CAPITULO XL

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Cuando volví en sí, estaba atada de pies y manos recostada sobre una cama pequeña, en una habitación con poca luz, la cabeza me daba vueltas, estaba confundida, lo último que recordaba era haberme subido a ese coche y luego esos hombres me emboscaron, pero ¿porqué? ¿qué querían de mí? ¿quiénes eran?, todas esas preguntas sin respuestas y la incertidumbre de no saber nada,me tenían muy nerviosa, aunque trataba de conservar la calma, para proteger a mi hijo, escuché un ruido tras aquella puerta vieja, tal vez era alguno de mis captores, la puerta se abrió y dos hombres, con aspecto descuidado entraron, uno traía agua, tenía mucha sed, pero la actitud de ellos me hacía desconfiar, parecían maleantes dispuestos a todo, uno le habló al otro
-Dale un poco de agua, el señor no estará contento si maltratamos a su huésped.
-¿Quién es su señor?...y ¿ que es lo que quiere conmigo?- pregunté
-Solo tenemos ordenes de mantenerla con vida, no puedo decir más por ahora; a su tiempo el señor se presentará ante usted, pero por el momento, no haga ninguna estupidez que la ponga en peligro.
Tome el agua que me ofrecieron, salieron y cerraron la puerta tras ellos; otra vez estaba a solas, en ese lugar, sin saber quien estaba tan interesado en alejarme de mi familia y de los que me aman, pero hasta descubrirlo debía ser cuidadosa, no quería poner en riesgo a mi bebé.
Llevaba más o menos,  tres días allí; a juzgar por las veces que me habían llevado comida, aunque para mi parecían semanas, estaba muy cansada, quería ir a casa y aún nadie me decía que estaba pasando, ya estaba en estado de desesperación, me dolía mucho la espalda, estar tendida durante tanto tiempo en la cama era algo que mi cuerpo ya comenzaba a sufrirlo. Ese día entró uno de los hombres, traía un poco de té y un trozo de pan, mis manos atadas al frente, me permitían poder alimentarme, por mi cuenta; antes de irse se dirigió a mi
-Señorita, hoy es su día de suerte; el señor vendrá a visitarla, parece que tiene buenas noticias para usted, ahora coma un poco, él dijo que en su estado debe alimentarse bien- dijo sonriendo con malicia.
Se fue y volví a quedarme ahí sola. Me había dormido por un largo rato, al despertar mi mente trataba de hilar toda la situación y fue ahi, cuando tomé noción de los dichos de mi captor, y sentí que el mundo se me venía abajo, aparte de mi familia solo dos personas sabían de mi embarazo, una era Iris y ...¡por Dios era él, Lord Carter! de repente todo tenía sentido, era su venganza, William y yo arruinamos sus planes, ahora se lo estaba cobrando, pero no podía evitar sentir miedo por mi bebé, en cierto modo por su causa, el se había quedado sin nada.
A medida que avanzaban las horas, mi inquietud crecía, a cada instante. Las voces tras la puerta me pusieron en alerta, sin duda él estaba allí, a sólo unos pasos de mi; al abrirse la puerta vi su rostro repleto de satisfacción, entró y ordenó al hombre que se quedara afuera; se acercó a mí, deslizó su mano por mi rostro y dijo.
-Hola querida ¿me extrañaste?- dijo riendo
-¿Porqué?-
-¿Porqué? Bueno tal vez, porque la última vez que nos vimos no pudimos hablar mucho, o tal vez porque me debes una explicación, ¿no crees?- poniendo su mano en mi vientre
-¡No me toque! No te atrevas a...-
-¡A que! ¡Me engañaste, te ibas a casar conmigo, pero esperabas un hijo de ese maldito! ¿Pensaste que sería tan estúpido de no darme cuenta? La misma noche de bodas lo notaría y el resto sería obvio.
-¡No me importaba¡ Hubiera hecho cualquier cosa por proteger a mi hijo, incuso casarme contigo.-
-¡Claro! ¿Cómo el honorable Duque, te había engañado, decidiste engañarme a mi?- Pues ahora estas en una situación complicada, porque te voy a usar para obtener lo que quiero, solo que voy a decidir si vuelves a ver a tu familia. -
-¿Qué quieres decir?-
-Tal vez si pagan te entregue o tal vez no ¿Sabes? tu futuro esposo pagaría lo que fuera para no perderte ni a ti, ni al niño; sería una tragedia que perdiera todo otra vez ¿ no lo crees, querida?- salió de la habitación riendo como un loco.
Habían pasado dos días de nuestro encuentro y no lo había vuelto a ver, hoy llegó ordenando que prepararan el coche, harían el intercambio. La noticia me alegro un poco, pero no podía confiar en su honestidad, lo oí tramar un plan, les dijo que fueran conmigo hasta el punto de encuentro, les muestran que ella está bien, reciben el dinero y allí, antes de irse crean la mejor distracción para huir, asusten a los caballos, tendrán que detener el coche si la quieren con vida, yo los espero en el puerto para zarpar.
Estábamos camino a lo que podía ser o no, mi liberación, aún estaba atada pero además con mis ojos vendados y amordazada, por lo que no podría advertir a nadie de los planes de estos maleantes.
Nos detuvimos y escuché a lo lejos la voz de William y otros hombres, uno de mis captores me tomó y me sacó un momento del carruaje, pude sentir la brisa rozar mi piel y luego de un empujón me metió nuevamente y cerró la puerta, William les advirtió que tuvieran cuidado conmigo.
-¡Tengan cuidado con ella, si algo le sucede les aseguro que lo pagaran!-
-No está en condiciones de amenazarme, señor, si es que tiene interés de recuperar a su prometida.
Luego de eso, no hubo mucho ruido, hasta que pude escuchar movimientos cerca, uno de los que me tenía prisionera dijo que si me quería recuperar tendría que alcanzarme y sin tiempo a nada, el carruaje emprendió una alocada carrera sin rumbo, el brusco movimiento me golpeó contra el suelo del coche, el dolor era terrible, los gritos de desesperación afuera, se hacían cada vez más lejanos, el coche golpeó muy fuerte contra algo y todo se detuvo.

LA SOMBRA DE UN AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora