Capítulo 63: Tormenta y destrucción

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– ¿Lo has oído? ¿Ese rumor que se ha extendido…?

– Si… ¿Cómo se hacen llamar esos tipos?

– ¡Son tormenta y destrucción! Están venciendo a todos los dioses del Svarga.

– Se dice que quieren llegar a la cima de nuestro panteón…

– ¡Tonterías! ¡Nadie puede hacer algo así! ¡Solo un loco!

– O tal vez alguien con mucha pasión… ¡Un corazón ardiente!

– ¡Deja de decir tonterías!

Lakshmí parpadeaba perpleja cada vez que escuchaba esas noticias, que habían tocado todos los rincones del Svarga hasta el templo Orchha. Eso despertaba su curiosidad… ¿Quién tendría el valor suficiente para derrotar a los 1115 dioses del Svarga y llegar a la cima…?

« Ellos… ¿Quiénes son…? » [01]

– ¡Ayuda!

El grito de una mujer indicó un nuevo incidente en el templo Orchha: los guardias del templo se acercaron de inmediato a la diosa que estaba tirada en el suelo, junto a un cuerpo…

– ¿¡Qué pasa!?

– ¡Mi esposo… está muerto! ¡Acaba de morir!

El tumulto se hizo presente, incluyendo Parvati y Saraswati que dejaron sus lugares de trabajo, y al tiempo se apareció Kedara para arreglar la situación. A pesar de sus intentos de que todo estuviera en paz, la diosa afectada con sus gritos hizo saber lo ocurrido:

– ¡Fue culpa de esa mujer! – apuntó a Lakshmí – ¡Ella… Fue ella la que mató a mi esposo con su maldita mala suerte!

– Eso es ridículo. – se burló Kedara con una sonrisa – ¿Cómo puede ser qué--?

– ¡Ella hila el destino, y lo graba en los malditos talismanes caros! ¡Ella escribió que mi esposo moriría, y con descaro me lo vendió!

– Una tontería tras otra. Por favor, dejemos las cosas--

– ¡Te mataré, maldita! – se precipitó hacia Lakshmí para atacarla, pero Kedara la detuvo de un movimiento.

– ¡Suficiente! No voy a tolerar esta actitud tan agresiva, ¡Largo de aquí!

– … ¡No se ha terminado! – la diosa apuntó de nuevo a Lakshmí – ¡La mala suerte que arrastras tocará tus puertas! ¡Algún día recibirás tu castigo!

– ¡Ya váyase!

Con ayuda de los guardias, la diosa fue sacada lo más pronto posible del templo; fue entonces que Kedara se acercó a pasos acelerados y furiosos a Lakshmí. Ella se dió cuenta de qué era lo que sucedería a continuación.

– ¡Y-Yo no… no fui… lo juro…!

– ¡Maldita sea, Lakshmí!

El dios azotó las manos en la mesa dónde estaba sentada Lakshmí, asustándola lo suficiente para sacarle pocas lágrimas de sus ojos.

– Te he dicho mil veces que hagas talismanes de buena suerte… ¡No tus tonterías de desgracia!

– ¡P-Pero yo--!

– ¡Otro problema más y te haré conocer la verdadera desgracia! ¡Ya tengo suficiente con las quejas de todos tus problemas en Kedarnath!

El poder de Lakshmí le era incontrolable; su poca expresión emocional no le permitía manejarlo de manera correcta, de modo que se volvía una máquina de mala suerte que traía desgracia a su alrededor.

Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora