CAPÍTULO 46

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El ataque de Anubis era increíble, su técnica "Juicio Perfecto" era el método más rápido que él utilizaba para acabar con sus enemigos cuando no quería usar ninguno de sus valiosos trofeos. Zoro no podía moverse, luchaba con todas sus fuerzas pero le era imposible poder hacer algo, hasta sus espadas cayeron al suelo y él sin poder tomarlas.

Su corazón dentro de poco sería arrancado de su pecho y llevado a la balanza, si el pirata no era considerado una persona noble y de buenos sentimientos, tanto su alma como su espíritu serían erradicados por completo.

Los dioses egipcios estaban felices de que Anubis haya sometido a ese pirata, gritaban en repetidas ocasiones "JUICIO, JUICIO, JUICIO" porque ellos bien sabían que ese si corazón del pirata se dirigía a la balanza sagrada, prácticamente la victoria estaba del lado de los dioses.

—Este combate se terminó para tí, humano. Ven a mí corazón de pirata, anda a la balanza sagrada para que el juicio se complete —mencionó Anubis mientras tenía su brazo levantando y apuntando con un dedo el pecho del ex cazador de piratas.

—¡NO, POR FAVOR... ZOROOOOO! —gritó Göll de manera desesperada, ya que solo faltaba tan pero tan poco para que el corazón del ex cazador de piratas sea arrancado de su cuerpo.

Poco a poco los demás dioses empezaron a alentar a Anubis, empezaron a pedir sangre a gritos, actuando de una forma en la que no deberían hacerlo. Brunhilde y Göll observaron a todas partes, viendo la actitud de las entidades divinas.

—¡¿Pero qué les pasa a los dioses?! —preguntó Göll, aterrada, enserio, esa actitud tan sádica de los dioses no debería estar permitida en teoría.

—¡Señor Anubis, sangre, arranque el corazón de ese inmundo humano ahora! —gritó un individuo vestido con ropas y adornos egipcios.

—¡Usted puede señor Anubis, no hay nadie como usted, es único e imparable! —otro sujeto siguió aclamando el poder de Anubis.

—¡Muerte, mátelo señor Anubis acabe con él!

Anubis sonrió de la manera más retorcida posible al escuchar a los demás dioses, y también al ver que el pecho del peliverde empezó a desgarrarse y pronto a asomarse ese corazón. Si hay que ser sincero, diría que Anubis ya había ganado ese combate;mas sin embargo se llevó una gran sorpresa al ver cómo, enfrente suyo y sin previo aviso, una pequeña pluma de color blanco y muy brillante, fué cayendo poco a poco hasta llegar al suelo.

Eso desconcentró a Anubis, algo tan insignificante como eso lo desconcentró. Su técnica cedió y Zoro cayó al suelo de rodillas llevando su mano al suelo. Todos quedaron atónitos, no entendieron que era lo que había pasado, miraron la balanza que estaba grabada en aquel muro que estaba a las espaldas del guía de los muertos pero no había nada.

—¿Pero de quién es esa..? —preguntó Anubis, cediendo por completo su técnica sin poder arrancarle el corazón a Zoro.

—¿Qué fué lo que ocurrió? ¿No pudo hacerlo? —preguntó Brunhilde, viendo cómo la técnica se había detenido.

Pronto, tanto dioses como humanos pudieron escuchar lo que parecía ser el sonido de una Lira, sí, era el sonido de una Lira siendo tocada por alguien en ese mismo lugar, pero por más que voltearon a ver a todas partes, no pudieron averiguar dónde estaban.

No fué hasta el sonido de aquella melodía se había vuelto más intensa que dieron con la ubicación del sujeto. Levantaron la mirada, se llevaron una sorpresa al ver que, en una de las estatuas del dios egipcio, —la que estaba ubicada apuntando hacia el norte— cierta persona o, mejor dicho, cierta entidad estaba tocando ese instrumento, una melodía que transmitía mucho sentimiento de ira, frustración, molestia, pero también tristeza, impotencia, y demás...

RECORD OF RAGNAROK "LA ÚLTIMA ESPERANZA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora