Capítulo 70.2: La más bella... (Parte 2)

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– ¡Vamos, Gangam! ¡No te rindas, Gangam!

– … ¿Gangam?

– Eso no importa. Ahora importa que ella gane.

– Me da igual, pinche vieja.

– ¡Eh! ¡Habíamos quedado que nada de esa horrible agresión!

– Me vale madres.

El mexicano, sentado a varias sillas de distancia de la reina egipcia, levantó la mano en un gesto ofensivo, que provocó que ella se sonrojara de ira.

– ¡Deja de hablarme así! Después de todo, ¡También soy una mujer!

– Y yo creo en la igualdad de género. Lo siento, mi ciela.

La humana quiso levantarse y discutir con el mexicano, pero se quedó con esa sensación de impotencia; quería respetar el acuerdo que le había dado Adán de no tener más problemas entre ellos. Además, él era mucho más fuerte que ella y podría darle otro puñetazo en la cara.

Qin Shi Huang, sentado a su lado, le puso una mano en el hombro a modo de consuelo.

Hâo. En algún momento olvidará que traicionaste a toda la humanidad por un capricho egoísta. Sólo dale tiempo.

– Ya te expliqué que no lo hice así… Además, estaremos aquí mucho tiempo. Nunca me dejará olvidarlo.

Por otro lado, el inigualable luchador de sumo Raiden Tameemon tenía una mano en la barbilla. Tras haber admirado lo suficiente a aquellas mujeres hasta que Prour le arrancó unos cuantos dientes, se tomó el combate en serio.

– Acaba de perder su lado izquierdo, que parecía ser su flanco más fuerte… Tiene muchas heridas, su vitalidad debe estar por los suelos, por no hablar de todos los golpes recibidos…

» ¿De verdad crees que vas a ganar? Es ridículo.

– ¡No hables así de ella! – Cleopatra se levantó para defenderla – Si mi amiga todavía puede levantarse, entonces puede ganar.

– ¿Con qué, con un milagro? – el rikishi rió con fastidio – Eso es aún más ridículo. Hay otros aquí que merecían un milagro más.

– Cariño… – Prour puso una mano en el hombro de su marido.

Un comentario dirigido no sólo a los enamorados, sino a todos los reunidos en Eljudnir. Qin Shi Huang suspiró con el ánimo bajo.

– ¡Bu Hâo! Esto no se ve nada bien… Ni siquiera con esa cosa rara del escudo que hace.

– ¡Más vale que no sea un Volund…! – exclamó Mist muy molesta – No tendrían por qué aceptarlo después de lo que me pasó… ¡Serían muy tontos y necios!

– ¡Mejor para mí! – exclamó Rasputín – ¡Juguetes nuevos! Esperemos que no sea tan seria como esa reina egipcia…

– No te preocupes, pequeño… – Alrune sonrió con picardía – Las demás no son tan frías.

– ¡Deja de vender a tus propias hermanas, idiota!

Mientras tanto, en una mesa alejada de la principal, Siegfried y Brunhilde compartían un cómodo sofá para ambos, el matadragones sosteniendo en brazos a la primera hermana valkiria. Su rostro platinado se apoyaba en la oscura cabellera de su esposa, deseoso de ser incluido en la discusión.

– Tienen razón. Veo las cosas complicadas a partir de ahora. Su cuerpo está acabado, su arma aunque regenerada podría ser destruida, y esa diosa tiene un poder aterrador…

» ¿Qué te parece, Buu-chan?

– Hmmm… – ante el comentario de Siegfried, volvió la cabeza a la realidad – Todo lo que ha conseguido hasta ahora sólo puede deberse a un Volund… No se me ocurre otra forma.

Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora