CAPITULO XXXIV

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A pasado poco más de un mes, y en los últimos días, no tengo un día para descansar, Henry, no desaprovecha oportunidad para asistir a todo evento social al que lo invitan y por supuesto, casi me obliga a acompañarlo y la verdad, me siento como si fuera un premio que necesita mostrar, estoy muy agotada de esta situación, pero continuo accediendo a acompañarlo con la sola esperanza de encontrar a William en alguno de esos lugares a los que asistimos, y conformarme con ver esos ojos que me enamoraron, a veces siento que elegir a Henry como mi esposo fue una decisión muy apresurada, tal vez podría haberme quedado sola por un tiempo, y así no hubiera cometido tantas locuras, de las que no me arrepiento, pero me ponen en una difícil situación con mi futuro esposo, no quiero ni pensar lo que va a suceder cuando él se de cuenta que no es el primer hombre en mi vida, lamentablemente sacara sus conclusiones enseguida, y por estos días ese pensamiento se ha hecho muy presente, no se como voy a enfrentar ese momento.
Baje a desayunar con mi familia, no me sentía muy bien, he dormido muy mal y entre tanto ir y venir, no he comido muy bien. Mientras tomaba mi te, de repente mi estomago se revolvió, obligándome a correr y deshacerme de lo poco que había logrado ingerir, Rose estaba asustada e inmediatamente mi madre se hizo presente en mi habitación.
-Helena! Hija estas bien?
-No, no he estado muy bien últimamente, estoy muy cansada, desganada, pero creo que este malestar es parte de los nervios por la boda.
-Rose, me puedes dejar a solas con mi hija? … por favor.
Inmediatamente Rose obedeció y mi madre se sentó junto a mi en la cama, sentí su incomodidad con lo que quería indagar y finalmente habló.
-Hija, sabes que te amo mucho y que para mi eres lo más importante en mi vida, tanto como tus hermanos, pero tu eres mi pequeña y he visto como en los últimos días te has convertido en una sombra de Lord Carter, ya no veo a esa desafiante y alegre jovencita, se ha apagado ese brillo que te caracteriza, además no soy tonta, me doy cuenta como se miran tu y William,…aun así decidí respetar tu decisión al igual que tu padre, pero no te veo feliz y no quiero que el resto de tu vida vivas a la sombra de un hombre al que no amas, porque es la verdad, tu amas a William… y el te ama a ti.
-Es cierto madre,… pero si me casaba con él hubiera sido egoísta, pensando solo en mi,…él va a tener un hijo con Iris,… aunque fue antes de conocerme, pero es la realidad, ¡su realidad!... y yo no voy a interponerme.
-Hija, esto es un poco complicado de preguntar, pero debo saberlo…cuan lejos llego tu relación con William?
Su pregunta me sorprendió y me lleno de vergüenza, será que David le contó de mi escapada a mitad de la noche? …o tal vez le dijo todo?
-Madre! Que insinúas?
-Voy a ser más directa,…y quiero la verdad,…William y tú…tuvieron intimidad, de la que tienen los esposos?
Mis ojos estaban nublados por las lágrimas, asentí y rompí en un llanto desconsolado, refugiándome en los brazos cálidos de mi madre, que no paraba de acariciarme.
-Mi pequeña Helena! Porque no me lo contaste, esto lo cambia todo. Tu no te puedes casar con ese hombre! Tu vida será un infierno junto a él! Además,… hay algo que me preocupa más, tu cansancio, tu falta de apetito, tu malestar y los vómitos en la mañana, podrías estar esperando un hijo de William.
-Ay mama! Jamás quise llegar a esto, pero entiende, ni siquiera lo pensé, sólo quería amarlo y sentirme amada aunque sea una vez en mi vida.
-Pero hija! Te das cuenta? Te vas atar a un matrimonio sin amor para toda tu vida! Es horrible lo que vas a hacer contigo, y si mis sospechas son ciertas vas a arrastrar a un inocente contigo. No lo entiendo! Vas a tener que reconsiderar muchas cosas, pero no olvides que cuentas con tu familia, no estás sola.
-Mamá? Tu crees que podría estar esperando un hijo? Así, tan rápido?
-Helena, a veces puede darse muy rápidamente, tu padre y yo, pocos meses después de casarnos ya esperábamos a tu hermano y otros pasan años sin tenerlos. Pero en nuestro caso siempre fue desde el amor.
-Que voy a hacer?
-Tendremos que esperar…pero no puede ser demasiado tiempo. Ahora hija, porque lo hiciste? El te obligó o te sedujo?
-No! …Yo deseaba sus besos, su contacto, ser amada por alguien a quien amo, en sus brazos me estremecía, quería entregarme en cuerpo y alma a él, todo fue amor. Me atrevo a decir que yo lo seduje.
-Helena, realmente lo amas! Pero y él?
-Después de eso,… me pidió que nos fuéramos lejos y nos casáramos escondidas. Pero nunca pensé que esto podía pasar.
-Ese es el problema, no pensaste ni por un segundo, en ninguna de las consecuencias y William fue muy irresponsable. Jamás lo hubiera esperado de alguien como el.
Mi madre trataba de no ser dura, para que no me sintiera peor, pero era muy vergonzoso, contarle a mi madre que había desobedecido deliberadamente todas las órdenes, que había quebrado su confianza, en cierto modo la había decepcionado, al menos eso era lo que sentía. Ella me tomó en sus brazos, acariciando mi cabello como cuando era una niña.
-La verdad, siempre quise que tuvieras un matrimonio parecido al mio, lleno de amor, cuando William comenzó a cortejarte, sabíamos que su gran amor había sido Elizabeth, y me preocupaba que vivieras a la sombra de ese amor, pero luego al verlo como te miraba y como se comportaba contigo, comprendí que de alguna manera habías conquistado su corazón. Pero de ahí a esto, no lo esperaba de él.
Contarle todo a mamá,  en cierto modo me liberaba y me sentía más acompañada, pero desde ese momento, cada día al despertar revisaba mi cama y mi ropa, buscando aunque sea una pequeña mancha que me diera el indicio de que no había nada de que preocuparse, hasta ahora eso no sucedía.  Si todo continuaba igual, tendría que adelantar la boda.

LA SOMBRA DE UN AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora