Capítulo 65: Amuleto de la suerte

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– ¡Qué miedo…!

Una noche lluviosa arremetió en su hogar; las pobres láminas de dónde vivían provocaban la intensificación del sonido de la lluvia, y con ello el ambiente todavía era más aterrador, además de frío y oscuro.

Un trueno golpeó en la lejanía y la niña se levantó corriendo hasta llegar a otra mujer, sentada en la cama principal de la habitación con ambas manos entrelazadas con un collar de perlas. La mayor volteó a la niña, dándole como respuesta una sonrisa cálida.

¿La lluvia te asusta?

– ¡Por supuesto que sí, onee-chan! ¡Es tan fría, suena muy feo, y es tan… tan…!

La mayor soltó una ligera risa que provocó el repentino enfado de la menor.

– ¿¡Por qué te ríes!? ¡No es nada divertido!

– Claro que lo es. Me divierte mucho ver tus pucheros de niña pequeña tratando la lluvia…

– ¡Yo no soy una niña pequeña! ¡Yo soy grande--!

Otro rayo golpeó, provocando de nuevo miedo en la pequeña niña que buscó refugio debajo de la abundante túnica que usaba la mayor. Ella sonrió de nuevo y puso una mano sobre la cabellera de la niña para tranquilizarla con un toque…

– ¿Qué te parece… si rezamos un poco? ¿Eso calmará tus miedos?

– … ¡Si, si! ¡Por favor, Gangam onee-chan! ¡Qué sea rápido antes que otro rayo se aparezca!

Ambas bajaron de la cama, se pusieron bajo rodillas, y pusieron las manos entrecruzadas frente a la orilla del inmueble, siendo que la menor tuvo que usar una caja de madera para estar a la altura, y comenzaron un rezo a la diosa que veneraban desde hace varias generaciones atrás…

Queridísima Lakshmí, por favor ven a mi vida…
Llena mi hogar con tu sagrada presencia ~♪

Hónrame con tu protección y tus caminos prósperos…
Por favor trae tus riquezas tanto espirituales como materiales~♪

Ayúdame a encontrar la plenitud y el éxito… ~♪

Lo estuvieron repitiendo largas veces y en repetidas ocasiones; la lluvia a su alrededor comenzaba a hacerse menos notoria, e incluso los rayos que caían dejaban de asustar a la menor. Todo porque ella se encontraba allí… esa figura de hermana mayor se encontraba presente, para darle calma a la pequeña.

Un rato después, la mayor abrió los ojos y se dió cuenta que la pequeña ya estaba dormida. La tomó en brazos y la depositó cuidadosamente sobre la cama, poniéndole una cobija para cubrirla del frío, y finalizó con un beso en su frente.

Esa fue la última imagen que tuvo la mayor antes de irse a dormir también, imagen que fue acompañada del último verso del manthra* a Lakshmí:

– Aumenta mi buena fortuna, por favor, para que pueda ayudar a los demás…

– Aumenta mi buena fortuna, por favor, para que pueda ayudar a los demás…

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Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora