquiera hubiera pensado que éramos recién casados.
Los días fueron transcurriendo entre visitas a la modista, visitas de William que aprovechábamos para conversar, compartir gustos en común pero sobretodo ese tiempo de miradas, caricias disimuladas y uno que otro beso robado.
Una tarde de sol, estaba sentada junto a la ventana, tocando una melodía en el piano cuando Rose, me aviso, que alguien de la casa del Duque tenia un mensaje para mi. Rápidamente le dije que lo recibiría y para mi sorpresa, no era alguien de plena confianza, pero si pertenecía al personal de la casa, era nada más ni nada menos que Iris.
-Pase por favor- Ella asintió y entró algo nerviosa
-No le voy a quitar mucho tiempo, Señorita. -dijo
-Sucede algo? Cual es el motivo de tu visita?-
-Seré directa. He venido ha pedirle que no se case con el Señor.
-Perdón? Que te hace pensar que voy a cancelar mi boda, porque tu me lo pides?
-Sino es por mi… seguramente lo hará por el hijo que espero… estoy embarazada y William es el padre.
Su reciente confesión, me hizo desplomarme sobre el sillón que estaba detrás de mi y las lágrimas comenzaron a brotar, mientras trataba de asimilar cada palabra de aquella mujer, le negué, le supliqué que me dijera que todo era una cruel mentira, pero ella se arrodilló frente a mi con lágrimas en sus ojos suplicando
-Por favor, Señorita Helena, sino es por mi hágalo por mi hijo, se imagina que será de él, todos sabrán que es él hijo bastardo del Duque y si usted se casa, nosotros seremos desterrados al olvido, para evitarle la humillación a usted, pero en su conciencia cargará con la culpa del terrible destino de un inocente, que aunque no quiera aceptarlo, será el heredero, el primer hijo del Señor.
Sus palabras una tras otra, clavaban puñales en mi corazón o lo que quedaba de él, me levanté juntando mis pedazos y todo el coraje posible, para que aquella mujer no me vea derrotada y pregunté- Él lo sabe, cuanto tiempo tienes.
-Aun no se lo he dicho, llevo más o menos tres meses sin la regla, desde la última vez estuve en la habitación del Señor. – dijo agachando la cabeza.
Limpié mis lágrimas y al girar le dije – No estoy dispuesta a construir mi vida, sobre el sufrimiento de un inocente, que quede claro que esto no lo haré por ti, sino por ese niño que aún no ha llegado a éste mundo, pero se merece el futuro de un heredero.
-Le aseguro que estaré en deuda eternamente con usted.-dijo mientras tomaba mis manos y las besaba, pero la rechacé y le pedí que se fuera.
-Te voy a pedir que te retires inmediatamente de mi casa.- le di la espalda y al escuchar la puerta cerrarse tras de mi rompí en un llanto ahogador y desconsolado.
Rose entró preocupada por la presencia de aquella mujer y me encontró destrozada.
-Señorita! Que sucedió?
-Ay Rose! Todo se acabó…está esperando un hijo de él.
-Que? Señorita está usted segura- asentí a su pregunta – Pero, si inventó un romance con el por celos?
-No Rose, cuando estuve en su casa, luego del accidente fui testigo de la cercanía entre los dos.
-Que va a hacer ahora?
-Debo plantearme muchas cosas y debo pensar bien lo que haré. Ante la duda estaré en mi habitación, un poco indispuesta, si preguntan. Pero no comentes esto con nadie.
-Si Señorita, confíe en mi. Yo cuidaré que nadie lo sepa.
Esa noche, fue muy difícil conciliar el sueño, cada palabra de esa mujer resonaba en mi mente y causaba estragos en mi, para cuando llegó la mañana, mi semblante estaba devastado, así es que no sería difícil convencer a todos de que no me sentía bien, logré dormirme, pensando una y otra vez en que haría con esta difícil situación.
Cuando desperté, Rose estaba junto a mi
-Señorita, creo que tendrá que simular que aún duerme, acaba de llegar el Señor y quiere verla, pero insistió en que deseaba constatar de que usted no tiene algo peor.
-Peor? Peor que un corazón destruido? Que puede haber?- dije con tristeza
-No se preocupe lo persuadiré, pero por si acaso no lo logro, ya está advertida de su presencia.
-No quiero verlo.
Luego de dos días en mi habitación, encerrada solo con mis pensamientos, tratando de comprender lo que había sucedido, decidí que no estaba dispuesta a comenzar mi vida junto a William, dejando a un niño por nacer, sin un padre, sin un futuro que por derecho le correspondía más a él. Mire el anillo en mi mano y con el dolor de mi alma, lo quité, lo guarde en el estuche y me dispuse a escribir una misiva dirigida a William.
Mi Estimada Excelencia:
Con mi más profundo pesar y dados los últimos acontecimientos, que han hecho tambalear todo mi mundo, debo rechazar de manera indeclinable su propuesta de matrimonio. El niño que espera Iris merece todas sus atenciones y no estoy dispuesta a ser un obstáculo para que su Excelencia pueda cumplir con sus obligaciones para con ambos.
Sinceramente, Helena.
Envié a un mensajero con la misión de que solo se lo entregara a William en manos propias, sabía que después de eso el vendría a buscar una explicación y trataría de revertir mi decisión, en ese caso la única solución que podía encontrar para que el se convenciera y respetara mi decisión. Por ese motivo le informé a mi padre mis deseos de aceptar la proposición de Lord Henry Carter, para acceder a ser su esposa, aunque se me deshiciera el alma; solo así William se convenceria de que mi decisión no tiene vuelta atrás. Sabía que esta situación acarrearía innumerables habladurías, pero luego de renunciar al hombre de mi vida, nada me importaba.
En un principio, mi madre cuestionó la decisión que estaba a punto de tomar, pero cuando le explique los motivos ella decidió apoyarme, dejando en claro que aún así, no lograba entender mi proceder, mi padre muy a su pesar, también, se reunió inmediatamente con Lord Carter, para informarle mi decisión de aceptar su propuesta, ya no había vuelta atrás, solo le pedí un plazo de seis meses para que pudiera acostumbrarme a la idea, pero la excusa era que sería muy apresurada una boda en dos meses y era conveniente esperar a que se calmen las cosas.
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LA SOMBRA DE UN AMOR
Любовные романыElla, una joven llena de vida, audaz, inteligente, rebelde y portadora de una belleza indiscutible. La menor luego de cinco varones, la joya de la familia, un excelente partido para cualquier joven, pero ella sería deslumbrada por el hombre menos pe...