Capítulo 73.2: Ira divina. Séptimo dios

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Una única expresión permanecía en el rostro y el cuerpo de la diosa de la luna.

Una boca cerrada a regañadientes, una paleta moviéndose entre los dientes para ser mordida con arrogancia, una mano sosteniendo un arma divina de luz en su espalda, el otro brazo levantado hacia los Cielos con un dedo levantado en directa ofensa.

Todos en las gradas, humanos y dioses, guardaban un silencio sepulcral. Una sorpresa que nadie… Nadie, ni siquiera los altos mandos divinos, esperaba presenciar…

Igualmente… Nadie podía contener sus emociones.

– Joder…

En su habitación, el ya recuperado Huitzilopochtli tenía mala cara junto a su madre y su hermano mayor; ahora con ambos ojos listos para presenciar ese momento, salió a la luz su reacción más sincera…

¡Qué divertido pedazo de mierda! – una risa desquiciada y sanguinaria que tomó a su familia por sorpresa.

– ¿¡Hijo!?

Cernnunos ya estaba en su habitación especial acompañado de sus pupilos que se encontraban en pequeños tronos alrededor de su cama de descanso; los 3 menores chillaban de rabia, mientras el aura del dios guardián celta de la naturaleza ardía de indignación y furia.

Del mismo modo, Zeus salió de su mesa de recuperación casi de un salto; caminar con la mitad de la vista le dificultaba bastante los movimientos.

– ¡Eh, enano…! – Adamantino trató de detenerlo – ¿Qué estás haciendo? No puedes estar--

– ¿Qué está pasando? – pero no fue impedimento para mostrar, a través de su cuerpo que quería estallar en músculos tras las vendas, la mítica furia divina del Padre de los Dioses.

Khonsu y Hathor comenzaron a destruir la anterior habitación de Sobek, mientras Anubis huía para evitar la furia de ambos dioses por haber interferido en su "venganza personal"; Afrodita se levantó de su asiento, emanando su aura rosa ahora en rojo carmesí de ira, tal que asustó a sus golems…

Thor empuñó la empuñadura de Mjölnir y atronó los Campos Elíseos, mostrando su furia de Berserker; Amaterasu estalló en llamas de fuego que destruyeron su asiento, al igual que el Emperador de Jade estalló en magia verde. Los yokai de la reina japonesa tuvieron que huir para evitar ser destruidos.

– ¡Mi señora…!

Syf destruyó parte de su asiento de un solo golpe, al igual que Ares destruyó el sofá en el que se encontraba; Hermes cambió su mirada por una oscura y poco amistosa, dejándose llevar por la misma ira divina.

Los Cielos enteros, después de 1000 años con la muerte de Poseidón y la traición de Buda, por primera vez estallaron en ira y furia.

Pero en los puestos humanos era muy diferente…

¡Mierda! ¡Qué bien…! – Leónidas tenía una amplia sonrisa en los labios – ¡Pero qué sensación tan increíble!

Dio una palmada cariñosa en el hombro de Sigrune para mostrar sus emociones a flor de piel.

– ¿¡No lo crees!?

– ¡Ahhh…! ¡Sí, sí! Eso mismo… se siente bien… – Sigrune le puso una mano en el hombro – No me lo esperaba… Pero…

» ¿Por qué… ¡Una diosa quiere luchar por nosotros!? No… ¡No tiene sentido!

Yo no me preocuparía por eso. Ya que… Esto evidentemente era parte del plan de nuestra "Brunilda".

El espartano dejó caer coquetamente un brazo sobre el hombro de su compañera valkiria, quien volvió los ojos a Leónidas… con una mirada llena de confusión.

Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora