CAPITULO XXIV

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Estaba en mi estudio, revisando los libros de mis propiedades, cuando Rudolph irrumpió para anunciarme que había un mensajero, que requería mi presencia para hacerme entrega de algo muy importante, cuando me acerqué a recibirlo, me asombre al notar que el joven era uno de los mensajeros del Conde.
-Su Excelencia, tengo algo que me encomendaron entregárselo en sus manos, así es que cumpliendo con mi encargo, me retiro.
Hizo una reverencia y se retiro, dejándome su encargo, entré a mi estudio y al descubrir, que dentro del estuche estaba el anillo que le había dado a Helena, un sudor frío corrió por mi espalda y me apresuré a leer la carta, pero en ese instante la rabia se apoderó de mi, cegándome por completo
-Rudolph! Rudolph!- grité mientras iba a su encuentro
-Excelencia! Que sucede?- pregunto desconcertado
-Dónde está Iris?- la furia en mi era incontrolable
-Que?... Pero Señor?
-Dónde está!!!
-En la cocina…creo, pero no entiendo- repetía mientras seguía mi paso
Entré en la cocina y tal debe haber sido mi expresión que inmediatamente todos se paralizaron ante mí presencia
-Tú! Si aprecias tu vida ven a mi despacho- dije señalando a Iris
Entramos y cerré la puerta, descargando parte de la furia en aquel movimiento, a lo que el rostro de Iris palideció.
-Tienes miedo? Haces bien en tenerlo dije mientras le arrojé la carta de Helena- Me quieres explicar que significa esto?. Ella ni siquiera tomó la carta.
-No se leer, su Excelencia.
-Pues para no saber algunas cosas, elucubraste un plan bastante macabro.
-No entiendo… no se de que me habla.
-Pues déjame resumírtelo, Helena acaba de cancelar la boda, porque según ella le dijiste que estas esperando un hijo mio! Que mentira es esa por Dios! Explícate.
Su rostro se congeló, como si no esperara que Helena la hubiera puesto en evidencia, pero luego reconoció todo con una enorme satisfacción en su rostro, conforme con su venganza
-Es cierto! Fui a verla y le conté todo, también le dije que estoy embarazada y lamentablemente para usted, eso es verdad, estoy esperando a su hijo!!!... a su heredero!
Su confesión me derrumbó, como era posible que hubiera sido tan estúpido, mis descuidos y mi vulnerabilidad ante la lujuria, me habían puesto en esta situación.
-Se lo advertí! Cuando me rechazó nunca contó con la posibilidad que hoy tengo en mis manos, ella es demasiado sensible e inocente, como para dejar a mi hijo sin padre y sin todas las posibilidades que le traerá ser el hijo de un Duque. Usted es el único responsable de su futuro, Milord. – dijo con una sonrisa de satisfacción.
-Véte! fuera de mi vista! No te quiero aquí!
-Oh no Milord! Imagínese que dirían si se corre la voz de que me echó con un hijo suyo en mi vientre?- haciendo alarde de su triunfo.
-Solo sal de mi vista!- dije resignado
Me quedé por largo tiempo, encerrado en aquel lugar, sin más compañía que una botella de licor, que a estas alturas ya casi estaba vacía.
La oscuridad de la noche cubría toda la habitación, acompañando la desolación que reinaba en mi, todo mi mundo se había derrumbado de un momento a otro, apenas en la mañana me sentía el hombre más afortunado del mundo, planificando mi vida junto a mi amada Helena, una en donde habría momentos felices juntos, incluso imaginaba hijos con ella, pero ahora tendría un hijo con una mujer que solo había sido un desahogo para mis noches de soledad.
Cómo pude ser tan imbécil! Tendría que haber imaginado que algo así podía pasar si continuaba teniendo intimidad con Iris. Pero nunca creí que ella buscara quedarse embarazada, sabiendo que nunca la convertiría en mi esposa.
Tenía que hablar con Helena, ella debe saber la verdad de todo, quizás si la convenzo de que esto sucedió mucho antes de que ella apareciera en mi vida, reconsideraría su decisión y podríamos darnos una oportunidad. Mañana a primera hora iré a verla, seguramente podremos resolverlo y tal vez así podremos afrontarlo juntos.
En la mañana me  preparé rápidamente, para ir a la casa de Helena,  debía explicarle todo a ella y a sus padres, que a estas alturas de los acontecimientos ellos deben saber lo sucedido.
Al llegar, Lady Christine me recibió, notaba cierta incomodidad con mi presencia, pero era comprensible.
-Lady Christine, es muy penoso para mi todo lo sucedido, pero estoy aquí para aclarar absolutamente todo.
-Lo entiendo, Excelencia… pero créame que lo mejor para todos es dejar las cosas como están, debería regresar a su casa y resolver sus asuntos, que considero son sumamente importantes. En serio le aconsejo que regrese a su casa.
-Discúlpeme, pero no me iré sin hablar con su hija primero.
-Lo siento pero ella no está… salió con…
Y en ese momento, a mis espaldas ingresó a la casa alguien, que logré reconocer por su voz muy familiar.
-Lord William, no creí volver a verlo en ésta casa?
Mi sorpresa fue mayor al ver que de su brazo traía a mi amada Helena, en ese momento la furia se apoderó de mí.
-Helena,  que significa esto? Y tu que haces con mi prometida?- noté una sonrisa sarcástica en Carter
-Tu prometida? Creo que la dama reconsideró su error, por lo tanto tomó la decisión correcta,  o no querida?
Entre la furia y la confusión, lo tomé por  las solapas de su traje, pero ella inmediatamente se interpuso entre ambos, dirigiéndose a él dijo.
-Me permite un segundo a solas con el Duque, debo explicarle, más tarde puede venir por mi. Le prometo que nada cambiará, confíe en mi, por favor. – él tomó su mano la besó y se retiro.
-Acompáñame!- dijo
La seguí sin lograr entender que había sido toda esa situación, no entendía como ella había salido con este hombre a poco de rechazarme.

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