CAPITULO XLIV

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Estaba cansada y más que aburrida de estar en la cama, ya había pasado más de un mes, mi vientre aún me molestaba, mi madre cuidaba de mi al igual que Rose, el doctor había dejado indicaciones para una recuperación rápida, de todos modos el hablaba mucho con mi madre y con William, no entendía porque no trataba directamente conmigo,  ya que yo era la paciente y estaba en condiciones de escuchar y entender sus conclusiones con respecto a mi. Hoy vino, me reviso, me hizo algunas preguntas y luego de responder, pidió hablar a solas con mi madre y William, mi madre lo invitó al despacho con ellos, al verlos salir me levanté con cuidado y decidí seguirlos, me pare afuera de la puerta para poder escuchar lo que hablaban.
-Excelencia, como ya le había informado a Lady Christine,  considero que debo hacer lo propio con usted,  ya que Lady Helena se convertirá en su esposa, pero ya ha pasado más de un mes y aún no hay señales del periodo de la Señorita,... y me temo... que esa no es una noticia alentadora.
-¿Qué es lo que usted cree doctor?- preguntó lleno de ansiedad
-Bueno,  es muy probable que luego del accidente y de perder el embarazo, su vientre se haya visto dañado, y por mi experiencia... es muy probable que no pueda volver a concebir.
-¿Qué? Pero ella es muy joven aún.-
-No se trata de eso- dijo mi madre- El accidente ocasionó daños, tuvimos suerte de no perderla a ella también. -
-¿Tan grave fue todo aquello?- preguntó William
-Me temo que si, milord. - afirmó el doctor
-William, aún no se lo he podido decir a Helena,  no tengo el valor-
-No se preocupe,  yo seré su esposo y es mi deber decírselo y contenerla.-
-Por favor, sea cuidadoso ella podría sentirse muy mal al saber que no podrá darle hijos.-
Con todo lo que acababa de escuchar, decidí volver a mi habitación antes que me descubrieran, no podía pensar con claridad,  quería escuchar a William,  pero tampoco podía quitarle la ilusión de tener un hijo y parecía que yo no podría darle esa dicha.
Me acosté y espere, cuando la puerta de la habitación se abrió y vi que era él, ya podía suponer que tendríamos una charla muy difícil, trató de disimular la tristeza en su rostro, pero yo ya sabía el porque.
-William... ¿Estás bien?- pregunté
-Si,...si todo está bien- dijo nervioso, e hizo un enorme silencio mientras se sentaba en el borde de la cama, creo que buscando las palabras para hablar conmigo, pero al verlo tan abrumado, de inmediato tome la iniciativa.
-¡Vamos William,  ya dilo de una vez! ¿Acaso estas pensando el hecho de casarte conmigo?-
-¿Qué?¡No! No es eso...¿Porqué piensas eso?-
-Lo sé todo, los acabo de escuchar hablando con el doctor-
Su asombro fue muy visible, jamás se imagino que ya sabía la verdad.
-¿Helena,  te levantaste aunque lo tenias prohibido?-¿En que estabas pensando mujer?-
-¡Tenía que saber! Nadie me dice nada, me lo ocultan como si no tuviera derecho a  saberlo! Es mi derecho saber que no podré darte hijos y también entiendo si ya no quieres casarte conmigo, de todas maneras jamás serás feliz al lado de alguien como yo.- le dije entre sollozos y rompí en llanto, pero el me estrecho entre sus brazos tan fuerte que no podía liberarme de él y al oído me susurro.
-Jamás podría ser feliz si no te tengo a mi lado, solo pensar en que podrías haber muerto me aterra, tu eres mi vida Helena,  yo vivo por ti, porque te amo.
Se apartó de mi, limpió mis lágrimas con sus manos y me miró fijamente a los ojos diciendo
-Te amo y no voy a dejarte, serás mi esposa si tu me amas y te aseguro que esto lo vamos a pasar juntos,... y si tu quieres podemos ver a otros doctores, pero si no lo quieres te apoyaré en todo lo que tu decidas.
-¿Y qué va a pasar cuando sientas la necesidad de  ser padre? ¿Buscaras a una amante para que te de lo que yo no pueda?-
-Hay muchos niños que necesitan padres- respondió
-Eso piensas ahora, pero...- posó su dedo en mis labios para que no siguiera
-Solo pienso que lo único que necesito para ser feliz es a ti,...nada más.

LA SOMBRA DE UN AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora