Capítulo 88: Nueva séptima ronda

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¿No me oyeron? ¡Solo lo repetiré una vez más!

» ¡Les pido su bendición para que mi amiguis Juanita y yo seamos las representantes para pelear la nueva séptima ronda del segundo Ragnarok!

– … ¿¡Ustedes qué…!?

Todos los miembros presentes en ese momento en el Consejo de dioses estallaron, boquiabiertos y con los ojos expulsados por la sorpresa. En particular, la más sorprendida fue la humana francesa Jeanne, a quien Atenea abrazó con mayor fuerza.

M-Mais… ¡Mais…!

– ¿Qué te pasa, mi querida Juanita? – Atenea le sonrió coqueta, poniéndole la mano en la barbilla – No tengas miedo de mi pequeña alucín. No te pasará nada en mis brazos.

– Mais… ¡¡Mais…!! – los nervios estaban a punto de hacer estallar a Jeanne, tanto que empezó a hablar en su lengua materna – Tu es une femme…! Moi aussi…! Nous ne pouvons pas…! Nous ne pouvons pas…!

– Shhhh~ – Atenea puso un dedo en los labios de Jeanne – Ne parle plus, mon trésor. Guarda tus cuerdas vocales para el campo de batalla… Cuando te conceda el honor de decir tus últimas palabras~

Jeanne no pudo soportarlo más; su cuerpo estalló de rojo vivo por la vergüenza y cayó al suelo inconsciente, haciendo que Leónidas se levantara de su asiento para atenderla. Por su parte, Geir estaba a punto de pasar por el mismo proceso.

– Qué… ¿Qué dice…?

– ¡Ash! Qué pesados y sordos son… Quiero ser la séptima peleadora de los dioses, mientras mis tíos y papi arreglan este desastre… A cambio que Juanita sea mi compañera de baile.

– ¡Eso está claro para mí, pero--!

– ¿Entonces de qué te quejas? – sin dudar Atenea le dió un zape a Geir.
 
– ¡Pero hija…! – Zeus se adelantó a Atenea – No puedes tomar una decisión así en este momento. Debemos hablarlo con más calma, y sin necesidad de humanos alrededor…

– Ya lo decidí, papi… ¡Si no quieres que golpee gente, así se hará! ¡Mira cómo lo hago con el espartano a mis espaldas!

Leónidas acababa de levantarse de su asiento y, tras llegar con Jeanne para comprobar su estado físico, intentó atacar a la diosa Atenea con un golpe en la espalda. Pero la diosa pudo preverlo muy fácilmente; saltó con un giro de 360°, dejando espacio libre al espartano, y cayó sobre su espalda para derribarlo al suelo.

– ¡Jaja, juego de niños~!

– ¡Humano…! – Zeus se enfadó mucho al ver el intento de Leónidas – ¿¡Qué intentabas hacer!?

– ¡L-Leo…! – Geir se mostró preocupada.

Leónidas intentó levantar la cara, pero Atenea se agachó y le puso un dedo en la mejilla; con los ojos activando la Conciencia de Guerra, pudo ver el gran espíritu guerrero del espartano, lo que le hizo sonreír.

– Tú también eres mi tipo, Leónidas I de Esparta… Lástima que tu pequeña valkiria no te dejara jugar en este torneo. Podríamos divertirnos mucho…

– ¡Atenea, basta!

El grito de Zeus molestó a Atenea; se levantó del espartano y dejó que Geir lo atendiera. Los otros dioses estaban divididos en sus opiniones sobre el asunto.

– ¡Es sólo una niña! ¡No digas que hablas en serio!

– Pero… esquivó al asesino de Odín…

Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora