CAPÍTULO 54

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Todos los dioses egipcios y algunos otros lo felicitaban por su increíble victoria en la séptima ronda. De no ser por su esposa difícilmente el guía de los muertos saldría por su propia cuenta de la arena. Antes de retirarse, observó a todos los dioses que lo estaban felicitando, y él levantó el puño y dibujó una sonrisa arrogante, estaba satisfecho de haber ganado su pelea, pero en el fondo un poco mal por haber perdido a la gran mayoría de sus tesoros incluido al más fuerte de todos, Mihawk.

Cuando se dirigía a la enfermería siendo ayudado por su esposa, en el pasillo que conducía a la arena, el guía de los muertos y su esposa Anput se encontraron con cierto individuo que, a Anubis no le caía tan bien que digamos.

—Que combate más difícil tuviste ¿O no es así, Anubis? —preguntó este hombre de cabellos negros y rebeldes, de mirada extraña pero aparentemente tranquila.

Anubis frunció el seño cuando lo vió arrimado a la pared...

—¿Qué rayos haces aquí? —preguntó Anubis.

—Nada, solo sentí curiosidad de saber cómo te había ido, y me parece algo increíble que... el gran... Anubis, haya sido herido de semejante forma por un simple mortal.

—No era un simple mortal, era el mejor espadachín del mundo, y el mejor que haya existido —respondió Anubis de forma un poco hostil ante ese individuo.

—Como sea. Me parece fantástico que hayas seguido manteniendo en pie aquella promesa que hicistes en el pasado, esa de "nunca volveré a perder un combate, no importa si me convierto en un monstruo, jamás volveré a perder". Me pregunto qué diría tú hijo fallecido, al que le prometiste eso, si te hubiera visto en ese combate jeje.

Anubis empezaba a perder la paciencia...

—¡¿Qué diablos es lo que quieres de mi?!

—Nada en particular, solo sentí curiosidad y quería ver cómo iban las rondas, después de todo pronto me tocará pelear a mí también, y no quisiera confiarme, los humanos han demostrado tener un enorme potencial a la hora de enfrentar a los dioses. Esas heridas tuyas son prueba irrefutable de lo que estoy diciendo.

—Vamos, no le hagas caso solo está molestando, tenemos que ir a la enfermería —Anput se llevó a su esposo dejando atrás a ese sujeto tan raro.

Anubis no le apartó la mirada hasta adentrarse en aquel pasillo y perderse en el mismo. Este individuo tan raro solo suspiró y colocó sus manos en su bastón con forma de calabera, si alguien como Anubis resultó severamente herido en su pelea, no quería imaginar lo que pasaría con él en su combate.

Promesas, sentimientos, relaciones... cosas banales y triviales, ni siquiera los dioses están libres de sentir esas cosas con sus seres queridos —pensó este sujeto. Sin más, tomó su bastón de nuevo y se retiró del lugar.
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Con nuestras queridas Valkirias, Brunhilde se encontraba dirigiéndose de nuevo a la sala donde escogía a los peleadores que representaban a la humanidad. Se limpiaba las lágrimas, lloró la muerte de su hermana menor pero, debía continuar con su labor de seleccionar al siguiente representante.
Mas sin embargo, en su trayecto se topó con alguien al que tenía que darle muchas explicaciones. Miguel se encontraba esperándola en ese pasillo, a lo que Brunhilde recordó que tenía que hablar con él cuando la ronda termine.

—S-Señor Miguel —una gota de sudor frío cayó por su mejilla, pronto ella se arrodilló ante el arcángel más poderoso de todos. Miguel se acercó a ella hasta ponerse enfrente suyo.

—Valkiria, no es necesario que hagas eso, mi señor es el único que merece recibir respeto de esa manera, ni siquiera esos dioses arrogantes se lo merecen. Vamos, ponte de pie —dijo Miguel con una voz tan serena y apacible.

Brunhilde tragó saliva y se puso de pie enfrente de aquel comandante divino. Verlo a los ojos daba un inmenso pavor, pero también al mismo tiempo, se sentía una tranquilidad tan grande, su presencia y su voz por igual.

—¿Qué es lo que desea de mí, señor Miguel?

—Solo quiero que me expliques de qué se trata todo esto, por qué estás ayudando a los humanos, no creo que sea porque te interesa su salvación ¿O sí? Me enteré que en el consejo del Valhalla interrumpiste la sagrada reunión de todos esos dioses bastardos, arriesgándote a ser erradica por haber hecho eso, y propusiste el Ragnaraok para que la humanidad tenga una esperanza al menos de ser salvada, ¿Pero por qué? ¿Tan amable y bondadosa eres? ¿Tanto amas a la humanidad?

Miguel se acercó a ella incluso más, Brunhilde no sabía o mejor dicho, no podía decirle el verdadero motivo por el cual todo este desmadre del Ragnaraok se estaba llevando a cabo. Ante el evidente nerviosismo de ella que la delataba y su silencio, Miguel comprendió que el motivo era otro...

—Veo que no es por eso, es extraño que una Valkiria quiera proteger a los humanos, es muy extraño.

—S-Señor Mi-Miguel, le aseguro que mis intenciones son... ge-genuinas, yo realmente quiero salvar a los humanos de la extinción, me parece injusto que todos vayan a ser exterminados por los pecados de unos cuantos.

Miguel la observó de manera penetrante y con desconfianza...

—¿Sabes que mentirle a un arcángel del altísimo conlleva a un castigo severo, cierto? Debes saberlo claramente. No me engañas Valkiria, tú realmente no quieres salvar a los humanos, no te interesan ellos puedo verlo en tus ojos, ¿Será que tal vez hayas planeado todo esto del Ragnaraok para salvar a tú..?

Estuvo a punto de decirle la verdad cuando, detrás de ella, Göll gritó su nombre mientras corría en dirección suya...

—¡Hermana Brunhilde! —cuando Göll se había acercado lo suficiente, se percató que su querida hermana mayor se encontraba en compañía de alguien más, y casi le da un ataque al corazón al ver de quién se trataba—. ¡Ay es el señor Miguel!

Miguel observó a Göll unos momentos y después volvió a mirar a Brunhilde...

—Bueno, ya veremos hasta dónde llega tú deseo egoísta, y será interesante saber si los humanos se salvan o no, pero te diré algo —colocó su mano encima de su hombro y ejerció una gran presión en el mismo, se acercó a su oído y le dijo, con un tono de voz tan serio que le puso los pelos de punta—, si planeas algo en contra de mí señor, yo mismo me encargaré de asesinarte, y también... de asesinar a ese hombre ¿Te quedó claro?

—N-No, por favor se lo suplico señor Miguel, a él no le haga...

—¡Ya dejé en claro mis intenciones! Espero que todo esto no termine mal para tí, Valkiria, nos volveremos a ver de seguro, cuídate mucho... Brunhilde.

Sin decir más, el arcángel más fuerte de todos se retiró del lugar dejando a la mayor de las Valkirias de rodillas en el suelo, tan blanca como una hoja de papel, sus manos temblaban y estaban tan frías, respiraba muy agitada, por no decir que estaba a punto de entrar en un ataque de pánico extremo. Göll agachó su cabeza cuando Miguel pasó a su lado retirándose de aquel pasillo. Luego de eso, la menor de todas las Valkirias corrió hasta donde se encontraba su hermana...

—¿Hermana Brunhilde te encuentras bien?

—¿Te parece que estoy bien? —preguntó Brunhilde, a quien le entraron unas ganas inmensas de querer derramar lágrimas, la presión que sentía sobre ella ahora escalaba a un nivel totalmente diferente, no solo Odin y Loki, sino que ahora Miguel también, los tres la tenían amenazada de MUERTE si algo malo ocurría.

Todo por un deseo egoísta de salvarlo. No debió haber aceptado la propuesta de Odín, ahora se estaba arrepintiendo de eso, se arrepentía desde lo más profundo de su ser. Pero quedándose ahí no llegaría a nada, debía ser fuerte y tener fé de que todo iba a salir bien, sí...

Todo iba a salir... Bien, ¿No?

Volvió a ponerse de pie, y en compañía de su hermana menor regresó a la habitación, debía apurarse y seleccionar al siguiente representante de la humanidad.

Desafortunadamente Zoro no logró ganar su batalla, pero esto todavía no se había terminado. ¿Quién será el siguiente representante de los humanos?

A) MINATO NAMIKAZE (el relámpago amarillo de konoha)

B) JOHAN LIEBHEART (el Monster)

C) RYUKO MATOI (la heroína más jóven de todas)

RECORD OF RAGNAROK "LA ÚLTIMA ESPERANZA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora