Capítulo 71: En buenas manos

575 22 201
                                    

El sonido del cascabel atravesó la sombría oscuridad de la muerte. Un alma más para el reino de las sombras… Pero no cualquier alma.

Aquella luz, púrpura con un ligerísimo toque rosáceo, siguió descendiendo por Helheim hasta alcanzar la insólita velocidad de la propia luz…

¿Por qué tanta prisa? Tenía que llegar pronto a su lugar de descanso eterno, en la más densa oscuridad.

Una vez que llegó al fondo más frío y oscuro, se detuvo… quedó inmóvil en el vacío inmerso de la oscuridad mortal. Más que inmóvil, temblando ligeramente como si tuviera vida propia; una vida nerviosa y asustada ante esta nueva realidad. Sin posibilidad de escapar…

Pero no era todo para ella. La luz desapareció y reapareció en un nuevo lugar: un par de manos; un guante oscuro y una piel pálida y fría. Un movimiento de los dedos hizo que la luz púrpura se condensara en cristal, y el conjunto se comprimió en una esfera.

Los labios de la persona que sostenía la esfera emitieron un suspiro bajo, casi imperceptible, y con su máscara metálica y su pelo rojizo observó la nueva obra de arte que tenía entre las manos.

Una vez detectados los detalles que necesitaba, procedió a depositar la esfera cuidadosamente en su estantería, junto a una esfera verde con algo de azul; como si acabara de obtener un nuevo trofeo, en su pared de trofeos.

Trofeos que ganó sólo por existir allí…

– Entonces… La siguiente en caer fue la diosa de la buena fortuna de Svarga, Lakshmí…

» Gracioso. Yo habría apostado que tendría otro humano aquí… – Hela se llevó una mano a la barbilla, pensativa – Seis asaltos… Y apenas han logrado matar a 2 dioses.

– ¡Sí!

Aunque estaba lejos de la sala Eljudnir para los reunidos que había decidido mantener con vida, los gritos de todos ellos resonaron en sus aposentos. Seguramente, acababan de ver el resultado del combate en la pantalla.

La diosa nórdica volvió a suspirar, como si cada segundo de su existencia…

Cada segundo fuera un sufrimiento continuo.

– … Al fin y al cabo son humanos. Sólo saben emocionarse por las pequeñas cosas… Pequeñas victorias que conducen a la gloria final… La esencia del ser humano.

La esquelética puerta fue golpeada un par de veces, sólo para ser abierta por una sola persona con permiso para romper el cómodo silencio de Hela.

Su más fiel y longeva servidora, Modgud.

– La sexta ronda ha terminado: una victoria más para la humanidad.

– … Lo sé… – respondió con calma, como si ya supiera que su sirvienta siempre había estado allí – He tomado su alma.

– Muy bien. Quería asegurarme de que estaba bien.

– … ¿"De que estaba bien"?

– Perdóneme por ser tan atrevida… Pero sabemos muy bien, mi señora, que usted no siempre está bien cada vez que suena la campana.

– Sí, sí… Me encuentro bien. – Se llevó disimuladamente la mano desnuda al pecho, sobre el corazón – Nada de qué preocuparse… ¿Eh?

Otra campanada sonó dentro de su cabeza, lo que la hizo suspirar suavemente de nuevo; una nueva luz apareció en sus manos, de color gris oscuro, que se convirtió igualmente en una esfera de cristal. Hela resopló sorprendida tras su indiferencia.

Shuumatsu no Valkyrie - Last Ragnarok IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora