CAPÍTULO 28

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Lejos de la arena del Valhalla, en los interiores de la enfermería donde atendían a los que participaban en el Ragnarok y salían con vida, se podía ver cómo cierto jóven de cabellos castaños estaba abriendo sus ojos lentamente, mientras algunas vendas rodeaban su cabeza, había otras vendas en su brazo, y algo como una esfera transparente conectada con cuatro tubos que expulsaban un vapor azulado estaba colocada sobre su mano, la cual, en su combate, había sido perforada por completo.

El muchacho miró su mano, se estaba recuperando bastante bien, pero no podía levantarse, aún no se había recuperado por completo. A su lado, su Valkiria, le hacía compañía...

—¿Qué rayos pasó? —dijo el muchacho castaño.

Su Valkiria, se alegró de que finalmente haya despertado, puesto que cuando lo ingresaron en la enfermería, había perdido el conocimiento, un poco más y perdía la vida una vez más.

—Me alegro... de qué hayas despertado, Seiya —dijo Alvitr, quién en todo momento se mantuvo al lado de su humano. El volundr entre los dos se había terminado, pero aún así, ella permaneció a su lado todo ese tiempo, sin separarse de él en lo absoluto.

—No recuerdo cuando me desmayé, ni cuando llegué aquí, Alvitr... —intentó sentarse, pero le dolió cada parte de su cuerpo y no era para menos, los ataques de su oponente le dejaron heridas considerables.

—No intentes levantarte, tus heridas deben sanar primero, si esto fuera un hospital hecho por los humanos de seguro ya habrías muerto, pero no, ahora te estás recuperando rápidamente —dijo Alvitr, viéndole a sus ojos color miel.

—Así veo... —dijo Seiya, viendo su mano y como dentro de esa esfera, aquel vapor azulado estaba curando la herida de su mano a una velocidad impresionante, en pocas horas estaría recuperado al cien por ciento—, y veo que tú te has quedado a mi lado todo el tiempo, ¿Tanto te preocupas por mí?

Ella se sonrojó ligeramente y desvió su mirada...

—Solo te estaba cuidando, pero veo que ya estás bien así que me retiro... —antes de levantarse, el castaño la detuvo, diciéndole que no era necesario que se marche. Ella rodó los ojos, y se volvió a sentar a lado de él.

Seiya cerró sus ojos, era frustrante no poder ir a ver la cuarta ronda del Ragnarok. Suspiró con pesadez, abrió sus ojos y miró el techo...

—La cuarta ronda, espero que la humanidad pueda ganar, un empate sería lamentable...
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En la arena, el ogro estaba furioso, no, decir que estaba furioso era decir poco. Sus músculos de acero parecían hincharse, sus venas palpitaban salvajemente, la pelea le estaba costando más de lo que imaginó, su oponente no era una basura, era un oponente sin igual.

Cuando Shiva clavó sus dedos en su pecho, bombeando sangre más rápido de lo habitual. El sonido de los latidos de su corazón se podía escuchar con claridad, latidos fuertes, rápidos, todo eso mientras el color de su piel se tornaba rojizo, sus ojos se iluminaban y una apariencia monstruosa empezaba a asomarse, gruñía como una bestia, su poder se había incrementado como nunca antes.

La leyenda dice que, cuando llegue el momento del fin, Shiva estará ahí, bailará el Tandava y destruirá al mundo, lo consumirá todo, y todo quedará hecho cenizas.

Shiva comenzó a emanar fuego de su cuerpo de una manera espeluznante, el calor que emanaba era tanto que evaporó en milisegundos la sangre que corría por su cabeza y su cuerpo, cualquier otro humano se hubiera muerto ante el poder del dios hindú. El ogro quedó asombrado, y apretó sus dientes, la diferencia entre él y su enemigo se empezaba a notar demasiado.

RECORD OF RAGNAROK "LA ÚLTIMA ESPERANZA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora