Todo es tu culpa

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- ¡a!, ya no aguanto más – trate de calmar mis respiraciones.

- ¡Misión cumplida! – se abrazo a mi pecho.

Si con todo el ejercicio que hice en el gimnasio no logré sudar tanto con las que me hizo hacer mi novia si – mis gotas de sudor van cayendo como gotas de lluvias, creo que la palabra correcta es garuando – nos levantamos para tomar una ducha, con nuestros sudores mojamos hasta nuestro colchón diría yo.

Una vez vestidas bajamos a preparar el desayuno en mi defensa yo ayude a poner los platos y cubiertos.

- ¿Te gusto?

Habíamos terminado el delicioso desayuno, déjanos los utensilios en el fregadero .

- Si con  gustas te refieres a que estoy adolorida.

- Me refiero al desayuno - río.

Antes de que salgamos de la cocina, le di la vuelta agarrándola de la cintura y pegándola más a mi cuerpo mientras mi novia rodeo mi cuello con sus brazos dando cariñito en mi nuca.

- Lo se, pero también eres buena en lo otro – le di un beso suave en los labios.

- ¿Tu crees? – su voz salió seductora, dejándome con ganas de volver a la cama.

- Si no me crees puedo – me acerque más a su rostro, nuestros alientos se mezclaban sus labios entreabierta – dejarte hacerme lo que tu quieras esta vez.

Aun no habíamos juntado nuestros labios, tanto mis respiraciones como las de mi novia se mezclaban y formaban un calor inmenso en nuestro alrededor, sonreímos por que estábamos en una lucha de quien daría el primer paso – no quiero perder otra vez - ¡resistente Andy!, para mi mala suerte mi novia empezó a rosar con su pulgar por mis labios, cada toque hacia mi cuerpo erizar, mi cuerpo empezó a calentarse y no era precisamente por que estábamos en verano, es más estamos en invierno.

- No te vas a rendir ¿verdad? – negó apegando más su boca a la mía. – tramposa.

Junto más sus labios casi rosando con los míos - ¡tu puedes!, no ¡no puedo!, termine perdiendo por que fui yo quien terminó juntando nuestros labios para un beso desesperado, mi mano derecha subió hasta su nuca para juntas más nuestras bocas que peleaban por quien quería comerse, metí mi mano izquierda por debajo de su pijama agarrándola de los glúteos  mientras mi novia soltaba unos cuantos gemidos.

- A..or – soltó con su voz ronca, se separo de golpe – espera, ¿escuchaste eso?. – negué.

Vi sus labios hinchados y brillosos, esperamos unos segundos en silencio por que según mi novia escucho un ruido.

- No hay nada – la agarre para otra vez besarla.

¡toc! ¡toc! ¡toc!

- Eso si escuche - nos separamos calmando nuestras respiraciones.

Salimos de la cocina a paso lento, más bien yo por que si detrás de esa puerta esta quien creo que esta no sabia que iba hacer, aun no estaba lista de enfrentarlo.

- Amor, ¿estas bien? – asentí

- Iré abrir, espérame en la sala – Dani frunció las cejas pero asintió

Camine para abrir la puerta.

- Te demoras en abrir niña – entro mi madre casi empujándome, solté el aire que sin pensar estaba reteniéndolo.

- Deja de decirme niña – me queje llegando a su lado

- ¿Por qué demoraron en abrir? – su mirada se clavo en mi luego en Dani

- Importa – dije sentándome en el sofá.

- Interrumpí su mañanero ¿no? – río con malicia mientras el rostro de mi novia esta como el color del tomate.

- ¿a que viniste? – jale a  mi novia para que se sienta a mi lado.

- Vine hablar contigo y después secuestrar a  Dani unos minutos – me miro fijamente - solo será unos minutos.

- las dejo – Dani se paro -  voy alistarme -  mi novia despareció por el pasillo.

Cuando nos quedamos solas mi madre camino junto  mi lado haciéndose un espacio para sentarse.

- ¿Te sorprende? – pregunto.

- ¡No!, has hablado con el, desde ya te digo que no te metas – me pare.

- Pretendes que me quedé callada para ver como empiezan una guerra entre los dos – se notaba que esta frustrada – eres mi hija, pero necesito que por primera vez pienses en tu felicidad sin importar que – camino a mi lado – desde que la conociste te he visto feliz, esa niña que solía amar las pequeñas cosas que muchos creían que era estúpido – agarro mi rosto – se esa niña, tu papá  y yo estamos aquí.

- Es tu padre, es mi padre, es mi familia así a ti no te guste – me solté de su agarre - desde que mi abuela murió solo hemos sido los 2, no va cambiar por que el es mi familia.

- Y Daniela ¡que! – halzo la voz – se que no e sido una buena madre, eso me quedo claro – sus lagrimas salían – ¿que pasara con ella?.

- Sabré como protegerla – dije seria aunque por dentro tenia miedo – yo sabré..

- No quiero ver como la lastimas, ella no se merece y lo sabes – tenia razón, pero decidí ser egoísta - crees que no se a quien elegirías.

- Hablaré con el, se que el lo aceptara – espero que si -  tu no lo conoces como yo, si es solo a eso que viniste, mejor será que te vayas.

- Entonces asegúrate de no lastimarla – se limpio sus lagrimas – jamás me veras como a tu madre ¿verdad?, jamás me vas a perdonas por mis decisiones y lo entiendo, parte de mi tenia las esperanzas de que algún día me perdonarás, pero viéndote así con esa frialdad en tus ojos veo que solo actúas, finges…

- Es eso que te duele – solté con enojó  – por eso estas aquí para decirme estas cosas y quieres que corra a tus brazos y decir la buena madre que eres – no se que me pasaba pero cada palabra era enojo, dolor – sabes que no lo eres…

- Andy por favor - escuche su voz de mi novia, voltee a verla tenia esos ojitos rojos, estaba llorando – no necesitas lastimarla.

- Daniela.. yo – hablo m madre quien tenia lágrimas en su rostro. – no te preocupes, después hablamos – camino a la salida.

- Espera Isabel – mi novia camino con ella, tratando de detenerla.

Amor con aroma de café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora