Capítulo 90: Superación

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– Así que, este hombre será un nuevo miembro del Olimpo.

– … ¿¡Qué!?

El anuncio de Zeus de la ascención divina de Alcides, un humano, para formar parte de los dioses de Grecia, cayó como balde de agua fría a todos ellos; ¿Cómo era posible este suceso? De no ser por el relato de Ares sobre su estadía en Tebas en su intento de castigar a la humanidad, ninguno de los olímpicos hubiera creído que de verdad ese humano había ingerido ambrosía para hacerle frente al ejército divino de ángeles.

– ¿Esto es en serio? – inquirió Apolo, el dios del sol, con un rostro poco amable – No puede ser. Los cielos se mancharán con esta presencia mundana.

– ¡Yo también creo lo mismo…! – inquirió con desagrado Hestia, la diosa del fuego, una de las diosas más fuertes entre los Olímpicos y hermana mayor de las 4 diosas olímpicas – ¡Esto es inaudito!

– Además es un hombre… – Artemisa, diosa de la cacería, rápidamente dibujó una expresión de desagrado total – Es tan… Tan asqueroso.

– Concuerdo contigo. – Démeter, diosa de la naturaleza y tercera entre las 4 diosas olímpicas de Grecia, fulminó a Alcides con una mirada llena de odio.

– … ¿Hablas en serio, Zeus? – Poseidón ni siquiera se había atrevido a mirar al joven Alcides, así que decidió consultar con su hermano menor pero rey del Olimpo.

– Si, así será. Aparte de los otros detalles que informé en la junta en el Valhalla, este será mi segundo decreto.

– … Está bien.

Poseidón asintió con la cabeza, se dio media vuelta, y se retiró de la presencia de Zeus, más que suficiente para que los demás miembros olímpicos dieran su aprobación aunque de mala gana; si el Zeus Enalios aceptaba esa decisión, ninguno de ellos se atrevería a cuestionarlo, y mucho menos después de lo que pasó con Adamas.

Una vez que todos se retiraron, el joven Alcides quedó con el rostro en blanco y bastante desanimado.

– Así que… Así son las cosas

– Claro que sí, joven Alcides. Estoy seguro que pronto se acostumbrarán a ti.

– … ¿Usted cree eso?

– … ¡Bueno, es hora de irme yo también…! Hermes, lleva al joven Alcides a su habitación. Mañana comenzaremos tu proceso para convertirte en semidiós oficialmente.

– … Está bien

Zeus se fue por su lado, mientras que Alcides y Hermes caminaron por los pasillos del Monte Olimpo para avanzar hacia la zona de habitaciones.

– … Oiga, señor Hermes

– Puedes llamarme solo Hermes.

– Ok… Disculpa, ¿Todos los dioses de aquí son así?

– No… En realidad, todos los dioses de todos los panteones son así.

– ¿Panteones? ¡¿Todavía hay más dioses!?

– Hay muchas cosas que todavía no sabes, joven Alcides. Una de ellas es que el Monte Olimpo no es el único lugar donde viven dioses; vienen de todos lados, de todas formas y tamaños, y en su mayoría comparten un sentimiento repulsivo hacia los humanos.

Eso está mal. – Alcides apretó uno de sus puños con seriedad. – Yo… Voy a cambiar eso.

Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora