CAPITULO 33

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Murasame seguía intentando cortar el cuerpo de Hércules, y es que eso era lo que bastaba, un pequeño corte de esa espada era lo que necesitaba nuestra querida Akame para ganar la quinta ronda del Ragnarok, y el eterno héroe bien sabía eso, por ese mismo motivo no podía permitir algo así.

Usaba muy bien su mazo para cubrirse de esos ataques, pero Akame cada vez ejercía más y más presión en el ataque. En las gradas, de lado de los humanos y un poco alejados de Night Raid, dos jóvenes estaban también observando el combate, un muchacho de cabellos de color negro azulado, chaqueta azul marino y una chica pelinegra, atuendo de color negro y con una bolsa de dulces variados los cuáles, devoraba y sin siquiera compartirle a su compañero.

—Esa Akame sí que sabe cómo montar un espectáculo, y eso que dijo sobre que ese dios no es el héroe de nadie es verdad, ¿No lo crees así..? —observó a la chica que estaba a su lado, la cual, era su pareja su novia—, ¿Kurome?

Kurome solo seguía comiendo sus dulces, no porque realmente los necesite comer en la actualidad, sino que lo hacía por, ¿Costumbre? ¿Adicción tal vez?, Sí, ella era adicta a eso.

—¿Así que puedes cambiar de Teigu eh? Querida hermana, eso es... interesante—pensó Kurome, llevándose a la boca una pequeña galleta a la cual, le dió un mordisco. Luego de eso observó a su novio y le dijo—, te amo pero no te daré de mis galletas.

—Oye... —murmuró Wave.

En la arena, Hércules ya se estaba cansando de tener que soportar los constantes ataques de esa espada, por lo tanto apretó con fuerza su mazo y le dijo a Akame, viéndole a los ojos...

—¡NO ME SUBESTIMES, AKAME! —un fastidiado Hércules logró detener el ataque de Murasame, bloqueando el ataque y por ende, a Akame también. Usando su mano libre golpeó a la pelinegra en su rostro mandándole a retroceder algunos metros arrastrándole por el suelo.

Los dioses gritaron emocionados por eso, y es que cualquier cosa que Hercules hacía para ellos era algo increíble, tenían a Hércules como un dios idealizado, la máxima imágen de la justicia, el mayor exponente de lo que justo y de lo correcto. Los humanos por su parte no, miles estaban enojados con el semidios griego.

Hércules se acercó a Akame quien aún seguía en el suelo, levantó su mazo hasta lo más alto con claras intenciones de aplastar su cabeza.

—¡Despiadada asesina, desaparece de mi vista! —exclamó el eterno héroe. El mazo descendió a toda velocidad, pero la jovencita pelinegra logró esquivarlo sin recibir daño alguno.

El mazo golpeó el suelo con tanta fuerza que creó un gran cráter, dejando ver, la enorme fuerza que Hércules tenía. El suelo se despedazó, una gran nube de polvo se levantó y los dioses quedaron maravillados. Cuando el polvo se disipó gracias al viento de la media noche, Hércules vió que Akame no había recibido ninguna herida de ese ataque.

—Debo decir que para ser solo una humana, eres bastante hábil, pero eso solo prolongará más tú sufrimiento, todavía puedes rendirte Akame.

—¿Cuántas veces debo repetirlo? ¡No voy a rendirme! —exclamó Akame—, seguiré luchando, hasta la muerte de ser necesario, pero jamás escucharás decir que me rindo, ¡Jamás!

—Hum, esa convicción es de admirar, es una lastima que tenga que acabar contigo —la miró directo a los ojos, se paró firme, como una figura imponente y justa enfrente de los malvados—, ¡En nombre de todos los que asesinaste, acabaré contigo Akame, lo juro!

—¡¿Aún no lo entiendes?! ¡Era necesario acabar con las vidas de esos miserables!

—¡¿Cómo se te ocurre decir algo como eso?! ¡Eres una vil asesina y no tienes ningún derecho de decir algo así!

RECORD OF RAGNAROK "LA ÚLTIMA ESPERANZA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora