Era muy difícil para mi enfrentarlo en estas circunstancias, pero debía hacerle saber que las cosas habían cambiado y que tenía que aceptarlo, al igual que yo lo hacía, muy a mi pesar, en su rostro podía ver el desconcierto y el enojo, al cerrar la puerta de la sala tras de mi pude escucharlo.
-Se que no estoy en posición de reclamarte nada, pero me puedes decir que fue todo eso ahí afuera? Y que hacías con ese…?
-Mire las cosas entre usted y yo han cambiado, me imagino que no tengo que explicar el porque.
-Helena, por favor déjame que te explique…
-Que es lo que me tiene que explicar? Créame Iris se encargó de explicármelo perfectamente y por supuesto tomé mi decisión, sólo espero que la respete.
-Que quieres decir?
-Digo… que no me voy a casar con usted, no sabiendo que tendrá un hijo con la sirvienta, no voy a compartir el mismo techo con ella y su hijo, que por cierto será su heredero.
-Por favor, Helena lo voy a resolver, no tendrás que vivir con ella.
-Y que va a hacer? Echarla a la calle? No lo permitiré y por eso lo mejor es que todo termine así. Y ese…como usted lo llama, ahora es mi prometido.- decirle aquello me partió el alma, pero era mejor que lo supiera por mi.
-Que? No puedes casarte con él, me moriría de sólo pensar que serás suya, por favor, no lo hagas. – se arrodillo frente a mi tomando mis manos.
-Y crees que sería mejor casarme contigo y que luego todo el mundo descubra que tienes un hijo con Iris? Crees que para mi es fácil? Lord Carter me ha dado un tiempo para que nos conozcamos y quizás algún día llegue a quererle,…aunque nunca logre amarlo.
-Entonces es cierto? Ya tomaste tu decisión?
-Si; así es que debo pedirte que no vuelvas a buscarme, por favor- diciendo lo último en tono de súplica.
-Está bien, pero te aseguro que nunca podrás ser feliz con ese hombre.
Me miró con los ojos vidriosos, se giro y se fue. Al verlo irse de ese modo, el corazón se me estrujo, y algunas lágrimas rodaron por mis mejillas, con la certeza de que aquel hombre era el amor de mi vida.
Mi madre, entró a la sala, apenas vio que William abandonaba la casa, al verla me arrojé a sus brazos llorando desconsolada.
-Ay mi niña! Realmente estás segura de lo que vas a hacer? Estás dejando ir el amor, por un capricho. Que va a ser de tu vida casándote con un hombre y amando a otro?
- No lo sé, te juro que no quiero pensar en eso. Sólo me voy a limitar a planear mi futura boda y no quiero volver a hablar de William.
Luego de aquella visita, no volví a ver a William, ni siquiera asistía a las veladas más importantes, aunque mi corazón lo buscaba entre cada uno de los presentes, por supuesto que mi prometido siempre insistía en asistir a cada fiesta que se celebraba, mi madre no dejaba pasar oportunidad, para mencionar su molestia, insinuando que Lord Carter solo quería mostrarse de mi brazo en cada evento, claro está, que su percepción de las actitudes de este Señor, no eran erróneas, pero sólo me quedaba sonreír y salir a hacer mi mejor papel de la prometida feliz.
En la fiesta de la Señora Cronwell, la música era agradable, acababa de compartir una pieza, con mi inseparable compañero; pero de repente tanta charla de negocios en su círculo de amistades y algunos comentarios poco afortunados con respecto a algunas damas, comenzaron a agobiarme, y con la excusa de buscar algo fresco para tomar, me alejé, salí a una terraza que daba al jardín, me senté a contemplar los rosales bañados con la luz de la luna y automáticamente me pregunté si los del jardín de William se verían así de hermosos esta noche, esos que mando a poner para mi. Era evidente, que hasta en un momento así de simple y solitario no dejaba de pensar en él. En mi momento especial, me pareció escuchar unos pasos, pero al voltear no había nadie y de repente una voz, me sobresaltó
-Veo que es más placentera la soledad, que la compañía de dicho Señor!
-Simon! Casi me matas del susto!
-Acepta la compañía del caballero más apuesto y divertido de la noche?- dijo mientras se sentaba junto a mi
-Será un honor, pero seguramente me ganaré unas cuantas enemigas al robarme a uno de los solteros más buscados- reímos en complicidad. El es ese hermano con el que siempre hemos compartido muchas cosas, muchas charlas, a el no tengo que explicarle nada, nuestra conexión siempre fue muy fuerte.
-Eres feliz mi princesa? – dijo de repente
-Por supuesto! Últimamente tengo tantas cosas que hacer, los arreglos de la boda, concurrir a tantas fiestas, claro que si.
-Y tu? – Querida hermana, sino te conociera, podría creer que eres feliz, con todas esas cosas, como la mayoría de las jovencitas, pero tu eres distinta, para ti la felicidad siempre ha estado en las cosas más simples y últimamente no te he visto disfrutar, es más hace cuanto tiempo no vas a la casa de campo?
-Dos meses…la última vez fue cuando estaba con… no importa. Es que a Henry no le agrada mucho el campo, dice que no hay nada divertido allí.
-Sin embargo para ti lo es todo, porque no nos tomamos unas vacaciones de hermanos, con Gregory y David, sería genial además he estado practicando tiro y seguramente te podría ganar.
-Me encanta la idea! solo hermanos?
-Solo hermanos. En una semana?
-Hecho.
La propuesta de Simon, le había dado otro impulso a mis días, me apresuré a dejar todas las tareas que tenia pendientes para tomarme unas vacaciones antes de que la proximidad de la boda me consuma todo mi tiempo.
Rose tenía todo preparado para dos semanas en el campo, estaba tan ilusionada con volver al lugar que desde niña me había hecho tan feliz y entonces entendí la pregunta de Simon, aquella noche, estaba haciendo lo que le gustaba a Lord Henry. Por supuesto que a Henry no le agradó para nada mi huida, pero como iban mis hermanos aceptó.
Estaba todo cargado en los carruajes, entonces emprendimos el viaje, era feliz con solo ver por la ventana y ver los campos verdes, las pequeñas casas, disfrute del viaje como nunca, como si jamás volvería a ver todo aquello, aunque en el fondo sabía que una vez que me casara no podría venir tan seguido, a mi futuro esposo no le agradaba mucho.
Llegamos y Alice nos esperaba con una notable expresión de alegría, Simon me ayudó a bajar, lo miré y le dije sonriendo
-Ahora tu princesa si es feliz! – dándole un gran abrazo.
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LA SOMBRA DE UN AMOR
RomanceElla, una joven llena de vida, audaz, inteligente, rebelde y portadora de una belleza indiscutible. La menor luego de cinco varones, la joya de la familia, un excelente partido para cualquier joven, pero ella sería deslumbrada por el hombre menos pe...