CAPITULO XLVII

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Estaba parado ahí, sintiendo que todos me observaban y que seguramente más de uno ya había notado mis nervios, aunque no era la primera vez que estaba en esta situación, me sentía como un jovencito inexperto, me sudaban las manos, no podía creer que esta mujer se demorara tanto, siempre decían que era normal que la novia se demorara un poco más, pero la espera me tenía loco, hasta que la vi entrar del brazo de su padre, se veía más hermosa que nunca, era como un ángel iluminando todo a su delicado paso, yo ya había caído a sus pies aquel día que nos encontramos en ese callejón, y en cada instante que sus ojos miraban los míos, pero ahora esa jovencita audaz y atrevida, estaba a punto de ser mía para siempre, despertaría y dormiría mirando esos hermosos ojos negros, cada día de mi vida, ella me había rescatado, me enseñó a vivir de nuevo, a guardar en mi corazón a los que amé y ya no están, a amar sin sentir culpa, solo amor, me hizo sentir vivo y ahora sería mi esposa. Todas esas cosas que vivimos juntos pasaban por mi mente, mientras decíamos nuestros votos, nos uniamos simbólicamente con unos anillos, pero nuestra unión era desde el alma, la suya ya era parte de la mía hace mucho, tomé su rostro entre mis manos y la besé  afirmando nuestro amor.
Durante la fiesta todos los presentes querían darnos sus felicitaciones y buenos augurios, incluso algunas mujeres trataban de caerle en gracia a la nueva duqueza aunque tiempo atrás, muchas quisieron ocupar ese lugar, pero ahora que la veo entre todas ellas, es obvio que solo ella podía sacarme de las sombras, fue como si en ese instante me diera cuenta que había esperado por ella mucho tiempo y siempre fue solo ella.
-Joseph, podrías ordenar que alisten el carruaje?- Estoy muy ansioso por mostrarle a mi esposa, nuestro nuevo hogar
-¿Esta usted seguro? Parte del camino lo recorrerán ya entrada la noche.-
-No importa, de todos modos llevaré algunos hombres cerca, que no levanten sospechas-
-Está bien milord, como usted ordene.-
Me acerqué muy despacio a donde estaba Helena, para pedirle que nos fuéramos, habría muchas otras fiestas donde podría conversar con esas damas, pero sólo teníamos una noche de bodas.
-Pero no podemos hacer ese desaire a los invitados- espetó ella
-Somos los novios y es nuestro día, ellos pueden seguir disfrutando de la comida y la bebida, te aseguro que no les molestará. - intentaba convencerla.
De un momento a otro, estaba excusandonos con los invitados, alegando que el camino a nuestro destino era muy largo y agotador, así es que no teníamos más remedio que abandonarlos y dejarlos bajo las atenciones de nuestras familias.
-Pero debo llevar mis cosas!- dijo algo nerviosa
-No se preocupe, milady Rose y yo encargaremos de cargar todo, luego los alcanzaremos a mitad de camino.- dijo Joseph para tranquilizarla.
Realmente este muchacho, estaba en todos los detalles, era más que un simple empleado, aunque también me daba cuenta de las atenciones que tenía hacia Rose.
Nos despedirnos de todos, nos acomodamos en el carruaje y emprendimos viaje a nuestra casa de campo, íbamos uno junto al otro abrazados y apreciando el paisaje, que hasta ese momento nunca lo había disfrutado tanto, ver caer los últimos rayos del sol junto a mi amada esposa, era solo el comienzo de una nueva vida para mi.
Un movimiento brusco, nos despertó nuestro sueño.
-Es una de las ruedas milord, no se preocupe  la reparare y continuaremos el viaje.- dijo el cochero
Escuchaba los movimientos afuera, hasta que de repente todo quedó en silencio, entonces decidí salir a ver que pasaba, pero al abrir la portezuela, me encontré cara a cara con Henry Carter, que tenía apresado a mi cochero.
-Vaya, vaya, que loco es el destino- dijo con sarcasmo
-¿Tu?¿Qué haces aquí?¿Cómo escapaste?-
-Bueno,... uno tiene sus trucos y combinado con un guardia un poco ebrio, ...resultó favorable para huir, pero cuando vi el carruaje, nunca pensé que sería el tuyo, solo iba a tomar el botín y huir con los caballos,...pero sería muy tonto si no aprovecho esta oportunidad.
-Te lo advierto Carter!
-No estas en condiciones de amenazarme,... además veo que tienes algo que a mi me interesa muchísimo, dile a Helena que salga - dijo apuntandome con su arma
-¡No te atrevas a hacerte daño o...
-O que? William, sabes que no le haría daño, solo podría divertirme un poco, de todos modos tu tomaste lo que era mio.
En un movimiento rápido, cambio al cochero por Helena, con la escasa luz que irradiaba el farol, veía el temor en los ojos de Helena, el la tomaba del cuello apuntando a su cabeza, en ese instante mi mundo se derrumbó, ella estaba nuevamente en peligro y en manos de ese bastardo.
-¡Hola querida! Supe que lograste casarte con este imbécil,... y por cierto esta es su noche de bodas,... aunque tal vez podríamos divertirnos los dos, de todos modos me lo debes, por engañarme con el mientras estabas comprometida conmigo.
-No te atrevas a tocarla, porque te juro que te mataré- mientras lo amenazaba, advertí que entre los árboles estaba Joseph y algunos de mis hombres, esperando para atacar, al sentirme respaldado no dude en abalanzarme sobre Carter, logrando liberar a Helena, mientras forcejeaba para desarmarlo, y un estruendo dejó a todos en silencio.

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